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Necrológica

Por Lacalle del recuerdo

El mundo de la música despide a una figura fundamental en la escena asturiana de las últimas décadas

Despedir a alguien fundamental en tu vida siempre es duro. Ayer lo fue para todo el entorno de Curro Lacalle, familiares y amigos. No puedo posicionarme porque Eva, su madre, sus hermanas, sus hijos (Pablo y Gabi), su tía Alicia y demás familia siempre me consideraron "de casa". También lo era para Currín "el nuestru", como dijo al caer de la tarde y la lágrima Tomás Ázpiri, saxofonista de su Big Band, la "Patrulla Dixie", "Los Murciélagos" y otras aventuras musicales vinculadas al virtuoso guitarrista y productor, fallecido el domingo. Fundamental es la palabra, también para la música asturiana. Desde los 70, cuando formó parte de pioneros grupos de jazz-rock como "Liamba" y "Bambú". Mediados los 80 lo fue abriendo Saco Roto, un pequeño estudio-cuatro pistas que facilitó que muchos aspirantes a músicos pudiésemos grabar nuestras casetes mientras el ruido ahuyentaba a la clientela de la tienda anexa de chuches que su paciente hermano (también fallecido víctima del cáncer) regentaba entre el bajo y alto Postigo ovetense. Pero fue en 1988 cuando el rótulo sesentero de la peluquería Evali de su madre se hizo inseparable de la historia del rock asturiano. En la trastienda se montó el estudio-sello discográfico KM-444. Allí Curro y Carlos Pinto posibilitaron que grupos como "Los Berrones", "Los Cautivos", "Los Coronados" o "La Nave" -entre una larga lista- diesen sus primeros pasos, facilitando también el regreso de veteranos como Los Espectros. Cuando la puerta se atascaba había que atravesar la peluquería de Eva. Ella siempre tenía una sonrisa y una palabra agradable para nosotros mientras las señoras con rulos observaban atónitas el desfile: cabezas rapadas, tupés, pelos de colores, parkas militares, chupas de cuero, muñequeras de pinchos? Imagínense el día que vino Tino Casal? Después, arrancados los 90, aquel Postigo Bajo 43 se convirtió en Vudu Records con Curro, Rafa Infiesta (d.e.p.) junto a Cayetano y Charo Lasa. Allí dio cancha a "Avalanch", las "Nadira Indra", "Koniec", "Verde Cannaia" (con su hijo menor a la batería) y por fin, dos obras maestras de Lacalle en clave de jazz: "La Maladanza y Matinée", instrumentales que tuve el honor de titular. Siempre a su lado, sí, como en los últimos años Pepín, Pedro Carreño, Marah, Merche y su último orgullo: Álvaro, hijo de su hermana Virginia. Sólo a él le permitió tocar su preciada Ibanez, la que mantendrá vivo su apellido en los escenarios. Hoy volveré a esperarte en La Tapina, Currín, porque sé que nunca te irás del todo.

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