La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pablo de Lillo para San Mateo

Mucho me presta el cartel de Pablo de Lillo. Genaro, hermano de Clarín, es antepasado del artista. Nada de Oviedo podía serle ajeno, que dirían Alarcos y Avello o Fernández Campo y Pérez de Ayala. Tampoco de Salinas, pues su bisabuelo es iniciador del enclave estival de la intelectualidad, incluido Ramón Cajal. Genaro Alas, inspirador de Carlos Ozores en "La Regenta", incorporó la sidra, como hogaño y antes en la gran novela, a mesa doméstica, entre tertulias arreglamundo y libros, que en camino inverso a la bebida asturiana tienden a desaparecer de la dieta cotidiana.

Lillo, ahijado de Fefi Cervero y Chano García, utiliza la malherida pieza de Antonio Suárez de Los Álamos. De enhorabuena Laura Díez, Carlos Llaneza y Los Franciscanos, insistentes en esa recuperación. Antonio no fue comprendido por paseantes, antes novelados en otra integrante de la nómina bien novelada, "Un tal Suárez". Los viandantes ojeaban el mosaico alquilando aparatosas sillas.

Suárez buscó en París la inmensidad de Orlando Pelayo, tan astur como él. Tuvo, sin embargo, buena acogida en la vieja Oficina Técnica del Ayuntamiento por Muñiz Uribe, Joaquín Suárez y demás. El amarillo en Lillo, que primitivamente apenas resaltaría en el mármol pisado, besado diría Borges, lleva a las ingenuidades mediterráneas de Miró/Tapies/Clavé. ¿Existió alguna vez la Excavación de Kooning? ¿O, incluso, los Mondrian, Kandinsky, Pollock, Jaime Herrero, Luis Fernández...? Mágicos y kafkianos coinciden en mariposas gualdas, que marginan los modistos.

Cuando la tasa, o concesión sitial finiquitó, debida también a inflaciones y ausencia circulatoria de perronas, los viandantes debatieron todavía el sin sentido del arte moderno. El mosaico sirvió a la ciudad y al arte hasta la salvífica inyección de Pablo.

En mi tiempo municipal, hubo tregua con la hostelería en asonante: "Lo primero / San Mateo"; instantes de fábula propiciados por Covi Bertrand y el "Ven a Oviedo y Salsipuedes" de Covi/Corral. Para Juan Cueto, Ángel González, Chus Quirós, Vivancos... sobrevolaba el contracultural "Madrid me mata", de Tierno, Almodóvar, Alpuente...

La obra de Lillo, en el que confluyen regadas raíces, nos abraza, aún con el oxímoron ¡a codazos! o el asiático sawatdika de higienista moda, en medio de la pelmaza pandemia.

Compartir el artículo

stats