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Jorge Juan Fernández Sangrador | Vicario general de la diócesis de Oviedo

"En España hay quien quiere reducir la Iglesia al ámbito privado"

"Hemos de tener el coraje para abordar el asunto de los abusos sexuales en toda su crudeza; éste es un momento sumamente doloroso"

"En España hay quien quiere reducir la Iglesia al ámbito privado"

Jorge Juan Fernández Sangrador (Cangas de Onís, 1958), vicario general de la diócesis de Oviedo, acaba de publicar "El hecho religioso. Trazos de periodismo cultural" (Ed. PPC), donde recopila sus artículos en LA NUEVA ESPAÑA. Es doctor en Teología, licenciado en Ciencias Bíblicas y en Filología. Entre otros cargos, ha sido director general de la Biblioteca de Autores Cristianos y de Publicaciones de la Conferencia Episcopal Española. El Papa Francisco lo nombró consultor del Pontificio Consejo de la Cultura. En sus artículos en este diario rastrea las huellas que la religión deja en la actualidad.

- ¿Cabe Dios en el periódico?

-Está, está en el periódico.

- Pues yo no lo veo.

-Sí, sí. Alguien me preguntó si con el periódico se reza. Creo que fue Hegel quien dijo que el periódico es la oración del hombre contemporáneo. Para mí el periódico es eso. El periódico de cada día es la última página de una escritura que no es sagrada, hablando canónicamente, pero en la que sí se aprecian la acción, la intervención y la presencia de Dios. Lo que he pretendido con estos artículos y la recopilación en este libro es tratar de mostrar cómo, con indagación del periódico cada día, uno sí se encuentra con una experiencia religiosa de fondo.

- He leído en algún sitio que usted opina que la región no está suficientemente bien tratada en los periódicos.

-Sí. Esos discursos contra la religión, que puede parecer que están de moda, que pertenecen al espíritu de los tiempos en los que no pasa nada si se habla mal de la religión o si se blasfema, siempre me han parecido, a su manera, discursos sobre Dios. Son como una aspiración a la purificación de la religión.

- No le entiendo bien.

-Cuando se denuestan ideas o prácticas de personalidades religiosas, siempre he entendido que eso es porque se considera que no están a la altura de lo que se espera de ellas. Manifiestan un desencanto ante algo considerado excelso en un momento y que decae. A veces es más serio, más auténtico, de mayor preocupación, un discurso que pretende desmarcarse de la religión, de otros discursos religiosos de rutina, de inercia. De ahí que aprecie tanto todo lo que se escribe en los periódicos sobre la religión. Me parece que es una llamada a la verdad. Cuando se lee la Biblia, es todo un cúmulo de deslealtades, de pecados, de amonestaciones de Dios sobre conductas humanas, especialmente las religiosas. Entiendo que hoy a través del periódico nos llega una voz que ha de ser escuchada, atendida y acogida.

- Según esa teoría, podría interpretarse el caso del actor Willy Toledo (procesado por insultos a la religión católica) como una exigencia de mayor integridad a la Iglesia.

-Una cosa es la formalidad del discurso, que puede ser de mala educación o de expresión incontenida de enfado de una manera rotunda y radical, que pretende afectar a lo más absoluto, a lo sagrado. Eso produce un efecto de consternación en las creencias de quienes son verdaderamente religiosos. Pero se debe considerar todo esto como una llamada a ser coherente, a ser leal, integral. Indica que el otro te percibe de manera distorsionada. Hay que establecer esa verdadera comunicación entre la persona religiosa y la que se declara abiertamente en contra. Lo primero que tengo que pensar es en qué estoy fallando para que los demás me perciban de esta manera negativa.

- Habló de la blasfemia. ¿En qué medida hay que seguir castigando judicialmente este tipo de expresiones?

-No se pueden ofender las creencias de nadie, y no puede considerarse que salga del Código Penal o de la legislación algo que requiere respeto especialmente. Sobre todo porque hoy es muy fácil hablar mal de la religión. Está consentido, permitido e incluso hasta alentado. Uno de los aspectos que me llaman la atención de los periódicos es que cuando se hacen las entrevistas, sobre todo a científicos, venga a cuento no, tiene que salir su creencia religiosa. Parece que puede ser como un título de gloria, de prestigio, de rigor, considerarse ateo o agnóstico.

- Dice que ser ateo, de alguna manera, sirve para validar sus investigaciones.

-Puede considerarlo el científico de sí mismo.

- Las verdades de la ciencia chocan con los dogmas de la Iglesia católica. Es decir, ¿cómo mantener el pensamiento científico y determinadas prácticas religiosas que, permítame, guardan parecido con el pensamiento mágico?

-Cuando hablamos de magia no hablamos de religión. Cuando estamos hablando de religión, uno lo hace desde la perspectiva judeocristiana. No tiene por qué haber incompatibilidad entre ciencia y fe. En Roma, la Santa Sede tiene una Academia Pontificia de Ciencias de la que forman parte los científicos más eminentes del mundo. La biblioteca del Vaticano es un acopio de información de ciencia y de datos como pocos en el mundo. El Pontificio Consejo de la Cultura, del que soy consultor, manifiesta un deseo de estar al día y de mantener contacto con las corrientes más innovadoras y últimas del pensamiento y de la ciencia. Sin que eso suponga ningún trastorno para la fe ni para la vida religiosa. Todo lo contrario. Es lo que estimula el deseo de profundizar más en las realidades humanas, en cómo se manifiestan hoy de una manera desconcertante. Sobre todo a partir de la tecnología, que lo invade todo y está introduciendo unas transformaciones increíbles, incluso en la especie humana. Todo eso produce el deseo de tratar de comprender cómo se inscribe en el plan de Dios este proceso de avance de la humanidad de una manera totalmente nueva.

- Pero es que los científicos dicen precisamente que no hay ningún plan de Dios, que no lo han encontrado por ningún lado.

-No encuentran un plan de Dios porque no sucede delante de todos. El plan de Dios sucede de una manera que nos descoloca a todos. El plan de Dios no es el que coincide precisamente con nuestros propios planes. Al creyente no le resulta fácil reconocer el plan de Dios en tantas circunstancias de la vida en que le corresponde vivir el sufrimiento, el dolor, los cataclismos? Es un plan de Dios que resulta muy difícil de conocer y en ocasiones de aceptar.

- ¿Por qué decía usted antes que está bien visto hablar mal de la religión?

-Porque se puede considerar que el pensamiento religioso, la vivencia religiosa, forma parte de un estado de la humanidad que ya ha sido superado, que nos acerca más a estadios de la Prehistoria que a los periodos de avances de una era espacial.

- ¿Y qué parte de culpa tiene la Iglesia, en este caso la católica, de esa falta de conexión de su mensaje con los tiempos actuales?

-La Iglesia hace mucho permanentemente por mostrar este respeto y esa valoración de la razón y de los métodos científicos. Da un valor inestimable al estudio, la reflexión, el análisis, el diagnóstico, la veracidad de los datos, a que no interfieran prejuicios de ningún tipo. El papel de las universidades católicas en la ciencia, la genética, la cosmología o la paleoantropología ha sido una página memorable en la historia de la Iglesia.

- ¿Estamos asistiendo a un nuevo choque de religiones? Hablo del cristianismo y del islam.

-Las religiones han tenido sus dificultades. Se ha avanzado muchísimo en el diálogo interreligioso. Esto es algo verdaderamente importante, son voces de conciliación. Por ejemplo, el abrazo que dio el otro día el Papa al representante islámico de Al-Azhar, esa gran mezquita y escuela coránica que existe en Egipto.

- Sí, pero luego está la sala Bataclan.

-Si la religión se deriva hacia el fanatismo? Son situaciones extremadamente deplorables, cuando la religión absorbe enteramente a la persona de una manera que resulta inconciliable y no puede vivir en un entorno en el que se requiere el respeto a la convivencia de todos sin que esto suponga la renuncia a la pretensión de verdad de la propia confesión religiosa.

- ¿Hay fanatismo en el mundo cristiano?

-El cristianismo ha sufrido y está siendo perseguido en muchas partes del mundo. Una persecución notable, con todo lo que hemos visto en los testimonios que nos llegan de África y especialmente del Medio Oriente. Pero no sólo en estos dos continentes. También existe una persecución solapada del cristianismo en las sociedades occidentales, de querer apartarlo, de querer reducirlo en la vida pública, con un hostigamiento y una hostilidad. Eso lo que ha llevado en muchas instancias a una autodefensa, a tener que afianzarse para preservar su propia identidad frente a agresiones o pretensiones contemporizadoras que parecían diluir la verdad. Diluir aquello que constituyen los rasgos esenciales. Y es aquí donde hay que entender esas reacciones, que son unas reacciones excesivas. Las hay en el ámbito religioso y no solamente en el ámbito religioso. Está habiendo fanatismo en la ciencia, en el ámbito de la política, en el mundo del deporte, donde la persona sucumbe ante emociones fuertes que la empujan a ser violeta o incontinente, inmoderada.

- ¿En España, en concreto, usted considera que los católicos están perseguidos?

-Hablar propiamente de persecución, del hecho de ser una persecución violenta, no. Tenemos noticias de una persecución sangrienta del catolicismo en la primera mitad del siglo XX en España. Pero yo sí creo que en España la Iglesia está experimentando una hostilidad por parte de diversos sectores que, amparándose en que goza de privilegios, en realidad están impugnando un modo de estar en el mundo, en la sociedad, en la que también la Iglesia quiere hacer oír su voz. Te da la impresión de que se trata de impedir esa posibilidad y reducirla al ámbito privado.

- ¿Cuánto ha cambiado la iglesia con el Papa Francisco?

-En el siglo XX y hasta el presente ha existido una continuidad en todos los Papas. Francisco, y se ve de muchas maneras, da la impresión de que se considera un continuador de Pablo VI, al cual cita con mucha frecuencia. El gran cambio con el Papa Francisco es un modo de ejercer el papado que ya había anunciado Juan Pablo II, un modo de ejercer el papado de otra manera, despojado de hegemonía, que debe acercar la Iglesia, como siempre ha sido, pero de una manera más visible en este mundo en el que parece que se ha producido una mayor división. Este modo de ser del Papa Francisco aspira a realizar esa inspiración de los Papas anteriores, como todo el mundo le reconoce, incluso en su forma de expresarse.

- La gente de la calle percibe una revolución en la forma de expresarse.

-El Papa tiene una espiritualidad finísima, que llega directamente al corazón. Yo sigo diariamente sus homilías en Santa Marta y me hacen un bien increíble. Luego está ese mensaje para el interior de la Iglesia: a los obispos, a los sacerdotes, a los religiosos, que los impele a vivir la autenticidad del Evangelio, a vivir con sencillez, estar cerca de todo el mundo, llevar una vida despojada de todo tipo de mundanidad. Esto es lo que creo que ha captado todo el mundo del Papa Francisco: una Iglesia que no debe ser mundana. Un cristiano que no tiene que ser mundano. Ha llegado hablar incluso de la mundanidad espiritual.

- Un discurso contestado por una corriente de cardenales y obispos dentro de la Iglesia. Con las acusaciones del exnuncio Viganò se ha hablado de golpe de Estado.

-Estas reacciones las hemos visto también en Papas anteriores como Benedicto XVI, que renuncia al Pontificado porque considera que está siendo contestado. No desde dentro de la Iglesia, sino desde las instancias colaboradoras, sin las cuales considera que no puede llevar adelante lo que él considera que debe hacer. Lo mismo sucedió con Juan Pablo II, tuvo mucha contestación, tal vez no en la curia, pero sí en la teología y en algunas universidades? También Pablo VI y Juan XXIII?

- ¿Teme que Francisco renuncie también o está hecho de otra pasta?

-No debería renunciar. Es un padre, un padre de la humanidad.

- Benedicto renunció.

-Pues no tenía que haberlo hecho. La renuncia de un Papa, como la muerte de un Papa, es una situación de orfandad. Nos produciría una tristeza inmensa que el Papa tuviese que renunciar porque su aspiración a que la Iglesia verdaderamente sea la Iglesia de Cristo considerase que no es posible y que él no se encuentra con fuerzas.

- Esto nos lleva a hablar del problema que desató la crisis: los abusos sexuales cometidos por sacerdotes. ¿Es la enfermedad que está carcomiendo la Iglesia?

-Es una situación que se ha puesto de manifiesto en la Iglesia y en otras instancias de la sociedad. Pero usted concretamente me está preguntando por la situación en la Iglesia. Es una realidad que se ha dado y que hay que hacer frente. Es un momento doloroso, sumamente doloroso, y la Iglesia tiene recursos, capacidad y debe tener el coraje para abordarla en toda su crudeza. De esto se sigue una lección a tener en cuenta: cuando en la vida de un creyente entran el vicio, el afán por el dinero o la infidelidad con la tradición apostólica, la Iglesia se desvirtúa en sí misma. Su naturaleza es el cuerpo de Cristo, es el pueblo de Dios, es la viña de Dios. Estas distorsiones, estas corrupciones, hacen que el rostro de la Iglesia se desfigure hasta hacerla irreconocible.

- Parece que la Iglesia española ha actuado a regañadientes. Hablo en comparación con la alemana, que ha encargado un informe exhaustivo de casos y luego salió a anunciar los resultados.

-A todos nos ha sorprendido lo que ha pasado en la Iglesia de Estados Unidos y en algunos países de Europa. Esto en España nos ha cogido de sorpresa. En los años que llevo en el Seminario, en la diócesis y como sacerdote considero que las personas con las que he estado, con las que he ejercido el ministerio sacerdotal, son personas absolutamente irreprochables. Habrá que ver si esto tiene este alcance que ha tenido de una manera increíble en otros lugares; de una manera que nos ha cogido de sorpresa. Yo no me imaginaba que eso fuese de esa envergadura.

- Otro asunto espinoso. ¿Qué le pasa a la Iglesia española con la ideología de género y la homosexualidad?

-El debate ha quedado tan circunscrito a nivel ideológico que esto son fuerzas de contraste que están teniendo una confrontación grande. La Iglesia y el Papa Francisco han sido absolutamente claros. Estamos ante una cuestión netamente de carácter antropológico cuestionada desde muchos ámbitos. No es únicamente desde la relación del hombre y la mujer, también está siendo considerada desde otras vertientes, como el transhumanismo. Hay una concurrencia de ideologías, de corrientes de pensamiento, de actos de vida, que contrastan rotundamente con la topología cristiana. Éste es un mundo en el que este tipo de diferencias adquieren una gran virulencia, todo se ha polarizado. Desde el punto de vista de la Iglesia, la noción de antropología es clara, está muy definida. La Iglesia la defiende porque cree que es su deber, no sólo porque sea la antropología y la idea de persona revelada, sino porque considera que también es un bien para la sociedad. No es algo ajeno ni al tiempo ni a la persona; es ahí donde radica precisamente su verdad, con consecuencias imprevisibles para el futuro de la humanidad que la Iglesia debe defender contra viento y marea.

- Sin embargo, este Papa no parece tan beligerante con los homosexuales.

-El Papa se manifiesta como una persona sumamente respetuosa, pero es una persona que mantiene y sostiene firmemente estas cuestiones que son de todo punto doctrinales y constituyen la verdad de la persona de forma indefectible. El Papa ha mantenido firmemente este punto de vista en comunión con el resto de los obispos.

- Última pregunta, ¿sigue esperando el obispado?

-Eso no se espera ni se aspira. Es un ministerio que concierne a la Iglesia, que considera las personas que pueden ejercerlo, que están en condiciones y cualidades para desarrollarlo. No es algo que uno organice o provoque.

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