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El campanu, la fiesta del salmón que alimenta el turismo ribereño

El comienzo de la temporada de pesca con muerte reaviva el debate sobre la venta de capturas en los restaurantes

El campanu, la fiesta del salmón que alimenta el turismo ribereño

Muerte para el salmón, vida para los ríos asturianos. Hoy empieza la temporada tradicional de pesca con casi 10.000 cañas en el agua que pelearán por sacar el campanu del Principado. El primer pez de la campaña no sólo mueve dinero en la subasta -el año pasado, 5.500 euros-, sino en torno a ella, en restaurantes y hoteles. La fiesta se convierte en un motor económico que impulsa a las localidades ribereñas y, en especial, a Cornellana (Salas) y a Cangas de Onís. ¿El problema? Que el esplendor sólo dura un día. Los aficionados a esta práctica deportiva proponen ampliar la temporada a marzo y comercializar los salmones capturados para aprovechar su tirón turístico. Sin embargo, estas propuestas enturbian las aguas en algunas zonas de la región, donde no encuentran respaldo. La polémica está servida. Como siempre.

"Yo me hago la siguiente pregunta: si pesco un pez y es mío, ¿por qué no lo puedo vender? Con todos los gastos que me conlleva capturarlo (cebos, licencias, indumentaria...), debería poder hacer lo que quisiese. Además, eso atraería mucho turismo", reflexiona José Manuel Mori Cuesta, conocido en los ríos como "El Marqués". En la otra orilla está Pablo Osendi, de la asociación El Banzao, de Tineo: "Estoy totalmente en contra de la comercialización, porque al final en el agua no veríamos salmones, sino billetes de 100 y 200 euros. Si eliminamos esa veda, estaremos haciendo presión sobre el recurso". Cada postura tiene sus seguidores y detractores. Y pese a las diferencias todos consiguen ponerse de acuerdo en una cosa: hay más demanda que oferta.

Según estimaciones de la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, en la actualidad hay 9.500 licencias y 3.029 salmones. Falla la gestión, dicen los deportistas, que exigen una apuesta seria por la repoblación. La normativa establece que cada profesional sólo puede pescar un pez por día, hasta alcanzar un máximo de cuatro ejemplares. Una vez conseguido ese cupo, el ribereño deberá suspender el ejercicio y pasarse a la pesca sin muerte, una práctica que no suscita la misma afición. "Son cuatro, lo que quiere la gente es llevarse el salmón a casa", dice Antón Caldevilla, presidente de la sociedad El Esmerillón. La avalancha de deportistas durará hasta el 15 de julio, día en el que concluye la temporada con muerte.

Los aficionados gastan 900 euros cada campaña

El pescador de ríos asturianos suele ser hombre, mayor de 50 años y con la afición metida en vena desde la adolescencia. Sale más de veinte veces al año a pescar y saca permiso para entre dos y seis cotos. Según un estudio realizado por el grupo de desarrollo rural del Bajo Nalón, cada aficionado gasta anualmente más de 200 euros en equipo, entre 150 y 300 en permisos y licencias, y unos 300 en salidas durante la temporada (gasolina, hoteles, comida...). En total, un aficionado al salmón puede invertir durante la campaña cerca de 900 euros. Teniendo en cuenta el número total de licencias, que este año se sitúa en 9.500, la cifra asciende hasta 8,5 millones de euros. Eso es lo que deja la pesca de salmón en Asturias. Y eso sin contar todo el turismo que mueve a su alrededor.

Pero aparte de dinero, los aficionados a esta práctica deportiva también dejan tiempo. El trabajo del Bajo Nalón refleja que la mayor parte de los pescadores dedican "muchas horas" a capturar al rey de los ríos y están integrados en asociaciones. Las más destacadas de la región son Las Mestas (Narcea), La Socala (Esva), el Maravayu (Aller-Caudal), Amigos del Nalón (Nalón), El Banzao (Alto Esva-Narcea), Fuentes del Narcea (Alto Narcea), el Esmerillón (Sella), la Sociedad Cares y Deva, y la Asturiana de Pesca, que abarca varios ríos.

Muchas cañas en Asturias para sólo 3.029 capturas

"Nos falla el protagonista". Ésta es la queja que lanza Pablo Osendi, portavoz de la asociación El Banzao, de Tineo. Su crítica encuentra el respaldo de toda la comunidad de pescadores, que pide una "apuesta definitiva por la repoblación a gran escala". Tras años de números en descenso, los datos que aporta la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales son en cambio algo esperanzadores. Según el Gobierno autonómico, la población ha engordado. El río más rico en salmones es el Sella, con 1.200, seguido del Cares (763), del Narcea (549), del Esva (366) y del Eo (131). Es decir, en el Principado hay ahora mismo 3.029 peces. Todas estas cifras aumentan con respecto al año 2014, pero sigue por debajo del balance de 2013. El Principado destaca que en otoño pasaron para el desove una buena cantidad de reproductores, más de 600, por la presa de Caño en el Sella.

Con respecto a las capturas, la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales observa una estabilización cada año en torno a 1.100 y 1.200 ejemplares, pese a las restricciones normativas. Desde 2010, el Principado ajustó las fechas de las capturas, acortando el periodo de pesca con muerte y ampliando el de sin muerte. Y además, estableció una serie de zonas y periodos de reserva en las zonas medio altas de los ríos salmoneros, donde están prohibidas las capturas. A pesar de estas reducciones, el año pasado se pescaron 1.094 salmones, algo menos que en 2014, cuando se capturaron 1.205, pero más que en 2013 (837). La gráfica muestra, no obstante, una evolución negativa. El pico más alto se registró en 2001, año en el que se llevaron a casa 2.806 salmones. Es decir, que en casi quince años la "costera" cayó en 1.712 ejemplares.

Por ríos, el Narcea-Nalón es el que el más capturas aglutina, pese a ser el tercero en población. En 2015, se pescaron 404 peces. El segundo fue el Sella, con 337, y el tercero, el Deva-Cares, con 233. La evolución desde 2008 aporta datos semejantes: el Narcea-Nalón y el Sella son los que se llevan la palma en capturas.

La temporada de pesca con muerte empieza sin apenas variaciones en la normativa salmonera. Los únicos cambios afectan a los cotos de Pronga (Nalón) y al de Agarrilla (Deva), que pasan de ser zonas libres a parciales. Las modificaciones más sustanciales afectan por tanto a la trucha. Uno de los principales es que cuando se pesque en zonas salmoneras del 16 de junio al 15 de agosto no se podrá utilizar como cebo el gusano de tierra o meruco. Esta medida persigue evitar sacar salmones, muy querenciosos con este cebo, según explican fuentes de la Consejería de Recursos Naturales.

Otro cambio tiene que ver con la zona salmonera limítrofe con Galicia, donde se prohíbe el cebo natural para la trucha. Sí se puede utilizar, no obstante, en cotos que no limiten con la comunidad vecina, como son La Volta, la Pena y Gonzalvo. Además, este año se han abierto para la pesca libre de trucha pequeños tramos bajos de cada cuenca salmonera: Molleda en el Deva, Roxico en el Narcea, Cuevas en el Sella, y Ranón en el Esva. Por lo que respecta a la zona limítrofe con Cantabria, el único cambio ha consistido en pasar de zona libre sin muerte a zona libre total en Molleda.

Los deportistas reclaman un plan de promoción de la pesca fluvial

Que la pesca fluvial y, en concreto el campanu, mueve mucho dinero en las localidades ribereñas está claro. Pero lo que no está tan claro es todo lo que esta práctica deportiva puede dar de sí. Los pescadores echan en falta un plan de promoción turística que permita potenciar su tirón económico. "En el salmón no somos competitivos, pero sí lo podemos ser en la trucha y, sobre todo, en el reo. La población asturiana es única en España. Ni la gallega tiene esa potencialidad por sus hábitos nocturnos. El problema es que aquí sólo importa el salmón en los ríos y las vacas en el campo", razona Juan Antonio Lázaro, del grupo de desarrollo rural Bajo Nalón.

El Principado apenas cuenta con aficionados de otras comunidades. Según la Consejería de Desarrollo Rural, casi el 75% de los cotos son solicitados por pescadores asturianos. "Si no hay salmones en los ríos, es imposible que venga de fuera. Lo que quieren es pescar y eso no está asegurado. Todo lo contrario", sostiene Enrique Berrocal, al frente de Las Mestas del Narcea. ¿ Y cómo se puede recuperar la población? "Ésa es la pregunta del millón", asegura Pablo Osendi, de El Banzao. Pero Berrocal tiene una respuesta: "Hay que hacer una apuesta por la repoblación a gran escala. Pero eso depende de la Administración. Mientras que ella no dé el paso, nosotros estamos atados de pies y manos".

Para reforzar la economía del salmón, hay pescadores, como Antón Caldevilla y José Manuel Mori Cuesta, que piden empezar un mes antes (en marzo) la campaña con muerte y comercializar el salmón. "Esto se traduciría en mayores beneficios económicos", dice Mori, que el año pasado adquirió el campanu, junto a su socio Borja Martínez, por 5.500 euros. Lo mismo opina Caldevilla, que sostiene que la venta de salmones captaría clientes de "todas las puntos de España". A favor de esta medida están también Toñi Rubio, responsable de Dani Mesón en Cornellana, y Ramón Celorio, de Los Arcos en Cangas de Onís. "Siendo un producto tan rico, yo estoy seguro de que traería mucha gente a Asturias", dice Celorio. Por contra, Enrique Berrocal y Pablo Osendi rechazan de forma tajante esta propuesta: "Eso sólo ayudaría a que la situación del salmón se complicase cuando tenemos que protegerla".

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