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CRÍTICA / MÚSICA

Músculo sinfónico

La OSPA cierra su tercer concierto de abono y culmina a buen nivel un exigente mes de octubre

Nuevo concierto de la OSPA que, a pesar de las cancelaciones de última hora y las cada vez mayores restricciones debido a la crisis sanitaria, mantiene la calidad de su programación. En esta ocasión, las bajas de Esther Yoo y de Ion Marin obligaron a poner al frente de la sinfónica del Principado al solista Jesús Reina y al director Josep Caballé Domenech (a grandes males?), con un programa compuesto por obras de Beethoven y Brahms.

En el primer movimiento del "Concierto para violín en re mayor" de Beethoven ya quedó clara la intención de Caballé en el manejo de la orquesta, contrastando acertadamente los pianos y los fortes para evidenciar la huella beethoveniana de ese nuevo lenguaje que experimenta el genio de Bonn en esta pieza, a medio camino entre el clasicismo y el romanticismo. No exento de alguna entrada desajustada con la orquesta, Reina mostró todo su potencial en una cadencia de gran belleza.

El segundo movimiento desplegó todo el lirismo de la sinfónica del Principado y del violinista malacitano en un tema muy poético, ideal para el sonido brillante de Reina, potenciado por el celo en el manejo sonoro que hizo Caballé de la agrupación asturiana, siempre arropando con mimo al solista. El "Rondó: allegro" final, lleno de vitalidad, profundizó todavía más en el cuidado del volumen y en un discurso musical hábilmente concebido.

El violinista español se percibió especialmente cómodo en las dos propinas con las que deleitó, agradecido, al auditorio ovetense. En "Les deux gitarres", se lució con una pieza virtuosa y ágil. Por contra, en el "Adagio en sol menor de la primera sonata para violín solo" de Bach, explotó su brillantez en un registro más sosegado con una interpretación muy contenida y llena de emoción.

La segunda mitad del concierto estaba destinada a la "Sinfonía número cuatro en Mi menor" de Johannes Brahms. El "Allegro giocoso", con mayor libertad de la sinfónica, resultó más plano y menos rico. Sin embargo, los dos primeros movimientos mostraron una orquesta seria, ajustada y muy compacta, con una sonoridad potente pero equilibrada, y con unos crescendos muy expresivos.

En definitiva, una velada musical agradable, con un solista de altura, un director avezado y dominador sobre el pódium y una orquesta que mantiene el nivel exhibido durante todo el mes de octubre y que esperamos seguir disfrutando próximamente, pues si algo nos ha enseñado la pandemia es que la cultura es necesaria y segura.

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