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La piedra cubana del Centro Asturiano

Los intercambios de roca entre Asturias y Cuba

Durante el período comprendido desde mediado el siglo XIX hasta comienzos del XX se desarrolló en Asturias una fuerte emigración hacia Hispanoamérica y de manera destacada a Cuba. Tal fue la pujanza de la población asturiana en aquel lugar que en el año 1886 se creó el Centro Asturiano de La Habana, sociedad de la que dependieron amplios sectores de la colonia astur en la gran isla del archipiélago del mar de las Antillas. Un importante logro de esta obra social fue la creación en 1897 de una casa de salud, la Quinta Covadonga -hoy convertida en el Hospital Salvador Allende-, para atender a sus asociados.

La destrucción del inmueble que ocupaba esta sede del Centro a causa de un voraz incendio en 1918, propició la construcción de una lujosa mansión, conocida como Palacio o Casa de Asturias; de estilo ecléctico, fue diseñada por el arquitecto Manuel del Busto Delgado e inaugurada el 29 de noviembre de 1927. Sirvió de centro social, llegando a contar con una gran cantidad de miembros y un enorme poderío económico, además de socorro y ayuda mutua para los inmigrantes astures en aquella isla. Expropiado el edificio por el gobierno cubano en 1960, hoy acoge las colecciones de arte universal del Museo Nacional de Bellas Artes, en cuya cafetería luce una reproducción de Los Borrachos o El Triunfo de Baco del pintor Velázquez.

Viene esto a colación por el encargo que se hizo para labrar la primera piedra del susodicho palacio. Recoge el hecho la "Revista Covadonga", en un artículo de 15 de enero de 1923 firmado por Leopoldo Trenor con el título "Las canteras de la Virgen", ya que el material hábilmente elegido para grabar la enseña asturiana procedía precisamente de Covadonga.

El trozo de caliza pesaba una tonelada y en una de sus caras, enmarcada con una greca, estaba esculpida la Cruz de la Victoria; iba acompañado por una inscripción en la que se leía: "El Cabildo de Covadonga al Centro Asturiano de La Habana, 1.º de agosto de 1923".

Sin embargo, no es éste un caso aislado, pues unos años antes la "Sociedad Española de Beneficencia en Buenos Aires" proyectó construir en el cementerio de la Recoleta, de la capital argentina, un panteón de españoles. De igual manera se llevó un ejemplar de idéntica materia pétrea al mausoleo, "así descansarían sobre tierra asturiana los que no tuvieron la dicha de morir en la tierrina".

Estos plomizos bloques fueron extraídos de una cantera que existía en Covadonga, donde aflora una caliza rojiza del Carbonífero denominada por los geólogos "Caliza Griotte". Se trata de la roca más emblemática de nuestra región al ser muy utilizada para tallar los sillares de edificaciones en buena parte del oriente astur, entre ellas la Basílica de Covadonga.

Recoge el escrito de la revista antedicha la siguiente frase: "Sobre tan sólidos cimientos de patriotismo y de fé, la gran Casa asturiana en la Habana será moral y materialmente un pedazo de la propia tierrina con todas sus incomparables dulzuras". Finaliza la noticia el autor con este adagio: "Sobre esos bloques, nobles hermanos, escucharán vuestros corazones el murmullar de las aguas del Deva y los ecos triunfales del Himno de Covadonga".

Estos envíos de roca asturiana hacia tierras americanas, preludian otro acontecido en 1928, cuando se colocó piedra de allende los mares en el sanatorio antituberculoso del Naranco, hoy convertido en el Centro Asturiano de Oviedo. En esta ocasión el origen del sillar marmóreo procedía de una cantera de la isla de la Juventud -bautizada por Colón con el nombre de Evangelista y largo tiempo conocida como cayo de Pinos-, al suroeste de la principal ínsula caribeña; esta petrología se hizo famosa al haber sido utilizada como piedra ornamental en la construcción del Capitolio Nacional de La Habana, considerado como el edificio más imponente de la ciudad.

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