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Mazmorra, cuarto oscuro, tatami y pista de baile

La Asociación de Parejas Liberales de Asturias (APLA) constituye un caso singular en España. No es un local de intercambio al uso. "Lo que nos hace únicos a nivel nacional, aunque ya se han puesto en contacto con nosotros otras provincias para promover la misma actividad, es que nuestra denominación social como asociación se aplica a rajatabla y se actúa como tal", explican sus representantes. Fruto de ello, los socios "no tienen que pagar entrada cada vez que acuden a las instalaciones". Abonan una cuota de 20 euros y "tienen sus trabajos fuera de la asociación, así que toda su implicación es voluntaria".

Así lo explican los responsables de APLA, que han visto crecer al colectivo hasta contar, en la actualidad, con medio centenar de parejas asociadas. Aunque a las fiestas sí pueden acceder parejas que no sean socias -ellos sí pagan entrada- lo hacen previo registro. Ésa es una de las máximas del colectivo. "El acceso está muy controlado y restringido", garantizan.

Veteranos de la asociación explican el espíritu con el que se creó. "Nace hace unos años de la idea de un grupo de parejas asturianas que teniendo ya cierta experiencia en el ambiente liberal quieren dar una alternativa a todas aquellas parejas que sean residentes o visiten nuestra hermosa región y les apetezca reunirse en un lugar donde compartir sus inquietudes y fantasías sexuales con total libertad, respetando en todo momento los límites personales", cuentan.

Entre sus actividades destacan las fiestas, muchas de ellas temáticas y en las que se juntan hasta cincuenta parejas. "Dentro de las fiestas más concurridas suelen derivar prácticas sexuales fuera de lo habitual, como pueden ser juegos a seis, ocho, diez personas e incluso más. Pero no olvidemos que acudir a la sede no implica ejercer ninguna práctica sexual concreta. Muchos acuden simplemente para disfrutar de la compañía de otras parejas, tomar algo tranquilamente, charlar, reírse y pasar una velada agradable sin que ello implique ningún tipo de intercambio", explican los habituales de "La Luna", como se llama la casa, que cuenta con diversas instalaciones: mazmorra, cuarto oscuro, zona "chillout", pista de baile, dos "grandes y cómodos" tatamis y zona de masajes.

Otra vertiente de APLA consiste en "el asesoramiento" a las parejas que se quieren iniciar en el mundo liberal. Para ello cuentan con un servicio telefónico a través de Whatsapp y están presentes en internet a través de una página web y de las redes sociales. "Cuando una pareja nueva acude, se le acompaña en una visita guiada, se le enseñan las instalaciones y se le explica, hasta que no le queda ninguna duda, cómo funcionamos y cómo funciona este ambiente", aseguran. El próximo 2 de julio celebrarán, por ejemplo, un taller de iniciación al mundo liberal, guiado por una sexóloga y que terminará, cómo no, con una fiesta. Aunque las fronteras sexuales se amplían, en "La Luna" -como se llama la sede de APLA- hay límites. "Una norma básica, ya no sólo dentro de la sede sino fuera de ella, es la aceptación del 'no' como respuesta, que ha de ser inmediatamente acatado sin dar ningún tipo de motivo o explicación; un no es un no". Otra regla consiste en "el civismo en su estado más puro", lo que incluye "no beber alcohol en exceso y guardar las normas de higiene escrupulosamente".

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