Al pasar por Uría, me he fijado en que han adornado la calle con las banderas de todos los países americanos, como todos los años. Se me ha ocurrido comentar en voz alta, así de pasada, que el Día de América en Asturias no era precisamente lo que más iba a echar de menos estas fiestas. El compadre ha saltado como un resorte. Absolutamente indignado.
-¿Habrá cosa más guapa en esta ciudad de pijorolos que la fiesta de América en Asturias?
-Hombre, es una cabalgata. Reconozco que cuando era crío me prestaba, pero ahora me parece un follón.
-¡Un follón! Pero ¿tú qué torollu llevaste en la cabeza, carbayón? ¡Si es lo único genuino de todo lo que tenéis!
-Pues para mí es un día ruidoso, con las calles cortadas?
Cada palabra que digo parece cabrearle más que la anterior. Se pone de pie y me señala con el dedo.
-Cuatro cosinas te voy a decir? La primera, que es una fiesta que fundó el dibujante Alfonso, y solo por eso ya se te debería caer la cara de vergüenza por la mamarrachada que estás diciendo.
-Vale, lo considero como un argumento. Alfonso merece todo mi respeto.
-La segunda, que es una muestra de folclore y de convivencia cultural sin comparación en el mundo entero.
-No soy yo muy folclórico, pero te la compro.
Pese a mis concesiones, el compadre aún sigue en estado efervescente. Su tono de voz va en aumento.
-La tercera, que las mayores fortunas de esta ciudad le deben su prosperidad, su arquitectura, las palmeras y los haigas a los emigrantes americanos.
-Correcto, incluyendo a mi propia familia.
-La cuarta, mecagüenmontecerrao, que no hay Día de América en Asturias que no caiga una tormenta de la Virgen y ahí salen las pobres brasileñas jugándose una cistitis sin una mala queja -grita golpeando la mesa de la cafetería.- ¡Y la quinta?!
-Dijiste cuatro, manín... -atajo.
-¡¡¡Y la quinta!!! Agarra el coche que vamos a Ranón.
-¿A Ranón? ¿Al aeropuerto? ¿Para qué? -le pregunto desconcertado.- ¿Adónde quieres ir? Si despegan menos aviones que días de vacaciones tiene un autónomo?
Pero en su cara reconozco esa determinación imparable que tiene mi amigo en sus arrebatos de locura.
-Vamos a robar el madreñogiro de Pinín. Te juro por lo más sagrado que el sobrín de Pinón y Telva no se queda sin desfilar este año.
