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ALBERTO VALLE | Exregidor de pastos de la Montaña de Covadonga y exsecretario de medio rural de la FSA

"Fue una satisfacción recibir la medalla del Principado"

"Abandoné la hostelería porque necesitaba sosiego y entendí que al llegar a cierta edad o montas tu propio negocio o lo dejas"

Alberto Valle recibe la medalla de plata del Principado en nombre de los pastores de los Picos de Europa de manos del entonces presidente Vicente Álvarez Areces.

Alberto Valle Villaverde (Parres, 1949) narra en esta primera entrega de sus "Memorias" para LA NUEVA ESPAÑA -a la que seguirá otra, mañana, lunes- su paso de la hostelería a la ganadería y cómo llegó a ser regidor de pastos de la Montaña de Covadonga y a meterse en política como un medio para mejorar las condiciones de vida de los residentes en la zona rural.

Ceguera. "Nací en Soto de Dego en 1949. Mi madre, Josefa Villaverde Sánchez, se empezó a quedar ciega a los 20 años por una enfermedad rara y conoció a mi padre, que era de Santander, en el hospital de Valdecilla, adonde mi abuelo Francisco la llevaba con mucho esfuerzo para tratar de que recuperara la vista. Era muy cariñosa y nos aprendió de bien pequeños a mi hermano Antonio, que tiene cinco años menos que yo, y a mí, a peinarnos, hacer la cama y, en definitiva, a valernos por nosotros mismos".

Lechero. "Mi padre quería que estudiara, pero sólo hice los estudios primarios en el colegio Vázquez de Mella de Cangas de Onís, donde aprendí a leer. Mi primer maestro, Manuel Pedraces, era muy recto, de los de antes, pero salías con buena preparación. A clase iba caminando, había casi dos kilómetros. Madrugaba mucho, antes de entrar a la escuela me tocaba repartir puerta a puerta tres calderetas de la leche que daban las cinco vacas que tenía mi abuelo en casa, con las que sacábamos un dinero extra para vivir sin lujos. De mi infancia recuerdo por ejemplo el día que hice la primera comunión en la iglesia de Cangues d'Arriba porque después dimos cuenta de un convite a base de galletas y chocolate. Al abandonar los estudios mi padre se empeñó en que aprendiera su oficio de tapicero, porque decía que tenía mucha demanda y porvenir. Bajaba con él en bicicleta al taller de Nachón en Arriondas y al de Recorrio, Juan Gress y Máximo Blanco, en Cangas. Tras un año de prueba decido que aquello no me gustaba porque el corte de telas era muy complicado, había que tener mucha precisión, y no se me daba bien.

Hostelería. "Tenía unos 16 años cuando un vecino me recomendó para trabajar como camarero en el bar Colón, un establecimiento ubicado frente al Ayuntamiento de Cangas de Onís al que todo el mundo acudía para echar la partida. Hoy es una tienda de camisetas. Al principio era sólo los fines de semana, entraba a las diez y me quedaba hasta cerrar. A los tres años me enteré de que buscaban un encargado en el mesón del Puente Romano de Cangas de Onís y me presenté porque estaba mejor remunerado. De aquella ya había mucho turismo y afuera teníamos una bolera que llamaba mucho la atención a los visitantes. Acabamos por cerrarla porque no ganábamos para bolas, acababan todas en el río Sella de la mala puntería que tenían.

Ventura. "Tras hacer una temporada en el mesón entré como aprendiz de camarero de comedor en el desaparecido hotel Ventura, donde el parque de Cangas. Fueron doce años que recuerdo con mucho cariño y en los que aprendí mucho del sector. El exjugador de fútbol Clemente Villaverde, hoy consejero y gerente del Atlético de Madrid, era nieto de Ventura y pasaba los días jugando en el hotel por lo que trabamos una gran amistad que aún mantenemos. En el 71 me llamaron para hacer el servicio militar y me marché catorce meses, los tres primeros a un campamento en el Ferral del Bernesga (León) y el resto al cuartel de San Quintín, en Valladolid. Se me hizo muy largo porque echaba de menos a los compañeros del Ventura, pero gracias a que en la recepción del hotel había aprendido lo básico sobre el funcionamiento del teléfono cuando pidieron un voluntario para recoger las llamadas de la central del cuartel me ofrecí y conseguí librarme así de otras tareas más duras como salir de maniobras".

Luna de miel. "En enero de 1974 contraje matrimonio con mi actual mujer, María Luisa Díaz García, en la cueva de Covadonga. Ella era de Nieda y nos conocimos porque tenía una tienda de calzado en la calle del Mercáu de Cangas de Onís. El cura nos dijo que había que quererse en lo bueno y en lo malo y eso sigo haciendo 44 años después. Tenemos cuatro hijos: Mónica, que nació ese año en noviembre y regenta el restaurante Casa Severa en Sobrefoz; Isabel, que lleva la quesería de gamonéu La Solana, y Miguel y Alberto, que se dedican a la construcción. El convite se celebró, como no podía ser de otra manera, en el hotel Ventura y hubo unos 150 invitados. De luna de miel fuimos, como todos los paletos, a Palma de Mallorca ocho días. Me habían hablado mucho de aquellos paisajes isleños de ensueño, pero me pareció que en comparación con los de Asturias eran bastante peores. Al volver nos instalamos con mis suegros encima de la zapatería."

De camarero a ganadero. "Entré en contacto con la ganadería a raíz de que saliera a concurso el bar del mercado de ganado de Cangas de Onís en 1986. Había tres candidatos, pero al final me lo dieron a mí por un periodo de diez años, así que me fui a vivir con la familia a las instalaciones. Abría sólo los domingos, día de mercado, para dar bocadillos y caldos a quienes venían de los pueblos de los alrededores a vender sus cerdos, cabras y ovejas. Como por semana tenía tiempo libre y me gustaban los animales decidí montar una ganadería de carne con el dinero que iba ahorrando y mi suegro me asesoró. Llegué a tener cuarenta vacas nodriza. Las dos primeras se las compré a un matrimonio de Nieda que se mudaba a Gijón y no podía llevarlas. Eran de raza cruzada y se llamaban "Corza" y "Mulata". Me ocupaba de treinta y cinco hectáreas de pastos que llevaba arrendado. Alargué el contrato del bar un par de años más porque el Ayuntamiento no encontraba quien lo llevara y después dejé de ser autónomo para cotizar en la Agraria y optar a subvenciones ganaderas. Abandoné la hostelería porque necesitaba sosiego y entendí que al llegar a cierta edad o montas tu propio negocio o lo dejas."

Regidor de pastos de Covadonga. "En 1998 mi mujer y yo nos mudamos con los niños a una casa que mis suegros tenían en Nieda para dedicarme al campo, y ese año fui elegido como celador de pastos de la Montaña de Covadonga por el distrito 8, que corresponde a la zona de Següencu. Ocupé el cargo ocho años, los cuatro últimos también como regidor de pastos de Covadonga. Sustituía en el cargo a Valeriano Remis, que me ayudó y dio buenos consejos. Se puede decir que seguí sus pasos porque después le di relevo como concejal de Ganadería en el Ayuntamiento de Cangas de Onís. Fue una etapa guapa en la que se aprobaron medidas que, aunque al principio levantaron reticencias, con el tiempo se ha demostrado que fueron acertadas. Entre ellas poner una segunda chapa identificativa a las reses de Cangas de Onís para que contaran con un número propio y fueran fácilmente identificables si se perdían o despeñaban. También se impidió el acceso a pastos comunales de caballos sin castrar para no desequilibrar la pureza de las razas."

Incendios. "Siendo regidor uno de los problemas que había eran los incendios forestales intencionados. En la cuesta de Cangas todos los años ardían varias hectáreas porque algunos ganaderos pensaban que era la mejor solución para generar pastos. Con voluntad, diálogo y el apoyo del Principado el Consejo de Pastores logró que se plantaran trescientas hectáreas de pinos y aquello no volvió a arder. Es una satisfacción mirar la ladera que va del Llanu el Cura a Tornín y ver que el pinar sigue ahí."

Medalla del Principado. "Como regidor de pastos fue una gran satisfacción recibir personalmente la medalla que el Principado otorgó en 2002 a los pastores de los Picos de Europa. La candidatura fue impulsada por Jaime Izquierdo y para nosotros suponía que reconocieran nuestro trabajo como jardineros y guardianes de los Picos en una época en el que el lobo empezaba a causar demasiados daños. Al día siguiente de recogerla en el auditorio de Oviedo, el Príncipe Felipe nos recibió en el hotel Reconquista y le obsequiamos con productos típicos de la zona como queso gamonéu."

Política. "Cuando trabajé en el Ventura, aún sin ser de ningún sindicato, me nombraron como portavoz de los trabajadores. Luego me entró el gusanillo por la política cuando el profesor de EGB Laureano Díaz Puente me dijo que necesitaba gente para formar en Cangas de Onís una candidatura socialista para las municipales de 1979, las primeras democráticas. Acepté porque me pareció que era el partido que mejor defendía a los trabajadores. Ganó UCD. Mi mujer es de derechas, pero siempre me respetó".

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