La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lucía García-Linares | Directora de operaciones de Toyota para Europa

"El asturiano es creativo de forma natural"

"El diésel fue un combustible muy bueno en su época, pero debemos ir hacia energías que sean más cuidadosas con el medio ambiente; lo que está claro es que el sector del transporte va a evolucionar"

Lucía García-Linares, en el Parque Tecnológico de Gijón. MARCOS LEÓN

Lucía García-Linares (Oviedo, 1973) tiene la receta del éxito. "Todo es posible con liderazgo, pasión y espíritu de lucha", repite. La ovetense es ingeniera industrial de formación y desde hace más de diez años trabaja en Bruselas (Bélgica), donde es la directora de operaciones de Toyota para Europa. Su responsabilidad es gestionar los centros logísticos del fabricante japonés. Se asegura de que los vehículos nuevos de la marca lleguen a sus compradores en el Viejo Continente impolutos, sin ningún rasguño. Aunque ya hace tiempo que dejó su Oviedo natal suele volver con asiduidad. Esta misma semana impartió una conferencia, organizada por la asociación Compromiso Asturias XXI (a la que la ovetense pertenece y en la que participa de forma activa) e Impulsa Gijón, en la que habló sobre su trabajo y la forma de organizar equipos de forma eficaz, su gran especialidad. Volverá en octubre a dar otra conferencia organizada por Innovasturias y la Escuela Politécnica de Ingeniería de la Universidad de Oviedo.

-¿Cómo llega usted a Toyota?

-Empecé a trabajar en Asturias en el mundo de la distribución en la empresa Temper, pero me entró el gusanillo, porque yo había hecho Ingeniería Industrial, de querer bajar a planta, y también me apetecía marchar fuera. En su momento, me habían dado una beca "Erasmus", pero no la cogí, porque me habían contratado Eolo para hacer unas prácticas, así que tenía esa espinita clavada. Al final, marché para Bruselas, primero trabajando con Rioglass. Pero me apetecía ir a una empresa más internacional y acabé en Toyota. Siempre digo que en la vida todo tiene un porqué, y yo me especialicé en organización y me fui a Toyota, que es la empresa por excelencia de la organización. El destino estaba trazado.

-¿Qué tiene de peculiar esa organización de su empresa (bautizado como el "método Lean") que hasta se estudia en las universidades?

-"Lean" es el nombre que le dieron James P. Womack y Daniel T. Jones (dos investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts) en un libro titulado "La máquina que cambió el mundo". Fue fruto de un estudio con muchas empresas, no sólo Toyota, que hicieron estos profesores viendo la forma de trabajar que teníamos.

-¿Pero qué tiene de especial?

-Es un sistema de producción en flujo continuo que se basa en eliminar cualquier desperdicio, en quitar todo aquello por lo que el cliente no va a pagar. Es una producción que es pieza a pieza, no como el sistema tradicional en el que se hacen muchas piezas semiterminadas que se van acumulando en "stock". Aquí no. En este caso, el proceso siguiente le pide al anterior lo que necesita, va retroalimentándose. El riesgo de esto es que si tienes cualquier problema tienes muy poco margen de maniobra. Pero también te obliga a atacar ese problema inmediatamente. Esto nos lleva a tener que mejorar cada día para evitar esos contratiempos.

-¿Y se mejora?

-Tenemos unos "kpi" (unos indicadores del rendimiento) para todo, para seguridad, para calidad... y nuestro objetivo cada año es que sean un poco menores. Por ejemplo, si los defectos por coche en las plantas están en un 0,025%, pues al año siguiente tiene que ser el 0,01%. Siempre es posible mejorar. La mejora tiene que ser continua en el día a día.

-Una de las partes de su trabajo es gestionar equipos de forma eficiente, ¿cómo se hace eso?

-Me encargo de mejorar la productividad de los talleres (aquellos que se encargan de dar los últimos retoques a los coches nuevos antes de entregárselos al cliente final) que no operan con gente de Toyota. Cuando tenemos que ir a un sitio así lo primero que hacemos es observar y vemos cuáles son los problemas de ese taller. Nos solemos encontrar con talleres en los que hay desperdicio por todas partes, en los que no se trabaja de una forma eficaz. Yo les enseño el método de resolución de problemas y a visualizarlos. Una de las cosas que hacemos es poner paneles para dar visibilidad a esos problemas para que vean cuál es el nivel de seguridad, el de calidad, qué anomalías tienen todos los días en su trabajo... Lo importante es instaurar ese método de mejora con ellos.

-¿Y eso funciona?

-Funciona muy bien. Una vez que ven que ese problema desaparece, cambia la dinámica del taller.

-Está en un sector muy masculinizado, ¿alguna vez se ha encontrado con dificultades por ser mujer?

-Pues sí. Creo que es un tema cultural, la sociedad históricamente es muy masculina y todavía nos es un poco difícil creer en las mujeres y en lo que las mujeres tienen que decir. Lo que intento hacer es mostrar con el ejemplo que lo que yo digo funciona. Es verdad que las mujeres aún tenemos que trabajar más, pero eso cambiará. La educación hoy está cambiando, en los colegios ya se promueve más la igualdad. Yo, en mi época, estudie en un colegio sólo de niñas, y entonces ya estábamos separados y éramos distintos. Pero no, no somos distintos, somos muy complementarios. La educación está evolucionando en ese sentido y ya no hay esa visión de que el marido es el que tiene que salir a trabajar y la mujer es la que se queda en casa.

-¿La mentalidad de la sociedad también está cambiando?

-Está cambiando, pero es un camino largo y que aún llevará tiempo. Y un papel muy importante en esto es que tu compañero o marido lo entienda y que te apoye. Yo no podría hacer lo que hago si él no me ayudara. Tengo dos niñas y quiero educarlas con amor y haciendo que sepan que pertenecen a una familia. Por mi trabajo viajo mucho y por eso tenemos que buscar un equilibrio entre los dos.

-El mercado automovilístico está viviendo tiempos de cambio, ¿hacia dónde va el sector?

-Toyota no anuncia algo hasta que está probado y superprobado. Por ejemplo, el tema del coche eléctrico o de los vehículos sin conductor es algo que sé que estamos estudiando desde hace años y el día que lleguemos funcionará a la perfección. No nos lanzamos a un sistema sin tenerlo fijo. Lo que está claro es que el mercado del automóvil va a evolucionar, y Toyota va a adaptarse a esa evolución. A lo mejor nuestro negocio no va a ser en el futuro fabricar coches, igual está en la conectividad o en apoyar todo lo relacionado con la movilidad del mundo.

-Gobiernos como el de España aseguran que el diésel y los coches que usen este combustible tienen los días contados, ¿comparte esa visión?

-El caso es sustituir el diésel por otra técnica que sea más ecológica. Pero lo que es erróneo es atacar al diésel. Fue un combustible muy bueno en su época, pero hay que ir a otras energías que sean más cuidadosas con el medio ambiente. Es ahí donde entran los híbridos, por ejemplo.

-¿Cómo se ve Asturias desde Bruselas?

-Mi visión particular es que Asturias está cambiando. Ya no vamos a vivir de las subvenciones ni de lo que otros nos den. Eso es historia pasada. Sí que veo que hay ese espíritu de que vamos a mejorar a Asturias desde dentro. Hay muchas asociaciones como Compromiso Asturias XXI, Impulsa, Innovasturias... que se están moviendo muchísimo y que están tomando cosas de fuera para adaptarlas a la región.

-Uno de los problemas es que el talento continúa saliendo de la región, ¿cómo frenar esa sangría?

-Ése es un tema complicado. La gente se intenta ir a zonas donde se paga más, pero hay algo que dice muchas veces Diego Canga (actual jefe de gabinete del presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani) que es que hay que trabajar sobre el salario emocional. Me parece fundamental. Creo que vamos a volver al aspecto humano. El mundo se está deshumanizando un poco y a mí me pasa que cuando vuelvo a Asturias veo y aprecio mucho ese humanismo que tiene la región. Creo que la gente se va a dar cuenta de que lo que hay por todo el mundo lo puedes traer a aquí gracias a las nuevas tecnologías, ya no es como antes, por lo que ese talento o ya no se va a ir o va a volver. A mí me encantaría que mis hijas se quedaran aquí, porque en Asturias hay una gran calidad de vida. Pero la gente se va a ir yendo menos porque ahora aquí hay más cosas que antes no había.

-¿Usted tiene pensado volver?

-Me lo preguntan a veces, pero yo no creo que vuelva porque tendría que mover a mi marido, que es belga, y a mis niñas. Lo que sí hago es implicarme en hacer todo lo que pueda por compartir lo que sé.

-¿Cómo ve la innovación en Asturias?

-Hay muchas "start ups" que están haciendo cosas interesantes. El asturiano es muy creativo. Yo lo achaco al clima. Porque al final pese a que llueve mucho estamos todo el rato fuera y para compaginar eso hay que ser creativo. Pero es una creatividad que tenemos de forma natural y que es superior a la de otros países.

-¿Qué debilidades aprecia a la región?

-Veo que la gente todavía sigue en el "ya, pero siempre se hizo así", o con el "aquí eso no se puede", una mentalidad que consiste en echarle la culpa a los otros, o al Gobierno. Éste es un tema político, pero la gente sigue con barreras entre clases sociales, entre pobres y ricos, o entre la derecha y la izquierda. Eso hay que romperlo porque no ayuda para nada. Al final, ¿qué queremos todos? Un mundo mejor. ¿Qué hay que hacer para conseguirlo? Trabajar, no hay más. A mí nadie me regaló nada, yo me lo trabajé todo desde cero. Fui sacando la carrera año a año a base de estudiar y de no salir de casa los primeros años.

-Ése es un tema también de organización...

-Sí, muchas veces cuando se tiene un problema se dice "lo dejo para la semana que viene". Pero no, hay que empezar ya.

-¿En Asturias falta esa visión de futuro de saber hacia dónde quiere ir de aquí a unos años?

-No generalizaría. Lo que sí que es muy importante es que cada persona y cada empresa tenga un plan de futuro. Sí que aprecio que muchas veces parece que Oviedo va por un lado, Gijón por otro y Avilés por el otro. Si tuviéramos una visión más conjunta las cosas podrían ser más fáciles. Luego vas a pedir fondos y cuantos más seamos más vamos a conseguir. Esa visión conjunta sí que falta, pero no sé si es sólo un problema asturiano o del mundo.

-En ocasiones usted se ha quejado de la falta de conexiones de Asturias con el exterior.

-Eso sí que está mal. Muy mal. Yo viajo mucho por Europa y a veces voy a tres sitios distintos en el día y vuelvo a dormir a casa. Ir y volver a Asturias desde Bruselas en el día es imposible, y eso que la mayor comunidad extranjera en Bélgica es asturiana. Pero si quieres hacer áreas de negocio con Europa, Bruselas debería ser un destino fundamental. Éste es un tema muy importante.

-Participó en un programa de "mentoring" con ingenieras asturianas, ¿cómo fue aquella experiencia?

-Intenté compartir con ellas mi experiencia porque lanzarse al mundo laboral es difícil, y lo que tienen que tener es un mentor, incluso de por vida, porque, al final, cuando estés un poco perdido esa ayuda puede ser importante.

-¿Qué les preocupaba?

-Sus preguntas solían ser cómo gestionaba yo el tema de la conciliación. Para no asustarlas les decía que es posible. Tuve una chica que quería hacer muchas cosas, estaba apuntada a muchas clases, y me preguntaba también si no sería mucho. Pero fue lo que yo hice también. Di clases en la Universidad, trabajé, e iba a clases de francés y de gimnasia. Todo depende de ti. Intento transmitirles que todo es posible con liderazgo, pasión y espíritu de lucha.

-En las carreras de Ingeniería hay déficit de chicas, ¿por qué?

-En ese asunto los colegios tienen que hacer mucho. Hay que acabar con las divisiones y hacerles ver a las mujeres que son igual de capaces que los hombres. En las Ingenierías se necesita entrega porque son carreras más duras y que necesitan una mayor preparación física, pero también son para ellas.

Compartir el artículo

stats