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Gripe: la enfermedad que se cura sola pero pone a prueba al sistema sanitario

La epidemia satura los hospitales mientras crecen las dudas sobre la eficacia de la red de atención primaria

José Antonio Feito es atendido en Urgencias del HUCA por el doctor Pablo Rubianes y las enfermeras Cristina López-Cepero y Alexandra Serra. J. Rus

José Antonio Feito González, 82 años, vecino de Belmonte de Miranda, es, según los médicos, un "caso típico" de lo que en estas semanas abunda en los centros sanitarios de la región. De lo que abunda hasta la extenuación de algunos profesionales del sector. "Ayer por la noche (habla de este pasado jueves) terminé de cenar y la cena se me quedó en el estómago, y no bajaba. Me entró fatiga, mucha tos y vómitos", relata. Al día siguiente, viernes, no mejoraba, y un nieto lo llevó al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) sobre las diez y media de la mañana. Hora y media más tarde, ya estaba siendo atendido en el servicio de Urgencias del complejo sanitario de La Cadellada, donde le habían colocado una mascarilla para facilitarle la respiración. "Es un paciente con problemas respiratorios, con una bronquitis crónica que se ha agudizado a causa de la gripe", explica el doctor Pablo Rubianes.

El de José Antonio Feito es el perfil clásico de persona mayor y con una dolencia crónica que se descompensa en los meses de invierno y, en particular, con la llegada de los virus respiratorios y de la gripe. Los centros de salud no logran contener la avalancha de usuarios, y los servicios de Urgencias de los hospitales llegan algunos días a un estado de saturación, incluso de colapso. El HUCA, con una media diaria de 300 pacientes adultos atendidos en el área de Urgencias a lo largo de 2017, alcanzó el pasado 26 de diciembre los 440, y el 2 de enero, aún más: 443. Son cifras nunca registradas con anterioridad. El Hospital de Cabueñes, de Gijón, rondó los 400 enfermos a principios de esta semana y ha tenido que instalar varias decenas de camas suplementarias. También el San Agustín de Avilés ha vivido momentos de gran presión, con nutridos grupos de pacientes esperando en Urgencias por una cama para ser ingresados.

La gripe da lugar cada año a una epidemia relativamente previsible, aunque algunas fases de su desarrollo no lo sean. Un invierno tras otro, el trimestre diciembre-enero-febrero presenta altas cotas de mortalidad en la región. En enero de 2017 fallecieron en el Principado 1.618 personas, una cifra récord.

Todo lo dicho empuja a plantearse una pregunta de fondo. ¿Por qué una enfermedad tan antigua y, en teoría, tan domesticada como es la gripe, famosa porque se cura casi sola con un poco de paciencia, pone cada año contra las cuerdas al sistema sanitario público? En los siguientes párrafos se analizarán posibles respuestas a esta pregunta. Respuestas que irán discurriendo al hilo de algunas cuestiones controvertidas referentes a la estructura y modos de funcionamiento de la sanidad pública asturiana.

El panorama general. Asturias se halla en estos momentos ante la gripe más virulenta de la última década, con unos 7.500 casos en la última semana de 2017. El virus gripal suele dar lugar a cuadros que dejan fuera de juego al enfermo durante varios días, pero de los que luego se recupera fácilmente y sin secuelas. Sin embargo, es particularmente peligroso para las personas mayores y los enfermos crónicos, a los que incluso puede dar el último empujón hacia la muerte. Este efecto se constata claramente en las ya citadas estadísticas de mortalidad de los inviernos.

La vacuna. Con el fin de aminorar los efectos más graves de la gripe en los mayores y los enfermos crónicos, en ellos se centran las campañas de vacunación que se llevan a cabo cada otoño, que en Asturias se iniciaron en 1987. Desde hace años, estos programas de inmunización no logran su objetivo de cubrir al 65 por ciento de los mayores de 65 años. ¿Y por qué no lo logran? La respuesta nos obliga a retrotraernos a 2009.

La pandemia de 2009. La amenaza de una gran epidemia mundial de gripe A fue uno de los grandes argumentos informativos en el año 2009. Es bien sabido que la incidencia final terminó siendo muy inferior a la anunciada. Sin embargo, dejó algunas secuelas. Una psicológica: una pérdida de respeto a la gripe por parte de las personas mayores, plasmada en la ya citada y persistente caída de las tasas de vacunación. La segunda es de costumbres: "A partir de 2009, una parte de la población asumió la idea de que, en caso de gripe, lo procedente es acudir a los servicios de Urgencias de los hospitales", indica Luis Hevia, gerente del HUCA y del conjunto del área sanitaria con cabecera en Oviedo, dando así razón del incremento de la presión en los hospitales asturianos registrada en los últimos años. En el caso del HUCA, el aumento de la cifra de usuarios que acuden a Urgencias no ha dejado de crecer desde el traslado al recinto de La Cadellada, en junio de 2014.

Los hospitales, zona de libre acceso. En la sanidad pública, un paciente puede acudir a un hospital siempre que lo estime oportuno. No necesita ninguna autorización especial. Llegas a Urgencias, atraviesas la puerta y ya estás dentro del hospital. Y estos servicios están abiertos las 24 horas del día, con lo que el paciente y su familia se ahorran el consultar lugares y horarios de atención primaria. Esta facilidad contrasta con la complejidad que implica obtener una cita con el especialista, que tantas veces supone varios meses de espera.

¿Abuso del servicio? Este privilegio que representa el libre acceso a las Urgencias hospitalarias no siempre se aprovecha del mejor modo posible. "No cabe duda de que muchos pacientes que acuden a nuestro servicio podrían ser perfectamente atendidos en su centro de salud", indica Luis Antuña, director del área de Urgencias del HUCA. En sus notas de prensa de estas semanas atrás, la Consejería de Sanidad está siendo más explícita que nunca, al hacer hincapié en que el personal de atención primaria "está perfectamente capacitado para atender adecuadamente la inmensa mayoría de los procesos y las consultas relacionadas con la epidemia de gripe estacional".

¿La atención primaria pierde imagen? Y, sin embargo, no parece que este mensaje esté calando. Quizá porque el usuario asocia una mejor asistencia a la realización de determinadas pruebas que se llevan a cabo en los hospitales. Quizá porque el cierre de centros de salud durante los fines de semana y los festivos navideños despista a los pacientes... El desequilibrio a la hora de elegir entre primaria y especializada se acentúa en los periodos gripales. Al menos cuando la gripe y los virus respiratorios aprietan, los centros de salud parecen haber perdido prestigio social. O quizá lo han ganado los hospitales. El caso es que el flujo de pacientes está obligando a repensar en serio la estructura de la sanidad pública asturiana. ¿En qué dirección? "Lo ideal sería incidir en la educación sanitaria de la población y propiciar una desmedicalización de la sociedad", asevera Luis Antuña. Pero los resultados de una opción de este tipo son inciertos. Existen otros análisis, otros problemas y otras propuestas.

La gripe, precisamente en Navidad. Hay un factor relevante cuya solución no está en manos de nadie: la epidemia de gripe suele apretar en Navidad. Precisamente en Navidad, en unas fechas en las que los trabajadores sanitarios toman unos días de vacaciones. Varios días, porque así se lo permite su reglamentación laboral. O sea, que la gripe suele arreciar justo cuando los centros de salud están más menguados de efectivos, y eso repercute sobre las demoras, de forma que el paciente puede tener que esperar varios días para ser visto por un médico; y repercute también sobre el ánimo del paciente, que sabe que no será visto por su médico de cabecera, sino por otro al que no conoce. Las dos situaciones pueden empujarle de algún modo a las Urgencias hospitalarias.

Sustituciones y escasez de médicos. ¿Podrían ser sustituidos los médicos que se toman días? Unos lo son; otros, no. Los sindicatos se quejan de la escasez de los relevos. El consejero de Sanidad, Francisco del Busto, alude a la escasez de algunos profesionales sanitarios en el mercado laboral: "Tenemos grandes problemas de demandantes de empleo en los grupos de médicos, y fundamentalmente en los de atención primaria". En este apartado surgen opiniones más controvertidas. A juicio de Luis Vega, enfermero de los equipos que cubren las urgencias de atención primaria de la región (SAC), se detecta "un gran desastre organizativo, con muchas concesiones de permisos por encima de lo que se puede sustituir; hay centros en Asturias con hasta siete médicos de permiso". Un médico que ha desempeñado altas responsabilidades en la sanidad regional sostiene que el problema de la atención primaria "no es la falta de recursos, sino la carencia de organización y de liderazgo". Según este experto, los profesionales de primaria "deberían estar más en la calle, en los domicilios y con la gente", y ese "mayor compromiso evitaría muchas hospitalizaciones".

La gripe, una enfermedad bien conocida y previsible hasta cierto punto, una infección de la que tantas veces se dice que se cura sola con tal de dejar que transcurra una semana, estira las costuras del sistema sanitario un invierno tras otro. José Antonio Feito, de Belmonte de Miranda, pudo ser atendido anteayer viernes en el HUCA sin mayor problema. Pero los desequilibrios que se aprecian en la red sanitaria parecen estar reclamando una reflexión y algunas reformas de fondo si lo que se quiere es dar respuesta en el futuro a las necesidades de salud de la población.

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