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La escapada de los últimos "fugaos" socialistas cumple setenta años

El 23 de octubre de 1948, en la bonitera "Quater", 28 hombres y una mujer, guerrilleros echados al monte, salieron de Luanco rumbo al exilio en Francia burlando los controles de las autoridades franquistas

La fotografía que se hicieron el 26 de octubre de 1948 los "fugaos", al llegar a Francia, con Indalecio Prieto, que aparece sentado en el centro, convaleciente de una dolencia cardiaca.

Hace unos meses se estrenó en San Sebastián el documental "Jainkoak ez dit barkatzen" ("Dios no me perdona"), dirigido por Josu Martínez, que narra las increíbles aventuras de Lezo de Urreiztieta, al que se califica de un pirata del siglo XVI que por error nació en 1907 en Santurtzi (Vizcaya). Algunas de las historias son realmente increíbles, aunque no tanto por la dificultad y arrojo que entrañaban, sino porque con el paso del tiempo al protagonista se le debieron de mezclar recuerdos, al menos, en lo referente a Asturias. En concreto, no resulta convincente la historia según la cual después de la Revolución de Octubre de 1934 habría sacado con su barco "Carmen de Amorebieta", tras acercarse a la costa asturiana, a "826 personas, que las conté", según palabras del propio Lezo, transportándolas hasta San Juan de Luz, en Francia.

Sí tuvo un protagonismo destacado en otra evacuación de la que en estos días se cumplen setenta años. Nos referimos a la salida por el puerto de Luanco y en la bonitera "Quater", pilotada por él mismo, de los últimos guerrilleros socialistas asturianos, liderados por José Mata Castro, que desempeñaba, además, la presidencia de la ejecutiva de la FSA-SOMA. Fueron un total de 29 las personas evacuadas, 28 hombres y una mujer, enlace esta última de la guerrilla, todos socialistas, salvo dos comunistas, a los que Mata incorporó a la expedición pese a las indicaciones en contra de la dirección socialista en el exilio francés. Llegaron a Francia a las 4 de la madrugada del lunes 25 de octubre de 1948 y desembarcaron en el puerto de San Juan de Luz. Habían embarcado en Luanco poco después de las 10 de la noche del día 23, sábado, en una operación que duró apenas tres minutos.

El 26 de octubre, hacia las tres de la tarde, los miembros de la ejecutiva de la FSA-SOMA que acababan de llegar a Francia, acompañados por Amador Fernández, José Fernández Flórez, Xanty de Meabe y el doctor Fraile, visitaron a Indalecio Prieto que estaba enfermo en cama de una dolencia cardiaca. Al siguiente día, Indalecio Prieto recibió a todos los guerrilleros y se realizó entonces una fotografía muy difundida posteriormente, en la que el veterano dirigente asturiano aparece sentado en un sillón, vestido con un batín, rodeado de todos los recién llegados, además de Amador Fernández y José Fernández Flórez.

Algunos años después, en 1957, Antonio Llaneza publicaba en México un libro titulado "Codos de acero y puños de hierro", en el que afirmaba que "sacar a los guerrilleros fue una necesidad política y no un acto de generosidad", por parte de Indalecio Prieto, quien rechazaba la vía armada y llevaba algún tiempo buscando una salida política junto con los monárquicos y con exclusión de los comunistas, en consonancia con la recomendación hecha en la "Nota tripartita", suscrita el 4 de marzo de 1946 por los gobiernos francés, inglés y norteamericano, relativa al "establecimiento de un Gobierno transitorio bajo el cual pueda el pueblo español tener la ocasión de determinar libremente el tipo de Gobierno que desee y de elegir a sus dirigentes".

Volvió a insistir en esa misma opinión Arístides Llaneza el 6 de mayo de 1979, en una entrevista concedida a Julio Ruymal, en Mieres, para LA NUEVA ESPAÑA. Dijo entonces, sobre su salida de Asturias en 1948: "No tuvo nada de difícil; no tuvo nada de aventura. Aquella escapada fue un camelo. Nos abrieron la puerta, como si dijéramos. Nos dejaron escapar. Pasamos en lancha a Francia, sin que nadie nos molestara. ¿Usted cree que la Guardia Civil no hubiera podido vigilar bien las salidas? Cuando llegué a México y se lo conté a mi hermano Antonio, que tiene mucho olfato político, me dijo: 'Ari, eso fue un arreglo'".

Indalecio Prieto no fue el inspirador inicial de la evacuación. Ésta se venía preparando desde mucho antes, alentada por José Fernández Flórez, padre de uno de "los del monte"; Manuel Fernández Peón, y por los miembros de la Comisión Socialista Asturiana (CSA), constituida en Francia en 1942 y que desde su creación mantuvo un permanente contacto con los guerrilleros asturianos, de la que es fiel testimonio la correspondencia intercambiada sobre todo con José Barreiro, y conservada en la Fundación que lleva su nombre en Oviedo. La CSA invirtió en la acción hasta 200.000 francos y consiguió otros recursos del PSOE por el intermedio de Amador Fernández, otro de los personajes destacados en este tema. Prieto sólo entró en él tardíamente, aunque de forma decisiva.

El acuerdo de sacar a los guerrilleros de Asturias fue tomado por la dirección socialista en el exilio en una reunión celebrada en San Juan de Luz los días 28 y 29 de mayo de 1948. Participaron en la misma José Barreiro, Amador Fernández e Indalecio Prieto, que había llegado a Francia desde México a primeros de marzo de 1948, y el marino Lezo de Urreiztieta, un nacionalista y católico a ultranza, pero que profesaba una gran devoción al líder socialista. Tras ella, Lezo viajó a Asturias entre el 5 y el 13 de junio, donde tuvo como contacto al yerno de Amador Fernández, Mario Fernández. Se reunió entonces con varios de los guerrilleros socialistas, entre ellos Mata que, según Lezo, era "el mandamás", y también Fernández Peón y Arístides Llaneza. El encuentro se produjo muy cerca de la ermita del Cristo de las Cadenas, entre ésta y Latores, lugar donde tanto Mata como Fernández Peón tenían uno de sus refugios más seguros.

Los "fugaos" socialistas aceptaron la salida: "El acuerdo ha sido unánime y nadie discrepó cuantas veces examinamos el asunto", escribió Mata el 6 de junio de 1948, según recoge Adolfo Fernández en su biografía del guerrillero socialista.

Lezo de Urreiztieta volvió a Asturias a finales de julio para concretar detalles del viaje y decidir el lugar de la costa donde se produciría el embarque. En la elección participaron también Arístides Llaneza y Manuel Fernández Peón, aunque la determinación final la tomó Lezo, que optó por Luanco. Esta elección, según Antonio Llaneza, demostraba que la evasión fue fruto de un pacto entre Prieto y los monárquicos, en el que éstos se encargarían de facilitar la salida merced a sus contactos con determinados sectores del Ejército. La sospecha del hijo de Manuel Llaneza no tiene, sin embargo, ningún fundamento, pues aunque los monárquicos contaban con apoyos en altas instancias del Ejército, parece muy difícil que tales lazos les permitieran trasladar una orden a la Comandancia de la Guardia Civil en Asturias para que hiciera la vista gorda durante algunos días. De hecho, el encuentro con una pareja de la Guardia Civil impidió que pudieran acompañarlos en la evacuación tres de los "fugaos" que procedían del concejo de Riosa, que cuando marchaban al lugar de encuentro establecido tuvieron un enfrentamiento con unos guardias y uno de ellos resultó herido. Al tener que poner a éste a salvo, no pudieron llegar a tiempo al lugar de la cita.

Por la correspondencia mantenida entre Indalecio Prieto y Amador Fernández, conservada en el archivo de la Fundación Indalecio Prieto, en Alcalá de Henares, que dicha institución nos ha permitido consultar, se puede aportar alguna luz a las motivaciones de la salida de los guerrilleros socialistas, que movieron a la dirección socialista en el sur de Francia. El asunto venía siendo objeto de debate desde hacía bastante tiempo, pero aceleró la toma de una decisión la noticia, que luego resultó ser falsa, de la detención en Asturias de Manuel Fernández Peón, conocido como "comandante Flórez", hijo del que había sido alcalde socialista de San Martín del Rey Aurelio, José Fernández Flórez, dirigente de la Comisión Socialista Asturiana.

El 14 de mayo de 1947 Amador Fernández envía un cablegrama a Prieto con el siguiente texto: "Recibo noticias detención Manuel Fernández Peón (Flórez). Stop. Empiezo gestiones urgentes. Stop. Encuéntrase usted situación ayudarnos cancillerías. Stop. Agradézcole. Stop. Amador Fernández". Tres días después, el 17 de mayo de 1947, en carta de Prieto a Amador, el primero se hace eco de la detención de Flórez: "Su cablegrama noticiándome la detención de Flórez, hijo, me ha impresionado tremendamente".

Una vez desvelada la falsedad de la detención, el 17 de junio de 1947, Prieto vuelve a escribir a Amador Fernández y alude por primera vez a ofrecer ayuda para sacar a los del monte: "Confirmada, y por fortuna, la falsedad de la noticia de haber sido preso el hijo de Flórez, he escrito a cuantos encargué gestiones para que las suspendan, excepción hecha del hijo de Ossorio y Gallardo, que ni siquiera me contestó. [?]. Si tuvieran que salir [?] estoy dispuesto a prestar el auxilio económico que necesitasen, para lo cual me saltaría a la torera cuantas barreras fuese necesario saltar". Y unos días después, el 30 de junio de 1947, en otra carta a Amador, Prieto se pregunta en referencia a los guerrilleros asturianos, "si tenemos derecho a exigir la prosecución de sacrificios tan horrendos y tan inútiles. Mi respuesta ya está dada: no. Pero no quisiera transmitirla sin conocer la opinión de usted".

A comienzos de 1947, Amador Fernández se había desplazado de México a Francia, donde iba a desarrollar una intensa campaña en defensa de la política de acercamiento a los monárquicos propugnada por Indalecio Prieto, amparada especialmente por el Gobierno laborista inglés de Ernest Bevin. En carta a Prieto el 12 de abril de 1947, dice Amador con su sorna habitual, sobre una de las conferencias pronunciadas: "Al final he recibido muchísimas felicitaciones. Ahora lluévenme contratos más que a Manolete. Tengo invitación para Marsella, Toulouse y multitud de pueblos menos importantes".

En noviembre de 1947, Amador comunica a Prieto que va a pasar por el Mont-Thabor para ver a Lezo, el marino vasco que pilotará finalmente la bonitera del rescate. En esas fechas aún se negociaba con los monárquicos y nada estaba cerrado. No será hasta el 30 de agosto de 1948 que se firme el llamado Pacto de San Juan de Luz, suscrito por el PSOE y la Confederación de Fuerzas Monárquicas, concretado en ocho puntos, por el que se restablecerían los derechos y libertades de las personas, se eliminaría todo totalitarismo, se reajustaría la economía, incorporando inmediatamente a España al grupo de los países de Occidente, y se consultaría a la nación el régimen político que deseara. El Pacto, como es sabido, fue papel mojado, pues cinco días antes de la firma, el 25 de agosto de 1948, el aspirante monárquico al trono, don Juan de Borbón, se había reunido con el general Franco en el yate "Azor", frente a la costa de San Sebastián, durante tres horas. No se sabe qué acordaron, pero el 8 de noviembre de 1948 su hijo Juan Carlos salía para España en el "Lusitania Expreso" y ya nunca volvería al exilio luso.

Seguro que en la decisión final sobre la evacuación influyeron sucesos como la redada policial en la playa de La Franca (Ribadedeva), el 27 de enero de 1948, en la que resultaron muertos varios guerrilleros comunistas que habían acudido allí bajo la trampa de un desembarco de armas, o la matanza del Pozu Funeres en el mes de mayo de ese mismo año. También, las sucesivas caídas de la dirección socialista en Asturias. La última había ocurrido en mayo 1947 y había dejado descabezada la organización. Ello obligó al "Comité del Monte" a asumir las funciones de la Comisión Ejecutiva de la Federación Socialista Asturiana en junio de ese año, ejerciendo Mata la presidencia y Arístides Llaneza la vicepresidencia. Las obligaciones contraídas con esa decisión fueron en cierto modo retrasando la determinación final de la salida. Todavía el 6 de junio de 1948, cuando la decisión de la salida era unánime, escribía Mata que "la trasplantación [evacuación] debemos realizarla una vez estén bien colocadas las fincas [la organización del Partido] y decidida la fecha". Pero en los meses siguientes, hasta la decisiva fecha del 23 de octubre de 1948 en que embarcaron en Luanco, en el barco pilotado por Lezo, con el auxilio de dos tripulantes franceses, los preparativos se fueron sucediendo y ya no hubo lugar a más dilaciones.

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