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Bienvenidos al Santullano del siglo IX, tal y como lo vio el rey Alfonso II

LA NUEVA ESPAÑA reconstruye con técnicas de realidad virtual la mayor muestra de pintura mural altomedieval de Europa y prepara una exposición itinerante por la región para que los asturianos puedan "entrar" a ver este templo del Prerrománico y contemplarlo en su estado original

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Asistentes al acto del 80º aniversario de LA NUEVA ESPAÑA

San Julián de los Prados, o Santullano, la iglesia prerrománica que recibe a cuantos entran en Oviedo, es un tesoro que ha llegado desde el lejano siglo IX a nuestros días. Por fuera, su ubicación junto a la autopista "Y" no contribuye a detenerse en las exquisitas dimensiones de su aspecto exterior y menos a entrar en este templo parroquial, aún abierto al culto, que acoge la mayor muestra de pintura mural altomedieval de Europa. Acercarse a estos muros, contemplar estos frescos de 1.200 años, sigue siendo una experiencia impresionante. Pero, ¿cabe potenciar más el impacto que produce en el espectador este legado calificado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad? Sí. Y la tecnología digital tiene mucho que decir en este punto. Sí es posible viajar al siglo IX y ver cómo eran aquellos frescos que hablaban del poder y la magnificencia de Alfonso II, el monarca que los mandó levantar.

Los infógrafos de LA NUEVA ESPAÑA, Juan Ferreira y Santiago Cuesta, han reconstruido con el máximo detalle cómo sería el estado original de las pinturas que recubrían el interior del mayor (33 metros de largo por 29 de ancho) y primero de los templos prerrománicos que han llegado a nuestros días. En este número especial del suplemento dominical del periódico se ofrece a los lectores un amplio reportaje con esas reconstrucciones digitales. Cada una de esas recreaciones está confrontada con fotografías del estado actual que presentan las pinturas. Este proyecto, con el que el periódico celebra su 80.º aniversario, es, por una parte, fiel reflejo de cómo la defensa del Prerrománico forma parte del ADN de LA NUEVA ESPAÑA, que es plenamente consciente de que este arte conforma, sin lugar a dudas, el patrimonio más valioso y exclusivo que tiene la región. Por otra parte, este viaje digital al siglo IX tiene un elevado componente de innovación. El "salto adelante" de esta reconstrucción es que permite ofrecer una experiencia "inmersiva". Es decir, a través de gafas de realidad virtual se puede "entrar" en la recreación del soberbio programa pictórico de Santullano. LA NUEVA ESPAÑA trabaja desde este momento en el montaje de una exposición itinerante por Asturias para que todo aquel que lo desee pueda ver cómo era el Santullano de hace 1.200 años y contemplarlo como pudieron verlo los ojos de Alfonso II.

En diciembre de 1998 Santullano fue declarado Patrimonio de la Humanidad junto con la Cámara Santa y la Foncalada de Oviedo. Se ampliaba así, trece años después, la lista de monumentos protegidos por la Unesco, de la que ya formaban parte Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo y Santa Cristina de Lena. No obstante, el 8 de junio de 1917, Santullano ya se había convertido en monumento nacional. Fue entonces cuando muchos asturianos fueron conscientes por vez primera del extraordinario valor del templo y, en especial, de las pinturas que acogía, que en aquellos años acababan de redescubrirse. El redescubrimiento fue obra de Fortunato Selgas, el filántropo de Cudillero que pagó de su bolsillo una rehabilitación en la que, al retirar las bóvedas de yeso y el encalado que recubría el interior, aparecieron aquellas pinturas de la época de Alfonso II. Hoy en día, tras una rehabilitación lesiva acometida en los años 80 del pasado siglo XX, Santullano está a la espera de una nueva rehabilitación que ataje los graves problemas que aquejan sus pinturas. El completo estudio elaborado en 2011 por la restauradora Natalia Díaz-Ordóñez desveló esos peligros, pero también su reversibilidad.

"Estamos ante una gota de historia congelada en el tiempo", asegura esta experta, que compara Santullano, por su extraordinario valor, con el mosquito atrapado en ámbar que aparece en la película "Parque Jurásico" y cuyo ADN sirve para reconstruir todo un amplio catálogo de dinosaurios. En Santullano, lo que nos ha llegado permite efectivamente asomarse al siglo IX y maravillarse por la grandiosidad de una arquitectura levantada en un modesto rincón el norte de España cuyo aislamiento se convertiría paradójicamente en la mejor garantía de conservación de esos templos.

Díaz-Ordóñez, perfecta conocedora del estado de los murales, así como del proceso que siguieron los artesanos que colorearon Santullano, asesoró a los infógrafos de LA NUEVA ESPAÑA en la reconstrucción digital de los murales. Juan Ferreira y Santiago Cuesta quisieron ser extremadamente fieles a los datos científicos recogidos sobre esta iglesia y utilizaron, entre otra documentación, los planos elaborados por el profesor Lorenzo Arias y las acuarelas que Magín Berenguer hizo de las pinturas a mediados del siglo pasado, en su libro sobre la pintura mural en los templos de la monarquía asturiana.

El arqueólogo César García de Castro fue otro de los expertos que orientaron a los infógrafos del periódico en este viaje digital al siglo IX. García de Castro, cuya tesis doctoral sobre el arte asturiano lo encumbró como experto de referencia en este ámbito, también participó con sus consejos en el perfeccionamiento de una reconstrucción digital donde se pueden apreciar con total nitidez unas pinturas que, según un estudio revolucionario firmado por este especialista, son la expresión gráfica de un puñado de mensajes teológicos. Esta sucesión, estructurada en dos o tres frisos, de representaciones de motivos geométricos enlazados y repetidos, de arcos y pequeñas iglesias, de grandes marcos arquitectónicos, de velos y cruces gemadas alude al misterio de la Santísima Trinidad, a la victoria de Cristo redentor, a una representación del Paraíso como una morada construida con piedras preciosas.

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