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Arqueología para todos los públicos

La asociación La Ponte, integrada por historiadores y científicos, realiza investigaciones en el concejo de Santo Adriano con el objeto de recuperar su patrimonio cultural y darlo a conocer a los asturianos

Visitantes en una de las cavernas. julián rus

Jesús Fernández y Pablo López son arqueólogos. Pero dos arqueólogos un tanto atípicos. Su misión no es sólo investigar y escribir artículos científicos, sino transferir sus conocimientos a los asturianos de a pie. Aquí es donde entra en juego su asociación: La Ponte-Ecomuseo, con sede en Santo Adriano e integrada por unas cuarenta personas, entre vecinos, historiadores y científicos. Todos ellos decidieron en el año 2011 darle un giro de 180 grados a su concejo. O al menos intentarlo. "Los valores sobre los que siempre se quiso asentar la identidad de este territorio son los naturales cuando tenemos un patrimonio histórico y cultural riquísimo", manifiestan.

El mejor ejemplo de este patrimonio lo constituyen la iglesia prerrománica de Tuñón -una de las joyas artísticas más desconocidas de la región- y las cuevas del Conde y del Abrigo de Santo Adriano. Estas dos cavidades, ubicadas en el entorno de la aldea de Tuñón, contienen algunas de las manifestaciones gráficas más antiguas de Europa, las cuales se corresponden con la primera etapa del Paleolítico. Pese a su relevancia cultural, tanto una como la otra permanecieron durante décadas en el olvido. "Tuvimos que trabajar mucho para abrirlas al público. Nadie nos ayudó. Sacamos dinero de nuestro bolsillo tuvimos para limpiar un vertedero que había junto a la cueva del Abrigo", asegura Jesús Fernández, presidente del colectivo e investigador de la Universidad de Oxford.

Gracias a su esfuerzo y al del resto de sus compañeros, hoy la asociación La Ponte organiza visitas a estas dos cavernas en colaboración con la Consejería de Cultura del Principado de Asturias. El itinerario se completa con la entrada a las cuevas de La Lluera, en San Juan de Priorio (Oviedo), que están consideradas por los expertos como el santuario exterior más importante del arte paleolítico en Europa. Las cuevas, que en la actualidad gestiona la asociación de los Valles del Trubia, fueron reabiertas gracias a la presión vecinal y están declaradas bien de interés cultural desde julio de 2007. "Aunque las cavidades se encuentran en municipios diferentes, es positivo enseñarlas de forma conjunta, ya que pertenecen a la misma etapa. Las excursiones tienen un éxito tremendo, quizá porque la mayoría de los asturianos desconocen que existen estos tesoros", explica Fernández.

Además de estas visitas, La Ponte ofrece, bajo demanda, una ruta por Santo Adriano con paradas en la casa campesina de la Villa Fondera y en las iglesias de Tuñón y San Romano. Durante su desarrollo, los arqueólogos e historiadores locales aprovechan para dar a conocer a los turistas los resultados de las investigaciones que realizan en el concejo.

Una de esas investigaciones se está llevando a cabo estos días en San Romano como complemento a unas excavaciones arqueológicas iniciadas en el año 2009. Fruto de estos trabajos se descubrió la aldea altomedieval de San Romano, origen de la actual Villanueva, fechada entre los siglos VIII y X d. C. En ella se centró la tesis de Jesús Fernández, que fue presentada en 2012 en la Universidad de Oviedo con el objetivo de dar voz a los campesinos que habitaron los Valles del Trubia en la Edad Media. En ese estudio, el arqueólogo llega a la conclusión de que el campesinado de aquella época cultivaba cereal y tenía una ganadería diversificada (vaca, cabra y cerdo).

Partiendo de estos datos, los vecinos de Santo Adriano retomaron el pasado lunes las excavaciones. En ellas colaboran, bajo la dirección del profesor Gabriel Moshenska, un grupo de estudiantes de Arqueología de la University College London. "Lo que estamos haciendo ahora es descubrir algunas de las construcciones para hacernos una idea de cómo eran las comunidades rurales campesinas durante la Edad Media y cómo aprovechaban el territorio", precisa Fernández.

Para ello, los científicos tuvieron que retirar primero con excavadoras las capas superficiales de la tierra y luego seguir a mano las labores. Los primeros contactos con la aldea de San Romano -el área de trabajo es de treinta por tes metros- han revelado que parte de las estructuras aparecen cubiertas por sedimento aluvial procedente del arroyo más cercano (reguero de San Romano).

Esto se debe a un episodio torrencial que destruyó la zona de hábitat entre los siglos XIII y XIV. Jesús Fernández indica en su tesis "Aproximación arqueológica a la génesis y evolución del poblamiento medieval en un territorio de media montaña" que esa inundación coincide con un momento de cambio climático: el arranque de la Pequeña Edad de Hielo. En este período se produjo la crecida de algunos ríos, como el Narcea, que a mediados de la decimocuarta centuria arrasó la vega de Soto. También los valles de los ríos Aller, Lena y Caudal sufrieron inundaciones periódicas durante los siglos XIV y XV.

"Hemos encontrado un amasijo importante de piedras, que ahora estamos retirando con el fin de estudiar las líneas de cimentación de las construcciones", señala Fernández. Los trabajos, que están financiados a través del proyecto de I+D+i del Gobierno de España y cuentan con la colaboración del Ayuntamiento de Santo Adriano, tienen su relevancia arqueológica, ya que se trata de la primera aldea medieval que se excava en Asturias. El impulso de la arqueología agraria es precisamente uno de los rasgos identificadores de la asociación La Ponte.

"Lo que más se ha estudiado a lo largo de la historia son los centros de poder político y religioso (castillos, palacios, iglesias, monasterios...). Sin embargo, no sabemos nada de más del noventa por ciento de la población de la Edad Media, que son los campesinos. Nosotros desde el principio decidimos centrarnos en ellos", explica Pablo López, arqueólogo y coordinador de la parte de divulgación de la asociación. De él depende que las investigaciones sean conocidas por el ciudadano.

"De nada sirve hacer una excavación y reflejar los resultados en un artículo científico si luego esa información no llega el público. Nosotros lo que hacemos es rebajar el discurso de la ciencia y creemos que se debería de hacer más", sostiene López. Este arqueólogo también cree que excavaciones como la que hoy acaba en San Romano de Santo Adriano son fundamentales para solucionar la difícil situación que atraviesa ahora el campo asturiano. "No queremos vivir en el siglo XIX, pero tenemos que entender cómo vivían en esa época para poder solucionar los problemas actuales", agrega.

¿Y cuáles serían esas soluciones? Pablo López apuesta por reivindicar los espacios comunales y fomentar las relaciones interpersonales. "Habría que aprovechar los recursos de forma privada", dice. En este contexto, La Ponte abre un debate sobre la gestión y titularidad del patrimonio cultural. "¿Debe ser un bien público, gestionado desde las administraciones del Estado, o debe de ser de interés común, gobernado por las comunidades locales? Quizás haya llegado el momento de plantear un cambio en este sentido y dar un paso más allá", plantean sus integrantes.

Por el momento, ellos avanzan en esa dirección. El colectivo no sólo está compuesto por científicos, sino también por vecinos. Unos y otros tienen el firme compromiso de conservar el patrimonio cultural de Santo Adriano, con el añadido de dinamizar el concejo y generar empleo. Cada año participan alrededor de un millar de personas en las actividades que organizan. Con ellas, La Ponte también contribuye a revalorizar el paisaje de la zona y a corregir la desviación naturalista sobre la que a su juicio se sustenta Santo Adriano.

El nuevo modelo de gestión que proponen puede ser la salvación de un concejo con menos de 250 habitantes y en donde el sector primario lleva ya varias décadas en franca regresión.

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