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Crítica / Música

Fados para el centenario de Amália Rodrigues

Una noche especial en torno a la música portuguesa

Podríamos decir que el fado es una lúcida interpretación portuguesa de la vida, que se celebra y comparte en grupo, con música, poesía y canto, y añadir, con palabras de Alexandra Carita y João Simão, que fado es una "palabra enorme que lleva dentro todo lo que quisiéramos ponerle. Nace todos los días y no muere nunca. Se eterniza cuando la pronunciamos. Hace eco. Hiere. Hace sonreír. Es una lágrima y una sonrisa. Es nuestra. Arrasa. Recompone. Hace temblar. Da escalofríos". Y así, con este fado, la Asociación de Amigos del Fado de Asturias, ha querido celebrar el centenario del nacimiento de la famosa y también inmensa fadista Amália Rodrigues con dos cenas, para unos setenta comensales en cada caso, en restaurantes de Gijón y Oviedo, que contaron con la presencia y actuación de la fadista Cristina Madeira, con un repertorio de fados interpretados muchas veces por la diva homenajeada. Con ella vinieron de Lisboa los músicos Pedro Marques, con la guitarra portuguesa, y Lelo Nogueira, con la viola de fado, en el que además se da la circunstancia de haber acompañado en numerosas veladas fadistas a Amália, cuando ella era una veterana artista y él un joven que comenzaba su carrera musical y artística.

Cristina Madeira, nacida en la ciudad miñota de Braga, es una consagrada fadista, residente (habitual) en el Clube de Fado del castizo barrio de Alfama en Lisboa, tiene tres discos grabados y ocasionalmente actúa también en otros escenarios portugueses y extranjeros.

Pedro Marques es de Setúbal -preciosa ciudad vecina a Lisboa- se dedica por completo a la guitarra en su tierra y en numerosos espectáculos y casas de fado de Lisboa. Ya lo conocemos bien aquí, porque desde hace años ha acudido en varias ocasiones a Gijón y Oviedo acompañando a otras fadistas. Es un guitarra portuguesa también ya consagrado, que pone el alma castiza, el estilo y también su notable capacidad de digitación con las cuerdas y con el plectro (la púa-uña artificial). Y Lelo Nogueira -nacido en Boticas, cerca de Chaves- es un violista desde su adolescencia, que durante los doce últimos años de Amália Rodrigues (1987-1999) la acompañó en sus actuaciones en Portugal y en el mundo; a título anecdótico se puede decir que ella lo rebautizó como "Lelo" (de Manoel) nada más conocerlo y así quedó.

Con un público entregado y que supo guardar muy bien los silencios y actitudes que necesita el fado, los músicos hicieron dos guitarradas (fado solo con guitarras, sin la voz de cantantes) impresionantes y estremecedoras, con las "Variações em la menor de Armandinho" y "en fa de Fontes Rocha" al inicio de las dos partes de la actuación que tuvo lugar tras la cena; luego siguieron los fados castizos y fados-canción de Cristina, entre los que destacaría el "Fado Peniche", "Medo", el "Fado Versículo" y la canción folclórica "Hortela mourisca", por ejemplo. Las veladas resultaron todo un éxito, para recordar y para comenzar de nuevo a tener "saudades" de la próxima que se organice, como suele ocurrir casi siempre con el fado en territorio asturiano.

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