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Myriam Seco | Arqueóloga especialista en Egipto

"España jugó en primera división en el descubrimiento de Tutankamón"

"La vida del arqueólogo es muy diferente de la de Indiana Jones, aunque compartimos el espíritu aventurero"

Myriam Seco, en el hotel de la Reconquista, el pasado miércoles, tras el fallo del jurado del premio "Princesa de Asturias" de Ciencias Sociales, en el que participó. M. LÓPEZ

La última vez que la arqueóloga Myriam Seco (Sevilla, 1967) pisó Asturias la catedral de Oviedo era de color negro. Un detalle que no le pasó desapercibido a esta historiadora especializada en Egipto. Más de diez años después, Seco acudió esta semana a la ciudad como parte del jurado del premio "Princesa de Asturias" de Ciencias Sociales 2018 y comenta aliviada: "Ya han limpiado la Catedral". Con un brillo especial en los ojos al hablar de su trabajo, esta egiptóloga a la que llaman la "Indiana Jones española" por sus descubrimientos responde a las preguntas de LA NUEVA ESPAÑA sin prisa. Recuerda sus inicios con ilusión y aún puede sentir esa necesidad que tuvo siempre de volver a Egipto, de saber más. Hace veinte años decidió mudarse al país africano y para ello se agarró a un trabajo como arqueóloga subacuática, aunque no sabía bucear. Hoy dirige uno de los yacimientos más importantes: la excavación de la tumba de Tutmosis III, en Luxor. Trabaja para convertir el templo del faraón en un museo, pero para eso hace falta más dinero. Reclama más financiación y más implicación por parte de España, que, en su día, "jugó en primera división" en el descubrimiento de la tumba de Tutankamón.

- ¿Le costó mucho acostumbrarse a la vida en Egipto?

-Sí, al principio me costó, pero como iba con muchísima ilusión por mi trabajo y mi pasión por la egiptología, compensó todo lo demás.

- ¿Cómo decidió ser arqueóloga?

-Desde niña supe que quería ser arqueóloga. Hacía agujeros en el jardín de mi casa y jugaba a buscar cosas. Luego, ya de más mayor, leí el libro "Dioses, tumbas y sabios", del escritor alemán C. W. Ceram, y me marcó mucho. Sí tenía claro que quería ser arqueóloga, pero fue en la Universidad cuando me incliné por la egiptología. Cuando empecé a estudiar la historia de Egipto me quedé totalmente impactada.

- ¿Por qué atrae tanto Egipto?

-Porque es una cultura muy rica, una civilización que impacta. Además, engancha todos los días porque siguen saliendo siempre cosas nuevas. Todavía queda mucho por descubrir y muchas incógnitas.

- ¿Cómo empezó en la profesión?

-Antes de terminar en la Universidad visité varias veces Egipto y siempre me quedaba con ganas de volver. Era una especie de necesidad. Cuando terminé la carrera, envíe mi currículum a todas las expediciones egipcias. Me llamaron para un trabajo de tres meses como arqueóloga subacuática en el Mar Rojo. No sabía ni bucear. Hice un curso y acepté el trabajo. Me pasé tres meses buceando en un pecio en el mar Rojo para sacar todo su cargamento de porcelana china del siglo XVIII. A partir de ahí, empaté varios trabajos en el yacimiento de Qait Bay en Alejandría o el templo funerario de Amenophis III hasta llegar a mi proyecto actual, en el que llevo diez años: las excavaciones en el templo de Tutmosis III en Luxor.

- Dicen de usted que es la "Indiana Jones española", ¿qué piensa cuando lee esas cosas?

-Me da risa porque no tiene nada que ver con la realidad. La vida del arqueólogo es muy diferente a la de Indiana Jones. Sí que tenemos en común el espíritu aventurero, viajar y asumir riesgos. Yo he estado excavando por todo Egipto. Por ejemplo, he estado trabajando en el Egipto Medio, una zona más pobre que el resto y bastante peligrosa. También he estado en el mar Rojo, en Alejandría, en Luxor, en las pirámides de Dahshur. Comparto con Indiana Jones ese afán por viajar y descubrir. Además, también he participado en una película.

- ¿Una película?

-Sí, participé en el rodaje de la película en formato IMAX (un formato de grabación de imágenes de alta calidad) titulada "El misterio del Nilo" en 2003. Recorrimos por primera vez todo el Nilo Azul, desde que nace en Etiopía, en el lago Tana, hasta que muere. Esta especie de documental fue una coproducción de catalanes y americanos. Yo era la arqueóloga del equipo pero también había una periodista, una fotógrafa, un hidrólogo y un equipo de aventureros que llevaban el kayak. Fue un rodaje de tres o cuatro meses que fue para mí, como egiptóloga, muy enriquecedor. Ver las fuentes del Nilo, que para el Antiguo Egipto es la vida, fue alucinante. Me impactó ver las orillas del río a su paso por Etiopía, donde las orillas están plagadas de pájaros y vegetación. También he visto el río plagado de hipopótamos, de cocodrilos. Cosas que ahora ya no se ven por la construcción de la presa de Asuán.

- Y las películas que hay sobre el Antiguo Egipto, ¿qué le parecen?

-Hay algunas películas que son horribles. Como esas que mezclan naves espaciales y pirámides (del estilo de "Stargate"). Para mí los extraterrestres y las pirámides no son buena combinación.

- ¿Cómo es el día a día de un arqueólogo?

-El trabajo de campo es muy duro. Te levantas muy temprano, a las cinco de la mañana, y trabajamos hasta la una de la tarde en el yacimiento. Lo que la gente no se imagina es que hay muchos perfiles en una excavación. En mi equipo somos treinta especialistas y 150 obreros egipcios. Cada uno de ellos tiene su papel y todos están perfectamente conectados. El arqueólogo se encarga de sacar objetos del yacimiento, pero a partir de ahí se inicia una cadena. El equipo de documentación hace fotos, les da un número y los mete en una base de datos. De ahí pasa a restauración y después a almacenaje. En el caso de que el arqueólogo saque huesos o cerámica, el proceso varía. La analizan otros expertos.

- ¿Trabajan en silencio?

-No, hay mucho ruido. El sonido de una excavación es muy interesante. Por ejemplo, puedes escuchar cómo los capataces dan órdenes a los obreros, los golpes de los que tallan la piedra... Es un ir y venir constante. Pero cada uno está concentrado en su papel.

- ¿Cuándo se da por terminada una excavación?

-Son procesos largos. Después de excavar la totalidad del yacimiento tienes que estudiarlo todo y restaurarlo. Lo ideal, al terminar, es poder convertir todo en museo. Yo llevo diez años trabajando en el templo de Tutmosis III, en Luxor.

- Estas excavaciones son el mayor hito de su carrera, ¿cuál es su relevancia?

-Tutmosis III fue uno de los faraones más importantes del Imperio Nuevo (1570-1070 a. C.). Era un gran militar, un gran estratega y sentó las bases de lo que después sería la época dorada del Imperio Nuevo. Extendió las fronteras de Egipto y otra de sus facetas más destacadas era la diplomacia. Con todos los territorios que conquistaba mantenía buenas relaciones y Egipto se pudo beneficiar económicamente de estos lazos.

- ¿Qué se puede ver del trabajo en el templo de Tutmosis III?

-Hemos encontrado piezas debajo del templo como unas joyas de oro, unos cuchillos y unas manos mágicas y varios dinteles. Todos ellos están en el museo de Luxor. El cartonaje que descubrimos (donde se envuelve la momia del faraón) va a ir al nuevo museo de El Cairo. Pero, dadas las características de nuestro yacimiento, queremos convertirlo en museo. No sólo tenemos el templo, sino que hemos descubierto tumbas y otras necrópolis en el muro perimetral del yacimiento. Queremos tener la oportunidad de contar más de mil años de historia en un mismo yacimiento.

- ¿En qué punto está ese museo?

-Necesitamos algunos años para acabar la excavación y estamos restaurando algunos sectores. La musealización hay que empezar a hacerla, pero para eso hace falta financiación.

- ¿No hay dinero para la arqueología?

-Casi toda la financiación es privada. El proyecto del templo de Tutmosis lo financia la Fundación Botín, Santander Universidades, la Fundación Cajasol y Gaselec y la empresa Cemex. Además, es un proyecto que también apoya el Gobierno egipcio a través del Ministerio de Antigüedades. Pero ahora necesitamos una gran inyección de dinero.

- ¿Y la financiación pública española?

-En España, con la crisis, lo primero que se recorta es en cultura. Hubo años que no recibimos ni una sola ayuda para misiones arqueológicas en el extranjero. España podría mejorar mucho en este sentido y aumentar el presupuesto destinado a misiones extranjeras o al propio patrimonio.

- ¿Cómo ve la conservación del patrimonio en España?

-España vive, en gran medida, del turismo y, por eso, cuida bastante de su patrimonio.

- ¿Qué acontecimiento arqueológico le hubiese gustado protagonizar?

-El descubrimiento de la tumba de Tutankamón debió de ser espectacular. Publiqué un libro el año pasado junto a Javier Martínez Babón sobre este hallazgo y su relación con España, llamado "Tutankhamón en España".

- ¿De qué va?

-España está muy ligada al descubrimiento del faraón gracias al duque de Alba, Jacobo Alba, el padre de Cayetana de Alba. Era un enamorado de la cultura egipcia y amigo personal de Howard Carter, el arqueólogo que descubrió la tumba del faraón. Cuando Carter descubre la tumba, quiso compartir esa emoción con su amigo el duque de Alba y le escribió cartas explicando todo el proceso, todo lo que había visto. Son documentos únicos. El libro reúne todas estas cartas para dar a conocer esta parte de la historia. España jugó en primera división en el descubrimiento de Tutankamón. Gracias al duque de Alba, Carter visitó varias veces nuestro país y dio conferencias multitudinarias.

- ¿Y después?

-Vino la guerra y España se quedó fuera en el mundo de la egiptología. Perdió la oportunidad de entrar en Egipto como sí hicieron Francia y Alemania.

- Pero usted ha dicho en alguna entrevista que la egiptología está de moda en España.

-Ahora sí. Desde el año 2000 ha habido muchos egiptólogos de mi generación que han buscado su camino fuera. En la actualidad, hay nueve proyectos arqueológicos españoles en Egipto. Existe un "boom" de egiptólogos españoles. La muestra está en que ahora hay más másteres o estudios de egiptología en la Universidad.

- ¿Tiene pensado volver a vivir en España?

-Sí. Últimamente vengo mucho más a España a dar cursos o conferencias y me está gustando mucho. También soy profesora invitada en la Universidad de Granada. Todo esto da visibilidad al trabajo que he hecho fuera de casa todos estos años. Me produce mucha satisfacción.

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