Estar confinados da para mucho: recolocar ideas, pensar en cómo son las cosas y cómo nos gustaría que fuesen, relativizar hechos que indignaban o entristecían, ser sensibles a nuevas situaciones, retomar asuntos olvidados, sentir críticas que estaban solapadas?

Tiene que pasar una tragedia, como la del covid-19, para darnos cuenta lo que significa vivir, donde tienen cabida muchas opiniones y actuaciones.

Y aquí empieza el escrito que, un gran número de vecinos, quisiera dar a conocer a la opinión pública.

Primeramente, situar la calle Gascona en boca de personas que la frecuentan, unos de la ciudad y el barrio y otros de fuera: céntrica, popular, de trato exquisito, ambiente distendido, de visita obligada, hospitalaria, alegre, con buen ambiente, el mejor sitio para quedar con los amigos ¡Esto no queremos perderlo!

En segundo lugar, toca analizar las quejas que algunos vecinos han hecho públicas. No se trata de seguir abriendo brecha, hay planteamientos por parte y parte que tendrían que tratarse con diálogo y dejando la denuncia aparcada. No se puede estar analizando con lupa cada error cometido y creando un clima de permanente confrontamiento.

¡Esta no es la calle que queremos!

Por último, y ya que estamos en una fase crítica en la desescalada, animamos a vecinos y hosteleros a crear un espacio de armonía, cediendo unos y aceptando otros y así el vecindario de Gascona se situará donde debe estar.

¡No se puede perder el sentido de vecindad y las buenas maneras!

Recordemos un fragmento de una de las canciones que cantábamos los vecinos a las ocho de la tarde: "Al vernos desde lejos tan unidos, empujando al mismo sitio, solo queda un poco más".