"Quiero ser youtuber pero mamá no me deja hasta que tenga 18 años", dice con voz dulce la asturiana Adriana García. Tiene 7 años y es fiel seguidora de canales de Youtube protagonizados por otros niños de su edad, como "Jugando con Aby" o "SaneuB". Sin embargo, en su casa no están dispuestos a exponer a su hija en internet. "Es un mundo muy grande para ella y la veo muy pequeña para enfrentarse a algo así, creo que en internet hay mucha basura y soy muy desconfiada con el tema", dice su madre, Carmen Ríos. Ambas han llegado a un acuerdo para manejar esta situación. Adriana puede grabar todos los vídeos que quiera con el móvil de sus padres y hacer como que es youtuber pero tiene prohibido compartirlos o subirlos a internet. "Hola, familia, bienvenidos a mi canal; hoy nos vamos a tomar el vermú por ahí porque aquí hace un día muy bueno y hay que aprovecharlo", explica Adriana en la introducción de uno de estos vídeos caseros que no salen del carrete del móvil de sus padres. De esta forma, la niña puede "desarrollar su creatividad pero sin exponer su imagen en Youtube o las redes sociales", apunta Ríos, que, con este pacto, ha conseguido ahorrarse muchos quebraderos de cabeza.
