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CRÍTICA / MÚSICA

Repertorio español para el reencuentro

Arteta, la Ofil y el público disfrutaron de una gala con mucha simpatía y ganas de música

La gala lírica de Arteta y la Oviedo Filarmonía trascendió los aspectos exclusivamente musicales. Fue una jornada de reencuentro con la actividad concertística ovetense y para el apoyo a la cultura. La propia Arteta, a quien Oviedo aprecia mucho, fue recibida con una calurosa ovación.

Incidió la soprano en las "ganas de música" que tiene el público, y no le faltó razón, porque a pesar de la falta de planificación institucional en la venta de entradas en las taquillas, fueron muchos los que asistieron al Auditorio dispuestos a cumplir con todas las medidas de seguridad necesarias para celebrar la reapertura de uno de los grandes pilares de la música en Oviedo.

El programa elegido para esta reapertura estaba centrado, con algunas excepciones, en música española. Preludios y romanzas con algunas concesiones a la canción lírica, como "Alfonsina y el mar", donde Arteta dio buena muestra de su experiencia en el terreno del recital, creando atmósferas intimistas y nostálgicas, con una dicción muy precisa. Se mostró muy cómoda durante toda la gala lírica, agradecida con el público y la orquesta, sin perder un ápice de simpatía, ni siquiera incluso cuando la memoria le jugó una mala pasada con las letras. Intentó compensarlo con arrojo e impregnándose de la chulería madrileña adyacente a este repertorio, para la que no podía faltar el mantón de Manila. Fue muy aplaudida la "Canción de Paloma", de "El Barberillo de Lavapiés" y las dos propinas, las carceleras de Chapí y el zapateado de "La tempranica", adaptado a los tiempos del covid.

La Orquesta Oviedo Filarmonía y su titular, Lucas Macías, contribuyeron también a elevar la calidad musical de esta gala lírica. Ofrecieron una lectura rigurosa de los preludios e intermedios de Chueca, Guridi y Soutullo y Vert, un repertorio maltratado en ocasiones, que el pasado jueves destacó por su frescura, la sonoridad de la agrupación y su labor de conjunto, controlando los balances, y por su ligereza al acompañar a la soprano.

Es importante agradecer asimismo a artistas, organizadores y personal de sala su esfuerzo para que la cultura sea una actividad segura en estos tiempos. Por su parte, el director Lucas Macías también comentó que se trataba de un momento muy especial en un época difícil. "No sabíamos cuándo podríamos volver a hacer música en una sala". Parece que el momento es ahora.

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