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La revolución digital desembarca en la aldea: drones, GPS y robótica cambian el trabajo agrario

Los ganaderos ya vigilan sus rebaños a través de un teléfono, los maderistas calculan las talas al milímetro con programas informáticos y el estado de las pomaradas se evalúa desde el aire

Vacas con GPS: el pastoreo del futuro

Vacas con GPS: el pastoreo del futuro

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Vacas con GPS: el pastoreo del futuro María José Iglesias

Una ganadería de Quirós puede controlarse desde Oviedo, y no se trata de la tesis de un libro sobre el futuro. La aldea digital es una realidad. Las tecnologías revolucionan la agricultura y la ganadería, cambian los modelos de trabajo y, de paso, la forma de vida en el medio rural asturiano.

Si hace unos años el robot de ordeño era el colmo de la sofisticación, hoy en día es un artilugio casi "habitual" que convive con otros mecanismos más sofisticados, como drones que controlan los campos de cultivo, en Asturias especialmente maizales y pomaradas; collares con GPS que permiten saber dónde están las reses del rebaño a golpe de clic telefónico o complejos programas informáticos conectados a internet que controlan talas en los bosques y todo el proceso de secado, cortado y tratamiento de la madera en el aserradero.

"En pocos años, casi el cien por cien de la leche asturiana se ordeñará desde el teléfono móvil del ganadero, que con sólo apretar un botón pondrá en marcha todo el mecanismo y verá lo que está pasando en la granja". Así lo cree Ramón Artime, presidente de Asaja en Asturias y vicepresidente de la Interprofesional Lechera de España, firme defensor de las tecnologías, que, a su juicio, contribuyen a mantener y atraer actividad al medio rural.

Artime habla desde su experiencia como ganadero, heredero de varias generaciones, y padre de un joven economista que decidió continuar con el negocio familiar. "Si mi hijo no tuviese esos medios tecnológicos al alcance tal vez no estaría dedicado a la ganadería", recalca.

Lo que está pasando es sólo el principio de la "virtualización" del negocio agrario. Hay mucho más. La información digital sobre el clima, las condiciones del campo y la salud de los cultivos ayuda a los agricultores a sacar mayor rendimiento de las cosechas. El llamado "Digital Farming" (el trabajo agrario digital) es una prioridad para las multinacionales del sector, empeñadas en crear herramientas digitales más inteligentes para seguir avanzando en la conectividad de la agricultura. El objetivo es conservar los recursos, proteger las cosechas y el medio ambiente y obtener mayores rendimientos con menos esfuerzo. Para eso, los ganaderos tendrán a su disposición tractores automatizados equipados con sensores, que atraviesan campos de maíz o trigo, recogiendo datos sobre la salud de las plantas, los rendimientos, la composición del suelo y la topografía. Los drones y satélites proporcionan una cantidad ingente de datos a los profesionales del sector que, a la vez, han tenido que aprender a manejar computadoras y dispositivos de todo tipo. Así lo constata José Antonio García, vicepresidente de la empresa maderera García Hermanos, de Cadavedo (Valdés), ahora mismo inmersa en la implantación de procesos informáticos que supervisan todos los aspectos. "Nuestros trabajadores tienen formación cualificada para manejar la tecnología; los más veteranos han tenido que ir aprendiendo poco a poco". Las naves de la empresa son como un laboratorio, al igual que las pomaradas de Sidra Trabanco, en Lavandera (Gijón), donde los drones toman imágenes que permiten analizar un pedazo de tierra con una alta resolución. La capacidad de analizar datos de manera muy exacta sobre el crecimiento actual de las cosechas y compararlos con años anteriores aporta una nueva dimensión a la agricultura.

"Los agricultores se sienten más equipados para predecir con mayor precisión la influencia de las diferentes variables en los rendimientos de los cultivos y poder actuar más rápidamente. Esto significa que se pueden tomar decisiones inmediatas para evitar pérdidas de cosechas", explica Eduardo García, ingeniero geomático, socio de la empresa Aircrop Geomática, que resalta un hecho claro: la agricultura digital se basa en datos individuales. "Hay miles de tipos de suelo diferentes en todo el mundo. Pero la calidad del suelo puede variar enormemente, incluso dentro de una misma región o un mismo campo. Cuanto más sepa un agricultor acerca de sus suelos, mejor podrá decidir sobre qué variedades sembrar en un área para producir rendimientos óptimos", asegura.

La digitalización permitirá a los agricultores y ganaderos tomar decisiones rápidas que van desde la selección de la variedad de cultivos a saber exactamente cuál es la dosis de abono que deben aplicar. Se abren nuevos horizontes en todo el mundo. Asturias no es una excepción.

Vacas 4.0 con collares virtuales

El rebaño de Rubén Fernández transita por los pastos comunales perfectamente localizado desde el verano, gracias a la tecnología que se controla desde el móvil

El pequeño ejército de vacas de carne del ganadero quirosano Rubén Fernández García, de Villar de Salcedo, presidente del Consejo Regulador de la IGP Ternera Asturiana, puede presumir de estar entre las más "conectadas" de Asturias desde el pasado verano. Aún no tienen perfiles en las redes sociales, pero todo se andará. De momento, su propietario está encantado con los collares con GPS que portan las reses, y que le permiten controlar desde el móvil la ubicación de cada una de ellas. Estas "joyas" tan peculiares, para él más valiosas que si fueran de diamantes, han llegado a los cuellos vacunos de la mano del proyecto "Siega" puesto en marcha por Asaja. A Rubén Fernández ya le ha salvado de algún susto. "Cuando una vaca se pierde en el monte sabemos de inmediato dónde está; también podemos salvarla de un accidente o de una situación delicada".

La tecnología GPS es especialmente interesante en Asturias, donde abundan los pastizales de verano en montes comunales. La labor del pastor cambia sensiblemente, entre otras cosas porque apenas necesita pisar el terreno por el que transitan los animales en busca de alimento. "Estoy encantado con los resultados; el futuro de la ganadería extensiva en comunales va de la mano de estas tecnologías, tanto en ganado vacuno como en caprino y ovino", asegura Fernández.

La implantación de mecanismos tecnológicos también reduce la mano de obra necesaria y, por tanto, los costes de explotación de las granjas.

De momento, las más de cien reses de Rubén Fernández, repartidas en verano entre Villar de Salcedo y San Vicente de Nimbra, se encuentran localizadas a tiempo completo. "El collar no les molesta en absoluto, enseguida se acostumbran a él", recalca el ganadero. El precio tampoco es demasiado alto. "Estas tecnologías son asequibles para un ganadero medio, ésa es otra de sus grandes ventajas", señala.

Además, los collares se colocan de forma selectiva, ya que sólo los lucen las "lideresas" del rebaño, que son las que van tirando de las demás. "Este año bajar de los pastos ha sido bastante sencillo; otras veces para buscarlas me volvía loco, no sabía dónde estaban, transitan por comunales de muchas hectáreas".

Manzanas que se calibran desde el cielo

Los drones sobrevuelan las fincas de Sidra Trabanco, en Lavandera (Gijón), para determinar el estado de las pomaradas y sus necesidades de mantenimiento

El cielo que cubre las pomaradas de Sidra Trabanco en Lavandera (Gijón) tiene desde hace meses unos pequeños visitantes que se encargan de evaluar el estado de las pomaradas y de determinar las necesidades de las plantaciones. Los drones que sobrevuelan las fincas ya son uno más en el paisaje de la parroquia gijonesa, un buen ejemplo de aldea digital, que poco a poco irá extendiéndose por el resto de la región. Eva Trabanco, hija del lagarero Samuel Trabanco, está encantada con esta peculiar ayuda tecnológica diseñada por la empresa Aircrop Geomática. Eduardo García, ingeniero geomático y uno de los socios de la empresa Aircrop Geomática, ubicada en Pola de Siero, explica que una de las principales utilidades de los drones estriba en facilitar a los cosecheros el tipo de tratamientos que debe aplicarse en cada momento para mejorar el rendimiento. A su lado, Rubén García, piloto de drones, otro de los socios, prepara el artilugio que se ha convertido en una especie de "gran hermano" de las pomaradas. "Tenemos varios tipos de drones; unos que se denominan de ala fija, son parecidos a un avión y se utilizan para grandes extensiones de cultivos, y drones multirrotores, que son los más comunes y los que más ventas tienen en el mercado", explica Eduardo García.

Los miniaviones que se emplean en las pomaradas llevan una montura especial para equipar la cámara multiespectral y el sensor solar con GPS que se encuentra en la parte superior del dron. "Con la cámara realizamos fotografías en proyección vertical con las coordenadas del terreno. Estas ortofotos nos permiten realizar sectorizaciones de los cultivos y mediciones de cualquier tipo. Ademas, con una de las cámaras podemos obtener modelos digitales gracias a los cuales creamos los mapas de alturas de los diferentes cultivos y los mapas con las diferentes cotas y desniveles de la superficie que comprende el terreno", recalca García. El resultado obtenido son cuatro archivos, con los que se realizan posteriormente los cálculos oportunos, utilizando sistemas de información geográfica. Y todo ello con el propósito de lograr manzanas de primera para una sidra de alta calidad.

Un laboratorio en el aserradero

Las instalaciones de Maderas García Hermanos, en Cadavedo, se mueven a ritmo de "big data" y máquinas conectadas que se autorreparan desde Alemania

José Antonio García, vicepresidente de Maderas García Hermanos, es analista informático y, claro, ese detalle ha pesado a la hora de diseñar un auténtico laboratorio tecnológico que mueve todo el proceso de tratamiento de la madera que llega a las instalaciones del aserradero en Cadavedo (Valdés), fundado por su abuelo en 1956, en unas condiciones muy diferentes. En realidad, el proceso digital ya comienza en el monte, con tractores especiales dotados de aire acondicionado y todo tipo de comodidades que literalmente diseñan el cortado de los troncos y lo dirigen con precisión milimétrica. "La imagen del leñador con la sierra ha pasado a la historia; estamos en otra era". Lo dice José Antonio García y lo hace plenamente consciente de que está dando en la diana de uno de esos eternos problemas que arrastra el medio rural asturiano: "Si el trabajo en el monte se hace más sencillo y además tiene unas connotaciones técnicas que lo cualifican, será más fácil que la gente quiera dedicarse a sector forestal".

De momento, en la empresa valdesana predican con el ejemplo. En las naves del aserradero todas las máquinas funcionan conectadas a internet. Cuando tienen un problema se autorreparan, en conexión con la empresa fabricante que se encuentra en Alemania. "El hombre es un elemento esencial, pero la máquina hace todo el trabajo duro", comenta García. Tanto él como su primo Luis Enrique García se sienten orgullosos de seguir ligados a un terreno al que también quieren fijar población. "Sabemos que la empresa contribuye a mantener empleos y a desarrollar una economía circular que beneficia de manera directa e indirecta a toda la comarca, y eso nos encanta", indica el empresario. El análisis de datos, basado en procesos de "big data", es otro de los caminos que explora la compañía, galardonada con el premio "Industria 4.0" en la categoría madera-forestal, otorgado "por su esfuerzo en la digitalización del proceso productivo a través de la sensorización de máquinas, gestión de stocks y automatización de procesos". Los García se han marcado ahora como reto acometer un proyecto para colocar en la nube toda la información que se genera en la fábrica. "Así mejoraremos el servicio que damos a nuestros clientes".

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