"Un pájaro nacido en una jaula cree que volar es una enfermedad", decía el chileno Jodorowsky, un tipo del cine y de la cultura pop. En Oviedo, una parte de la Universidad se constriñe en el campus de Llamaquique. En una jaula pequeña, ya no es que volar se vea anormal, sino que el hecho de crecer es un sinsentido. Si no se cabe, para qué ganar tamaño.
La subida de las facultades de Llamaquique al Cristo, dentro del plan de recuperación de los terrenos del viejo hospital, es una de las piedras angulares del proyecto. El rector, Santiago García Granda, quiere reunir allí arriba toda la potencia científica de la Universidad. Con ellos irían otros jóvenes fundamentales, los futuros maestros de nuestros hijos, sus orientadores, sus pedagogos... Y, posiblemente, aunque de momento no están muy a favor, los geólogos en ciernes. Esto no es un plan de un par de días. Se llevará años poner todo en marcha, ordenar papeles, conseguir permisos y aunar voluntades. Por eso convendría ir poniendo las ideas en el papel, para preparar las buenas y desechar las menos afortunadas. Para, y es de lo que se trata, estar preparados cuando sea el momento de dar el salto. Al fin y al cabo, el objetivo es conseguir más espacio para los mejores. Darles una jaula mayor, enorme, una que no les limite.
