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Occidente, sana costumbre

Los vecinos de los concejos más occidentales de la región achacan a la escasa contaminación, al pote, al deporte y a la calma su buen estado de salud

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Los concejos del occidente de Asturias, considerados como los más saludables

Que en el occidente de Asturias se vive bien es algo que saben sus habitantes. Pero si esta percepción la rubrica un estudio, ya no queda ninguna duda. Una macroencuesta realizada por el Observatorio de Salud para el Principado de Asturias concluye que el Occidente aglutina a los concejos más saludables de Asturias, es también donde la dieta es más sana y donde se concentra la mejor calidad de vida de los asturianos.

LA NUEVA ESPAÑA ha recorrido la zona en busca de las claves de la "receta mágica" de la buena salud, y puede que aquí estén algunos de los secretos que convierten al Occidente en el paraíso saludable de Asturias.

Noventa y ocho años cumplió Arcadia Pérez el pasado 17 de enero, el mismo día que su nieta Diana. Arcadia Pérez no quiere desvelar a la primera el secreto que le ha hecho llegar a rozar los cien años con una cabeza lúcida y una salud privilegiada. "Eso no os lo digo porque igual me lo copiáis", asegura con gracia. Probablemente los cuidados de su hija y tocaya hayan tenido mucho que ver. "Mamá siempre trabajó mucho, antes se comía menos y se quemaban las calorías que se ingerían", relata su hija. No había gimnasios, "pero sí huerta, algunas vacas de las que me encargaba yo porque mi marido trabajaba en la construcción en Avilés y tres hijos que nunca me dieron un disgusto", relata Arcadia Pérez emocionada, mientras revisa si los pendientes están bien colocados para la foto. Sabe esta boalesa que la genética le ha ayudado mucho, pero también el no haber cometido grandes excesos. "Me gusta tomar a veces un poco de vino bueno para comer, pero nunca fui fumadora y cuando éramos jóvenes, como no había posibles, merendábamos los higos de nuestra higuera y estábamos esperando todo el año a que llegasen las cerezas". De aquellos tiempos guarda Arcadia Pérez las buenas costumbres, y hoy, rozando el siglo, su merienda y su desayuno siguen siendo igual de sanos. "Un kiwi, un café con leche que no lo perdono, y una o dos rebanadas de pan con miel". Miel de Boal, claro está. El cariño de su familia, de sus cuidadoras Ana y Eva, de sus ocho nietos y sus seis bisnietas también le dan fuerzas para sentirse arropada y querida. Sobre el estrés, que también afecta a la calidad de vida de los asturianos, sentencia Arcadia con rapidez. "El estrés lo tiene el que lo quiere tener y el que no lo quiere tener, se duerme sentado", apostilla esta boalesa a la que no le sorprenden los buenos datos de salud del Occidente. "Nosotros ya éramos ecológicos, pero lo que pasa es que no lo sabíamos", remata.

Tomates, lechugas, pimientos, zanahorias, nabos, patatas y cebollas. Son los cultivos que Trinidad González, vecina de Savariz, en Coaña, tiene en su huerta. Dice Trini que ella se cuida, pero que le pierde el dulce y que todos los días se permite el lujo de tomar "un vaso de vino con tres cucharadas de azúcar y pan mojado". Quizás ésta sea la receta mágica de la vida buena que ofrece el Occidente.

Esta coañesa asegura que la vida "relajada" del pueblo se le torna a veces "aburrida. A ver si ahora que los datos dicen que ésta es la mejor zona para llegar a viejo la gente se anima a venir y a quedarse", concreta. A sus 65 años, madre de dos hijos, Trini tiene uno de los hórreos más fotografiados de Asturias, donde los turistas se paran a hacerse fotos, delante de las panoyas de maíz, de las calabazas y de la construcción cuidada en donde ahora guarda con esmero libros y más libros. "También tenemos gallinas, comemos las cosas que producimos y aquí hay menos contaminación. En el Occidente vivimos muy bien", señala. Su vecina Josefina López le da la razón, y concreta que "en el centro siempre hay más humos. Aquí vivimos más tranquilos y rodeados de naturaleza".

Dice el refrán que para llegar a viejo una buena fórmula es poco plato y mucho zapato. Pues a la orden. Un puñado de nueces y un café con leche le dan fuerza a José García, maestro jubilado, para salir de casa cada mañana y recorrer ocho kilómetros. Un ritual que suele compartir con su amigo Manuel Fernández. "Cómo no vamos a vivir bien si estamos aislados. Aquí pasan cuatro tractores y cuando pasan. No hay contaminación". No perdonan el paseo ni aunque llueva, y con sus paraguas en mano aprovechan para caminar a buen ritmo. Dice Manuel Fernández que otra de las claves para estar sano es "el pote. A mí lo que me gusta es el pote, que mi mujer lo cocine y si puede ser que me dure tres o cuatro días. Buenísimo", confiesa con gracia. Aunque Manuel apunta un consejo a su señora, "a ver cuando se da cuenta de que no por mucho comer voy a durar más".

El ejercicio físico, una buena alimentación, evitar el consumo de tabaco alcohol y no sufrir estrés son las grandes bazas que alimentan la probabilidad de llegar a la tercera edad en buen estado de salud. Así que para quemar los excesos de algunos sábados y porque quieren estar en forma, salen a correr al menos tres veces por semana estos tres colegas: Juan José Rodríguez, Fran Valle y Manuel Suárez. Luciendo tipín andan corriendo por la playa de Navia, aprovechando para respirar la brisa del mar y no perder comba en esto de la forma física, que no perdona cuando a uno le gana la batalla la pereza. "Solemos hacer diez o quince kilómetros y no siempre hacemos el mismo recorrido", explica Valle. "Intentamos cuidarnos", señala su amigo Manuel Suárez, entre risas confiesan que los fines de semana no llevan los cuidados tan a raya, porque también la diversión es vida.

El Occidente cuenta con unas características que le otorgan muchos puntos para favorecer la vida sana, pero, claro, después cada uno elige sus hábitos, su dieta y sus costumbres. Sabe bien Aureliano Menéndez, natural del concejo de Valdés, lo que cuesta ponerse en forma cuando antes se tenían unos hábitos no tan sanos. "El médico me dijo que tenía que caminar y en un mes he perdido quince kilos. Me encuentro mucho mejor, pero paso unas ganas de comer cosas... ¡no me dejan comer de nada!", dice Menéndez, mientras camina con paso firme desde Querúas a Cabo Busto. Ocho kilómetros hace todos los días junto a su perro "Asla", que le acompaña y le sigue el paso contento. "Lo que más me gusta del mundo es la tortilla, y a veces el fin de semana levanto un poco la mano, pero tengo que cuidarme y lo estoy haciendo", remata.

El verdor de los prados, una zona que no está masificada de turismo, que mantiene casi intacta la versión más pura de esa Asturias rural que existe y que muchos todavía no conocen y los buenos hábitos alimenticios han colocado a la mayoría de los concejos del norte del occidente asturiano en el ranking de los más saludables de la región. Y no sólo eso, es que además los que viven en el Occidente se encuentran bien. "De momento estamos bien, no podemos quejarnos", asegura José García. Mucho ha tenido que ver también la información a la que todos ahora tienen acceso, casi resulta extraño ver como también nuestros mayores son perfectos conocedores de las propiedades de los frutos secos, de reducir el consumo de azúcar o de quitarse la lactosa de la dieta cuando a uno no lo sienta bien. "Yo todos los días desayuno un café con leche sin lactosa y un poco de pan integral, así sin más", reconoce Manuel Fernández, que hoy tiene que ir a la panadería a comprar levadura porque su mujer va a preparar una empanada, de las de verdad.

Nada de comida rápida. El Occidente camina despacio, pero ofrece los mejores datos de Asturias en cuanto a bienestar y longevidad. Larga vida al Oeste asturiano.

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