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Así son los nueve ases de la tonada

Andrea Alonso Palacios, Oviedo: "Piensan que a una niña le debe gustar más el pop"

En el bar de los padres de Andrea Alonso, Tejeiro, en Oviedo, escuchaban a Juan Martín Caso. Eso animó a esta niña de 11 años a apuntarse a clases de tonada el año pasado. Lleva un año cantando con Anabel Santiago, que la ayuda a mejorar la afinación y la respiración. "Yo luego en casa cojo unos libros, me los pongo en la barriga y tienen que subir para arriba, para aprender a respirar de diafragma". Eso es difícil, explica. "Pero si cantas de garganta estás forzando las cuerdas vocales y te vas a quedar afónica". Le pasó una vez. Tuvo que cantar en su pueblo, San Julián de Bimenes, así. "Se oía la voz pero ronquísima. Sonaba como si estuviese alguien roncando", explica. Ahora ya no le ocurre. La técnica ha mejorado en gran parte gracias a los consejos de su profesora, la estrella de la tonada Anabel Santiago.

Andrea ya tiene algo de experiencia en los concursos de tonada. Se presentó en La Nueva y este año canta en el Filarmónica, en el Concurso "Ciudad de Oviedo". También en el "Cuenca del Caudal". En el escenario se siente "un poco menos tranquila", pero canta sin problemas. Le gusta la música "que sale nueva". Además de tonada, escucha las canciones que ponen en emisoras de radios populares. Reconoce que algunos niños de su clase se extrañan de que cante tonada. "De una niña pensaban que me gustaría más el pop, el rock, pero no". Ya actuó en su colegio, La Ería. Este año tocará además la guitarra en un concierto de rock. También en su familia hay disparidad de opiniones. A algunos les gusta, sobre todo a su padre. "Hay gente a la que le gusta menos, pero al final le acaba gustando", dice. También canta en las comidas familiares. Ya le queda menos para su próxima actuación de Navidad.

Alejandro Peláez, Cangas del Narcea: "Es una tradición que no se puede perder"

"La canción asturiana o tonada es una tradición que no se puede perder, porque es una parte de nuestra cultura muy bonita, es preciosa cuando se vive desde dentro". Así ve Alejandro Peláez, también conocido como Alejandro Campillo, una pasión que descubrió a los 12 años. Ahora tiene 17. Siempre había escuchado tonada en su casa en las voces de su abuelo materno y su padre. Comenzó a imitarlos cuando estaba solo. "Me daba mucha vergüenza cantar delante de ellos, pero no me importaba hacerlo en casa aunque estuviera mi madre", explica. Un día mientras cantaba la canción "Tengo de cortar un roble" entró su padre en casa y descubrió que podía tener futuro en la canción asturiana. "Me convencieron para apuntarme a clases de tonada y un año después estaba cantando por los concursos de toda Asturias", cuenta.

A los 13 ganó todos los certámenes en los que participó, hazaña que repitió un año después. En 2015 consiguió el premio "Carlos Jeannot" a la mejor voz del año, una de las distinciones a las que más cariño tiene "porque te la otorgan por los votos de los compañeros". Sus ídolos son Manuel Gandoy, José Antonio González, "El Presi", Juanín de Mieres, Jorge Tuya y Armando Montes. Pero su referente es, sin duda, su padre, Adotino González, "Tiso". "Fue el que más me enseñó y si no fuera por él no tendría los premios que tengo y ni siquiera cantaría". Asegura que la tonada supone un gran esfuerzo "es más cansado que cantar otro tipo de canciones, supone esfuerzo, gusto, torrente y potencia de voz, por eso se dice que quien canta tonada canta de todo". Ahora está probando nuevos estilos como la canción melódica. Pero nunca dejará la tonada "porque fue la que me enseñó que puedo cantar".

Elvira Fernández González, Grado: "Pusieron un vídeo mío y mis compañeros fliparon"

Uno no se espera que del pequeño cuerpo de Elvira Fernández salga un chorro de voz tan potente. Elvira comenzó, como tantos otros cantantes, entonando la voz bajo el agua. "Desde muy pequeñina -dice, con sus 10 años- escuchaba los discos de Anabel (Santiago) y gustábame mucho. Entonces cantaba a veces canciones populares con mi madre en la bañera mientras estaba duchándome", cuenta. Su padre también iba (y va) a clase con Anabel Santiago -aunque reconoce que tiene bastantes menos premios que la hija-. Explica que a su profesora le gustó cómo cantaba. Y a ella le gustaba su profesora. Así que todo fue rodado. Además de la voz de Anabel, Elvira reconoce que también le gustan otros cantantes más internacionales, como Jennifer López y Enrique Iglesias, entre otros.

Con sólo 10 años cuenta con unos cuantos galardones en su vitrina. Fue dos veces campeona en El Entrego y otras dos en La Nueva en las modalidades de infantil. En Mieres quedó tercera y, en el teatro Filarmónica, tercera y segunda en dos ediciones diferentes. Tenía sólo cinco años y medio cuando se subió a un escenario. Lo hizo segura, como es ella. En el colegio no pasa desapercibida. "Me pusieron un vídeo en segundo y todos quedaron alucinados. La profe no lo sabía y me dijo que cantaba muy bien, que siguiera". Una vez la fue a ver una de sus mejores amigas, que también le dijo que cantaba genial. Ismael González Arias también quedó sorprendido cuando la conoció. Entonces, al escuchar grabaciones antiguas, la pequeña de Grado quiso interpretarlas. "Tan pequeña y ya tienen ganas de hacer cosas diferentes", dice el productor musical.

Noemí Alonso, Grado: "El que canta tonada puede cantar de todo"

A la moscona Noemí Alonso, de 10 años, le corre la tonada por las venas desde que hace dos años comenzó a aprender la técnica. Siempre le gustó cantar y por eso sus padres la enviaron a la escuela "Manolo Quirós" con Anabel Santiago. Ahora ensaya en Grado con Ismael Tomás a través de la asociación cultural La Veiga´l Cubia. También estudia tambor y pandereta. Quiere ser una figura de la tonada. "Lo que me gusta es que son canciones en asturiano, tienen otros ritmos distintos y la mayoría de las canciones son de amores o ganadería, que son las que más me gustan por los animales".

Canta como los ángeles, pero últimamente está muy orgullosa de su papel como panderetera: "La música es una parte importante de mi vida, se me pegan las canciones, no las puedo quitar de la cabeza y entonces me las aprendo, y por eso quise tocar, para acompañar la voz". Pronto formará parte de la Banda de Gaitas "Conceyu Grau" en la percusión. Participa en concursos y en festivales de la canción asturiana. Si puede no se pierde ni un concierto de sus referentes: María Latores, Lorena Corripio y Marisa Valle Roso, ni de sus profesores, Anabel Santiago e Ismael Tomás. "Los veo en algunas fiestas y me dicen que canto muy bien, así es que me animan a seguir", detalla. Se mueve en otros ritmos como el pop o las músicas latinoamericanas: "Y la electrónica, que me gusta por mi hermano Juanín", comenta. Malú, Shakira o Morat son artistas de su gusto. Por eso anima a los niños que les guste cantar a que prueben la tonada porque quien la canta "canta de todo". Compuso una tonada para la celebración de la tradición de la mascarada de invierno en la parroquia de San Juan de Villapañada: "Ya vuelven los guilandeiros", de la que está muy orgullosa.

Jara Álvarez Álvarez, Sograndio : "Saqué lo de la tonada de mi bisabuelo"

"Mi bisabuelo -Florentino Blanco- antes cantaba. Lo saqué de él porque ni mis padres ni mis abuelos cantan", explica la pequeña Jara Álvarez. Por eso actuará para él en las fiestas de Navidad. Tiene 10 años y lleva yendo a la Escuela de Música "Manolo Quirós", en Oviedo, desde los 8. Allí aprende a entonar con Anabel Santiago y con su inseparable amiga Elvira. Relata que, como le gustaba cantar, fue un día a probar. Desde entonces ahí está.

A pesar de su corta edad ha participado en diferentes certámenes y festivales con sus compañeras: en Rioturbio, en El Entrego, en Mieres, en La Nueva y en el concurso "Ciudad de Oviedo". "Las primeras veces me dio mucha vergüenza, pero voy acostumbrándome", afirma. En la escuela también está aprendiendo a tener tablas sobre el escenario. A perder el estatismo propio de los principiantes. Su carácter, aparentemente tímido, se transforma en cuanto comienza a cantar tonada. Entonces se la ve mucho más segura y concentrada.

A Jara Álvarez le gusta todo tipo de música. Además de cantar tonada toca el oboe. "Mis profesores me dicen que canto muy bien y me mandan cantar siempre para el Día de les Lletres Asturianes", afirma. "La que está más entusiasmada es mi profesora de Música y la de Llingua, que es la misma", añade. Sus compañeros de clase también pueden verla en la televisión cuando participa en diferentes actuaciones.

Jara también aprendió con Anabel Santiago a mejorar la respiración -"porque antes aguantaba menos", reconoce- y a vocalizar más. Sus padres van casi siempre a verla cantar. También sus abuelos. "Una vez vino también una amiga", cuenta entusiasmada.

Andrea Méndez, Gijón: "Me encantaba ver cantar a mi madre, así que me lancé"

"Andrea siempre me acompañaba a cantar, hasta que un día le dijeron que si no se arrancaba ella no volvía más, así que se giró contra la pared, porque le daba vergüenza, empezó a cantar y nos asombró a todos". Así describe María Luisa Martínez los inicios de su hija Andrea Méndez en la tonada, hace ya tres años. Hoy, a los 14, Andrea ya ha superado gran parte de su vergüenza. "A mí me encantaba ver cantar a mi madre, así que me lancé a ello", relata Méndez, a quien lo que más le entusiasma es que "ahora puedo pasar más tiempo con mi madre". Así, una vez a la semana madre e hija van a clase a la Escuela de Música Tradicional "La Quintana" y ahora que comienza la temporada de competiciones, los fines de semana también son en familia. "Siempre nos toca cantar una después de otra, por aquello de "de tal palo tal astilla", así que nos ponemos muy nerviosas, hasta el punto de que no sabemos ya ni lo que tenemos que hacer", explica la joven. "Al principio, la abuela lloraba al verme cantar a mí", relata Martínez, "pero ahora me robó ella el protagonismo, voy a acabar poniéndome celosa", bromea la mayor de la saga. Ahora, lo que falta es cantar juntas. "Le diremos a Ismael Tomás, nuestro profesor, que si nos compone alguna canción dialogada", enfatiza Méndez, quien asevera que "desde que empecé sí que se apuntó mucha gente joven, el futuro de la tonada está asegurado", aunque hace hincapié en que "hay muchas más niñas que niños". Eso sí, "muchas de mis amigas no saben siquiera lo que es, lo entienden mejor los padres o los abuelos", explicó la joven, quien relata que "la tonada me enseñó que es necesario esforzarse y prepararse para conseguir resultados, y a quitarme la vergüenza para dominar los nervios".

Iratxe Espina Fueyo, La Felguera: "Mis compañeros dicen que es raro que cante tonada"

La Iratxe Espina comenzó a cantar tonada con sólo 5 años. Cada vez que había algún concurso de folclore iba con sus "güelos" a verlo. Así, tan pequeña, descubrió que le gustaba y se puso a ello. Ahora es una gran polifacética dentro del mundo de la música. Además de cantar, toca el tambor y la pandereta. "Y estoy empezando con la gaita. También toco el timbal en la Banda Gaites ´Conceyu de Llangréu´", explica. Tiene 11 años. Esta langreana participó en numerosos certámenes, como en el "Cuenca del Caudal", en el "Ciudad de Oviedo", en El Entrego y en La Nueva. "La experiencia fue buena, aunque también hubo muchos nervios", explica. Pero siempre salió todo bien. Incluso quedó segunda en una edición de La Nueva en la modalidad infantil.

Iratxe Espina dice que escucha todo tipo de música y que, dentro de la tonada, no tiene ninguna canción favorita. "Mis compañeros me dicen que por qué a mis años canto eso, que es muy raro", afirma. Igual esperan que cante pop o reguetón, pero ella le es fiel a la música asturiana. También sus profesores conocen toda su trayectoria musical. Además ha salido en la televisión pública asturiana en repetidas ocasiones.

Lleva algo más de un año yendo a clases con Anabel Santiago. Allí aprendió a estirar, a respirar y a controlar bien la voz. Dice que su cantante de tonada favorita es su profesora. También admira, dentro de la música, a otra docente. En este caso se trata de la profesora de percusión Fani Moro, que le da clase en Ciaño.

Su familia son sus fans incondicionales. Sus padres y abuelos y, a veces sus tíos, van siempre a verla actuar. Sobre todo sus padres. Y no son pocas las veces que lo hace.

Alicia Villanueva, Bimenes: "Soy más fan de la música de los 80 que de lo de ahora"

Éste está siendo el año de Alicia Villanueva, que ha demostrado ser la número uno de la tonada asturiana en su categoría, juvenil. Ha ganado los certámenes más importantes. Se le resistía Gijón y esta vez sí que también triunfó allí. "Este año fue total, a tope. Lo gané todo", comenta orgullosa. "Ahora sí me lo creo", sentencia con una humildad que la hace aún más grande. Pero a esta joven yerbata de 15 años -cumple 16 el día 20- el éxito no le ha caído del cielo. Detrás hay mucho esfuerzo y tiene una de las mejores maestras, Anabel Santiago, que encauza desde hace unos años la prometedora carrera vocal de Alicia Villanueva.

Su pasión por la tonada le viene de familia. Con unos 8 o 9 años empezó a cantar con su abuela, Olvido Peón, que era quien animaba los acontecimientos sociales de Bimenes con su madre -y bisabuela de Alicia-, Julia Llamedo, ya fallecida. Es una joven con gran amplitud de miras musicales, pues se confiesa seguidora de todos los estilos y no tiene ni un grupo ni cantante favorito. Eso sí, nada de reguetón y se confiesa fan de los temas de los 80, "más que de lo de ahora".

Alicia Villanueva es también una buena estudiante, cursa primero de Bachillerato en el Instituto Peñamayor de Nava. Tiene claro que desea seguir estudiando para dedicarse a la Medicina o la Fisioterapia. Ve la canción como un entretenimiento, no como una profesión, pero no significa que no se lo tome muy en serio y luche por seguir siendo la mejor . Esta yerbata conquista no sólo con su voz, también con su alegría y buen humor, además de por tener una madurez impropia para su edad. Villanueva cree que hay que potenciar la modalidad dialogada en la tonada.

Celia Noriega Fernández, Llanes: "En el futuro mi idea es seguir cantando tonada"

Celia Noriega Fernández es una joven de 12 años, una chica de su tiempo, a la que le gustan Melendi, Maluma y Justin Bieber, que cursa primero de la ESO en Llanes, donde reside con sus padres, y a la que le gusta el pop. Pero tiene algo especial: es cantante de tonada. Y le encanta. Todo empezó de casualidad, cuando una tía suya, en el concurso de canción asturiana de La Nueva, en Langreo, le preguntó si quería subir al escenario a cantar. No se lo pensó dos veces: "Subí, canté y ahí empezó todo", señala la llanisca. Tenía 7 años.

Pero, ¿cómo es que a una niña le gusta la tonada? Algunos evolucionistas lo tendrían muy claro: entorno y genética. Y lo mismo tienen razón. Porque Celia es hija de un cantante aficionado, que entona siempre que puede y que domina la gaita, hija de una mujer que canta en un coro, y sobrina-nieta de uno de los grandes: el ya fallecido Ignacio Noriega, "el gaiteru San Roque". Oyendo cantar a su padre se aficionó a la tonada. Lo demás vino rodado. Desde aquella primera vez que pisó un escenario lo ha hecho otras cuatro veces, en Oviedo, Gijón, El Entrego y Sama. Y siempre ha quedado entre los mejores de su categoría. Aparte de un año de canto que estudió en Llanes, nunca ha recibido clases de música, así que es autodidacta, lo que tiene aún más mérito. Tiene buen oído, afirman quienes la conocen, y toca el tambor en la Banda "Llacín", con sede en Porrúa. Sus cantantes de tonada favoritos son Anabel Santiago, Marisa Valle Roso e Ismael Tomás; y sus canciones preferidas, "Oscurecióme en el monte", Tienes casa y tienes horriu" y "Carretera de Colloto", aunque con la que más cómoda se siente es con "En el roncón traigo a Asturias". ¿Cómo se ve en el futuro? No lo duda: "cantando".

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