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Arquitecto

Cuidemos la naturaleza del Suroccidente, no la quememos

La conservación de los recursos y reforzar la vinculación de los habitantes con iniciativas empresariales, el camino para reactivar esa parte de Asturias

Un vecino del Suroccidente, en un terreno arrasado por el fuego. Miki López

El suroccidente asturiano es el territorio menos conocido de Asturias para el resto del Estado. Las razones son históricas y fundamentalmente debidas a las dificultades de accesibilidad por su propia orografía y la carencia de una red viaria de comunicación.

Es el final de un trayecto y nunca ha sido un lugar de paso para la comunicación de la Castilla colindante ni un atractivo de asentamiento para iniciativas empresariales, fuera del recurso de la antracita. Un hecho muy diferencial con respecto al centro y oriente asturiano.

Pasado el desarrollo de la minería en la segunda mitad del siglo pasado, el eclipse de estos territorios se hace especialmente preocupante por la falta de actividad económica, sin haber encontrado un camino de reconversión a los colectivos mineros. Faltando claramente iniciativas que fijasen al territorio población con ocupación estable y sostenible, no sólo en las poblaciones urbanas sino en el extenso medio rural.

Han pasado décadas en las que no se aprecia ningún tipo de iniciativa, ni pública ni privada. Las masas poblacionales, con todo tipo de limitaciones, se han acomodado o adaptado a vivir de las pensiones de la minería y a una precaria explotación de la ganadería familiar, sin ningún futuro, ya que se mantienen con recursos o ayudas públicas por no ser rentable en la mayoría de las explotaciones.

Ante este panorama sólo se aprecia un leve resurgir en un sector en alza, que es el vinculado a los servicios relacionados con el turismo, teniendo como motor la vinculación al parador nacional de Corias como atractivo o generador de una incipiente economía para los municipios del área, pero realmente reveladora de una orientación para el desarrollo de la zona, que es el recurso de la naturaleza.

Bajo esta perspectiva parece muy necesario que tanto a nivel político como desde todas las iniciativas privadas se deberían poner a trabajar y elaborar proyectos estratégicos y planes generadores de actividades que tengan que ver con los recursos naturales para todo el occidente de Asturias, francamente interesantes por su belleza excepcional en todas las estaciones y muy diferente al Macizo Central y Oriental.

Hoy por hoy no existe otro producto generador de recursos más que centrarse en la naturaleza y en los servicios. Para ello, tenemos que empezar creyéndonoslo y sabiendo que esos valores existen y que los tenemos. Sólo hace falta venderlos mejor (como ya hicieron otros municipios) y ponerlos a disposición de las adecuadas estructuras económicas que generan trabajo y diversidad empresarial.

Partiendo de ahí, se activarán y se generarán iniciativas y tejidos económicos apoyados en sectores productivos como el Vino de la Tierra, que ya está teniendo una implantación y un conocimiento fuera de estas fronteras.

La madera, algo olvidada, puede tener un recorrido si se hace con una buena planificación. Y cortando en seco el "terrorismo" del fuego.

Reforzar todo esto a través del turismo, ofreciendo un mayor conocimiento cultural del territorio, poniendo en valor las tradiciones, la arquitectura popular, el modelo de vida de las zonas rurales, donde se puede encontrar un gran valor por su singularidad. Generando mucho más "valor añadido" a la naturaleza y apoyándose en la reserva natural integral de Muniellos y en todo el Parque Natural de las Fuentes del Narcea.

La explotación de la caza y la pesca, que en sí mismo es un gran nicho generador de economía vinculada a la naturaleza. Este recurso, que nunca ha sido bien gestionado, daría un peso económico al sector turístico, que demanda esta actividad. Existen muchos ejemplos en el mundo de que se puede compatibilizar el respeto al medio natural y la explotación cinegética.

El gran atractivo que supone la existencia del oso pardo en toda una franja territorial, que en los últimos años ha crecido su población, gracias al respeto de los pobladores de las zonas donde vive y a una concienciación social sobre el valor que implica hacer compatible la vida en libertad de este animal dentro de un medio habitado de baja densidad residencial.

En resumen, todos estos valores de los que dispone el Suroccidente se deberán poner en el mismo objetivo y en la misma dirección. Encontrando los acuerdos adecuados entre las administraciones y los pobladores de la zona.

Siendo imprescindible y totalmente necesario pensar en dotar toda el área de mejores infraestructuras viarias y comunicadas con la red nacional de autovías. Sin descartar la conexión con Castilla por el Rañadoiro (Toreno-Ventanueva de Rengos) o por el puerto de Leitariegos.

Para todo esto hace falta un esfuerzo de integración en un proyecto común que sea entendido adecuadamente por los habitantes de las zonas rurales, que se sientan protagonistas de lo que han sido, los auténticos conservadores de la naturaleza que hoy tenemos. Con estas políticas se evitarían estas salvajes acciones incontroladas y aisladas que queman los montes, como ha ocurrido esta semana.

Dejando una auténtica desolación de la flora y la fauna de la Asturias suroccidental que tardará décadas en recuperarse.

Éste es el único camino por donde transitar. Conservación de la naturaleza/vinculación del habitante del medio rural a través de iniciativas empresariales que generen actividad económica con el apoyo del sector público.

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