La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

ANTÓN SAAVEDRA | Histórico sindicalista minero

"Villa se hizo virrey de Asturias con la chequera de Hunosa"

"Durante una reunión levanté la mano al ministro Carlos Solchaga y le llamé payaso cuando me dijo: 'Antón, la mina más rentable es la que está cerrada'"

Nicanor Saavedra, con el pequeño Antón, de 6 años, en Langreo.

José Ángel Fernández Villa gestó su poder mediante "las horas sindicales pagadas con la gran chequera de Hunosa, ahí fue donde se hizo el virrey de Asturias a partir de 1978", asegura Antón Saavedra, el dirigente minero afiliado al PSOE y UGT en 1972 y que dejó el partido en 1986, año del referéndum de la OTAN. El autor del libro "Memorias de un sindicalista de Aller" protagonizó sonados incidentes con Carlos Solchaga, Segismundo Crespo y José Luis Corcuera. En 1988 Saavedra sufre un infarto, dimite al frente de la Federación Minera y pide volver a Hunosa.

Antón Saavedra (1948) nace en Moreda frente al Pozu y pasa su infancia entre Aller y Lada en una posguerra de represión, cartillas de racionamiento y estraperlo. Sus abuelos eran socialistas y murieron en la mina. José Saavedra salió elegido en 1931 primer concejal del PSOE en Aller. Fue jefe del maquis y "para que se entregara, los falangistas pegaban a mi abuela Mercedes delante de sus hijos. Mi tío Ángel (fallecido en 1954 en el Fondón) y mi padre se libraron porque un matrimonio de Piñeres los escondía en la corripa de los gochos". El otro, abuelo Antonio Rodríguez, "quedó en la mina y mi abuela Estrella no tuvo vale de carbón".

Su padre, Nicanor, entra en el Fondón ganando casi el doble. Así que en 1953, Antón (que había vivido con su abuela Mercedes en la aldea allerana de Pumar de Nuño), su madre, María Luisa, y su hermana, Mercedes, se instalan con el cabeza de familia en Lada, donde años después nacería su hermano, Nicanor. En tiempos de palo y tente tieso, "llego con 5 años, y el segundo día de clase, el maestro Hipólito me pega. Mis padres me sacan de la escuela pública cuando el director, don Nicolás, me marca a blimazos". Saavedra aprueba el ingreso y de premio "Baltasarón, amigo de mi padre, me compra un balón". Cursa el Bachiller Elemental en El Frailín, "donde imperaba el régimen de los reformatorios ingleses".

Durante la huelga de 1962 "fui vecino en la barriada de Lada de Anita Sirgo y Alfonso Braña, del comité central del PCE. La primera vez que los detuvieron iba a examinarme a Gijón. En un encierro en el Fondón, mi padre se puso a la entrada con una estaca para impedir los abandonos. Aquello era tremendo para un guaje de 14 años. La Guardia Civil lo tenía tomado todo. Me quedó grabada la imagen del capotón y el tricornio con la que me topaba dentro del portal".

Mientras los electrodomésticos entran en casa, Saavedra frecuenta los guateques y se siente atraído por "les mozuques" y el fútbol. "Coincidí con Prieto y Tensi en El Alcázar, Nieves y Secades". A los 15 años deja Lada, "a mi padre, que padecía del reúma, le dieron vivienda en La Joécara. A duras penas acabé el Bachiller y marché a hacerme ajustador a La Coruña. Bugallo, portero del equipo, nos traía Winston del bar familiar en Cambados. Cuando vi la foto de Sito Miñanco en la prensa, me dije: "Esti ye Bugallo". Sito también se apellida Bugallo, pero me queda la duda".

Es la hora del compromiso. En 1967, Saavedra se integra en el Club Juventud Norteña. Después "fundamos la sociedad Amigos del Nalón, un modelo que se extendió por Gijón, Mieres y El Entrego y donde, entre otros, daba charlas Gustavo Bueno. Unos 20 meses dura la primera etapa laboral del joven Antón, desde octubre de 1966 a primeros de agosto de 1968. A los 20 años tenía en su haber tres trabajos y otros tantos despidos. Empezó con 18 años en Montajes Gijón, subcontrata de Constructora Gijonesa. "Allí había dos mundos: los fijos, que disponían de ducha, y los subcontratados, unos apestados que nos aseábamos en un bidón. Un día, el soplete destroza un calderero y la gente sigue en el tajo como si nada. Hablo a los obreros y conseguimos que paren. A la siguiente jornada, la Guardia Civil nos impide entrar al astillero al yerno del Tordín de Frieres y a mí: estábamos despedidos".

Con la liquidación "fuimos a comer centollo y después, de comedia. Tuvimos que esperar a los que venían, para que nos dejaran perres". En marzo de 1967 se incorpora a las obras de Duro Felguera en Uninsa. Este segundo empleo le duró 15 días. La historia se repite: "Los fijos echando la partida en el contenedor con chaquetas de agua, mientras a nosotros nos obligan a trabajar sin nada bajo la lluvia. Total, que nos plantamos y nos echaron". En junio de 1968, Antón es admitido en la subcontrata de Montajes Ciaño en Uninsa, pero "el 2 de agosto, acabé en la calle; estaba en la lista negra".

El año que el hombre llega a la Luna, Saavedra entra en la mina: "El 23 de abril de 1969 me presento en el Fondón. Cuando me vio, mi padre me llamó de todo. Estuvo meses sin hablarme. Se me destinó con el que tenía fama de más vago. Al final de la jornada estaba reventado: ocho vagonetas a pala. Ahí seguí hasta que se dio cuenta de que no daba marcha atrás". El 7 de agosto de 1972, queda atrapado con cuatro mineros hasta que los sacan en un angustioso rescate. Por entonces "comencé a plantearme ser sindicalista, incluso estuve a punto de entrar en Comisiones. En el año del accidente acabé graduado social y me afilié al PSOE y a la UGT". En 1974 se convirtió en jefe de personal de la zona de Siero.

Pero antes, 1970 es otro año crucial en la vida de Saavedra: mili, boda e hija. El 26 de abril se casa con Irma Martínez y en septiembre nace su primogénita y pasan a vivir a La Joécara, donde sigue. En plena vorágine de huelgas descarta las milicias y también la vía minera, no quiere arriesgarse a acabar en Ceuta. Destinado en Gijón, pasó un mal trago con Teddy, el de vinos Tomás Gutiérrez de Ciaño. Estaba preso por objeción de conciencia, "lo dejé salir al patio en Simancas y se dio a la fuga. Lo cogieron en el concurso hípico de La Felguera, identificado por un capitán. Peor fue cuando detuvieron al médico del botiquín al encontrarle material para imprimir panfletos. Yo había tirado propaganda. Si canta, me habrían hecho un consejo de guerra".

Antón Saavedra se afilia al PSOE y la UGT en 1972 influido por el ejemplo de su abuelo. "Me metió Joaquín el de la cafetería Lieja de Sama. El que no estaba era Villa. Entra pasado 1974, por mucho que insista en que se había afiliado en los sesenta. Nunca dijo que en 1969, cuando lo despiden del Pozu Cabritu, cuando hay aquella redada, cuando ya era chivato de Claudio Ramos, militaba en Comisiones y en el Partido Comunista. También estuvo en CRAS, las Comunas Revolucionarias Asturianas de José Luis Rúa, al que delató. Claudio Ramos le mandaba meterse. Y sé mucho más".

Por entonces se encargaba de recoger de noche en Tazones el boletín del partido. Lo mandaban desde Toulouse a Fuenterrabía y de ahí lo traían en un pesquero hasta Asturias. Al principio iba con "Agustín González, (Otilio), de la ejecutiva federal. Al carecer de infraestructura, entregábamos los boletines en persona. Algunos de los que ahora se las dan de socialistas, te echaban de casa. Puedo dar nombres". Cinco veces fue detenido, la primera el 1 de mayo de 1974 en Gijón. "Dos de la secreta nos cogieron a mi cuñado Paco y a mí cuando entrábamos en el pub Eros. Al vaciar los bolsillos en la Comisaría me di cuenta de que llevaba algún 'Mundo Obrero' que me dio uno venido de Bélgica. En el interrogatorio no me tocaron. Lo pasé fatal cuando me llevaron esposado ante el juez".

La segunda, mucho más aparatosa, se produce en el barrio del Pilar en Lada, el 17 de mayo de 1976, en víspera la visita de los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía al pozo María Luisa. Esa noche "llegamos a la cafetería Lieja con los pasquines que habíamos hecho en la imprenta del que fue presidente del Oviedo Eugenio Prieto. Los redactaban Juan Luis Rodríguez-Vigil y Emilio Barbón. Con Pedro Miranda el médico al volante, Joaquín y yo tirábamos los panfletos hasta que por el barrio del Pilar oímos disparos y gritos de "alto". Nos llevaron andando al cuartel de La Felguera. Estaba lleno de mandos. Allí pasamos cinco días".

La tercera tuvo lugar el 3 de septiembre de 1978 en Fabero (León) por decir ante miles de mineros "al pan, pan; al vino, vino, y a Martín Villa (ministro de la Gobernación), pistolero y asesino". La cuarta sucedió el 11 de marzo de 1979 en Madrid, al cortar la Castellana en protesta contra el cierre de Figaredo. "Lo pasamos muy mal. ETA había matado a un policía y, al entrar detenidos por el patio de la Dirección General de Seguridad, donde estaba el féretro del agente, familiares y compañeros gritaron "asesinos", "hijos de puta", "fusiladlos". Éramos cinco y llevábamos colgando las cadenas con las que nos habíamos amarrado. Nos confundieron con los autores del crimen".

En agosto de 1982, al llegar a Lima "me enganchan en una redada y acabo bayeta en mano fregándoles el cuartel y sin los once dólares que me limpiaron". De regreso a Madrid, Saavedra lee la noticia de que había sido expulsado del PSOE. "Aquello fue urdido por el aparato de Villa. Por entonces, ganábamos en Sama y él manejaba Tuilla; si perdía Langreo, perdía la FSA. Por eso no quería las agrupaciones locales". Asegura que Villa empieza a colaborar con Claudio Ramos en 1974, año en el que "aparecen unos documentos contra mi situándome en el PCE y en Comisiones. En 1976, todavía no pintaba nada en el PSOE, "empezó a tener poder a partir de 1977. Ahí aparecen las horas sindicales. En 1978 ya controlaba el SOMA y por extensión el partido".

Villa llegó a tener "más de 200 liberados con la chequera de Hunosa. Así se hizo con el control del PSOE, el del Gobierno, las listas electorales y demás. Ése es el gran poder que se generó en torno a la chequera, ahí fue donde se hizo el virrey de Asturias a partir de 1978 para llevar a cabo la operación de cierre de la minería diseñada en Madrid por la burguesía española, porque Asturias nunca tuvo burguesía. Minas e industrias son de vascos y catalanes".

El 16 de febrero de 1983, Felipe González habla la necesidad de cerrar Hunosa, en 1984 Carlos Solchaga pone sobre la mesa dinero para reindustrializar las Cuencas a cambio de reducir empleos en la minería pública y Villa salta con lo de "antes de cerrar un pozo hay que pasar sobre mi cadáver". "Entonces, el ministro cambia: "Antón, no me toques los cojones, la mina más rentable es la que está cerrada". Ahí tuve el problema con él cuando levanté la mano como un gesto de ponte para allá, mientras le decía "calla, payaso". No hubo más. Fue en 1985, año de la huelga general minera.

Uno de los incidentes más sonados de Saavedra lo tuvo con Segismundo Crespo en el Ministerio de Trabajo. "El subsecretario de Almunia me llamó energúmeno, yo me apoyé en la mesa y ¡paaas! Salió corriendo a esconderse en los baños mientras los funcionarios se reían". Manuel Chaves le evitó otro con José Luis Corcuera cuando dimitió Nicolás Redondo por la ley de pensiones de 1985. En un pincheo en Ferraz, "viene hacia mí con un Cohibas y un vaso de güisqui y me espeta: "Eres un buen chaval, pero te tiene comido el coco ese hijo de p de Redondo". Parecía algo enfiláu. "Díselo a la cara, pero no tienes lo que hay que tener", le respondí. Él se abalanzó hacia mí, Chaves y Garnacho se metieron por medio. Ahí quedo la cosa".

En 1984 es procesado por una querella del expresidente de Potasas Navarra, el excomunista Francisco Conde. En plena polémica, recibe una amenaza de ETA a la que responde. Una abogada de oficio del PP lo defiende por el encierro de 1984 en una mina de Almadén donde plantó cara a José Bono. "El presidente de la compañía era cuñado de Felipe y los míos se desentendieron de mí", recuerda. Todavía le duele el asalto villista de 1987 al congreso de la Federación Minera de UGT. Eran liberados, "algunos de ellos borrachos, encabezados por Ricardo López Estébanez. En aquello estuvieron Tino Venturo, Ronderos y el Portu de Mieres".

En junio de 1988, al final de un encierro en Peñarroya, Saavedra se encuentra mal. Tras pasar dos días por Madrid, regresa a casa. "Siento un dolor en el pecho y empiezo con náuseas y vómitos. Menos mal que Esther la Caravana me dio una Cafinitrina. Fue lo que me libró. Quino me llevó en su "cuatro latas" al hospital. Era un infarto. Estuve 16 días ingresado. Siete años después, me repitió yendo en autobús para Oviedo. Yo nunca traigo Cafinitrina, pero en el parlamento, la tienen todos".

El 17 de septiembre dimite al frente de la Federación Minera de UGT y para "quitarme de en medio me ofrecen cargos en la agregaduría laboral de Perú y Chile, en el ministerio de Trabajo y en los seguros de UGT. Yo prefiero volver a Hunosa". No se olvida de que Ludivina García Arias le apagó el micro cuando, como miembro de la CECA, estaba interviniendo en Eurocom. "Era el púlpito de Villa en la UE y con él Ludivina se garantizaba repetir en las listas. Ella ya no pertenece al PSOE, pidió la baja".

Después de afiliarse el 14 de abril de 1972 en el PSOE y la UGT, de ser uno de los integrantes de la candidatura socialista a las primeras elecciones de 1977, Antón deja el partido en 1986, año del referéndum de la OTAN, "en el que ya hice campaña desde el PASOC. Presido la primera asamblea de IU en la que Gerardo Iglesias sale coordinador". Saavedra acusa al otrora todopoderoso jefe del SOMA de "haber dado la orden en Hunosa para quitarme las horas sindicales para liquidarme. Belarmino García Noval me contó cómo vinieron a ver al jefe de personal. La Federación no tenía dinero y estuvimos sin cobrar. Villa me debe 800.000 pesetas".

De 1991 a 1999 ocupa escaño en el Parlamentario regional. Está con Izquierda Unida hasta 1996, cuando a raíz de los 14 muertos en Nicolasa denuncia al pandillerismo sindical. Por decir eso, "Antonio Gutiérrez (CC OO) pide que se me eche de IU; Hevia (CC OO), un hijo del régimen, me llama franquista, y Villa me amenaza con los tribunales. Me pasé al Grupo Mixto el día en que el Polesu me gritó ¡que te largues!".

De la muerte de Franco dice que ni la celebró. El 23-F lo vivió en Mieres. "Seguí el asalto al Congreso por la radio. Fernando Vega y yo pasamos por las casas de Avelino Pérez, de Pedro de Silva y Ludivina García Arias. En Mieres andaban cinco vestidos de falangistas cantando el "Cara al sol" por la calle Manuel Llaneza". La "derrota dulce" de Felipe González en 1996 , "me alegré porque la corrupción del PSOE estaba a la altura de la del franquismo". "Felipe fue jefe de centuria de Falange y Alfonso Guerra era quien hacía aquellas pintadas nazis en la librería con amenazas contra él", añade. De Zapatero dice que era "un payaso y un maniobrero".

Segunda entrega mañana, lunes:

"El Montepío es la clave del 'caso Hulla', ahí empezó la caída de Villa"

Compartir el artículo

stats