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Santamarina, un asturiano entre los grandes del diseño mundial

Una publicación de referencia internacional en el mundo del grafismo selecciona la obra del prolífico y original creador ovetense, autor de un sinnúmero de conocidos carteles, publicaciones y logotipos de la Asturias de los años sesenta y setenta del pasado siglo XX

Santamarina, un asturiano entre los grandes del diseño mundial

"La modestia es el complemento de la sabiduría", decía el filósofo y escritor francés del siglo XVII Bernard le Bouyer de Fontenelle. Si atendemos a esta afirmación, el diseñador -o grafista, como a él le gusta llamarse- asturiano José Santamarina es un gran sabio porque, ante la pregunta sobre qué significa para él haber sido seleccionado para que su obra aparezca en una publicación de tanto prestigio como el libro "The History of Graphic Design" ("La historia del diseño gráfico"), de la editorial alemana Taschen, se muestra confuso. Como si no tuviese cabida preguntarse algo así. "Es simplemente una continuación a mi trabajo y mi esfuerzo por conseguir lograr lo que siempre intento hacer: un buen diseño", responde.

Modestia aparte, veinticinco trabajos de Santamarina que realizó en los años sesenta y setenta -carteles, anagramas y logotipos- aparecen en el segundo volumen de una de las publicaciones más importantes del mundo del diseño gráfico, que recoge los trabajos más influyentes en la historia de esta disciplina hasta la fecha.

El asturiano, el barcelonés Estudio Hey y el valenciano Eduardo Muñoz Bachs son los únicos tres españoles que se encuentran entre las 118 biografías seleccionados por la editorial alemana como los más importantes del siglo XX en el ámbito del diseño gráfico. En total, el voluminoso libro recoge los 3.500 diseños fundamentales de la obra gráfica mundial y analiza, al detalle, 78 piezas clave de la creación visual contemporánea, desde el establecimiento del llamado "estilo internacional" hasta el auge de la era digital.

El logotipo para la Asociación de Empresarios de Artes Gráficas de Asturias en 1969; el de la Asociación de Peluqueros de Asturias, de 1975, y los logos para la fábrica de loza de San Claudio (en Oviedo) realizados en 1973 y 1974 son algunos de los trabajos del ovetense recogidos en la publicación de la prestigiosa editorial Taschen. También hay varios carteles, como el que hizo para la V Asamblea Nacional de Jóvenes Cámaras (1973) y varios calendarios para la imprenta Maguncia o para la mutua de seguros Madin. Todos los trabajos aparecen datados y acompañados de un texto sobre el autor en inglés, español e italiano.

La producción artística del ovetense no es la primera vez que aparece en publicaciones de ámbito internacional. Desde 1970, sus trabajos vienen mostrándose en un buen número de revistas y anuarios especializados de Suiza, Inglaterra, Alemania, Italia, Estados Unidos y Japón. En España, forma parte del grupo de "Grafistas Agrupación FAD", de Barcelona, ciudad de referencia en diseño gráfico a nivel nacional.

Ante la pregunta "¿por qué su obra es tan destacada por estas antologías del diseño mundial?" se muestra más cómodo, en su salsa, y responde con seguridad: "Con una gráfica icónica, trato de resumir la idea a la mínima expresión y conseguir, independientemente de la voluntad del observador, captar su atención". Su característico estilo conceptual, moderno y armónico ha logrado colocar el diseño asturiano en el panorama internacional.

Tras unos minutos de conversación con este diseñador gráfico que ya está jubilado, llega la pregunta del millón: "¿Cómo ve el sector del diseño gráfico en Asturias hoy en día?". Como un resorte, salta. El tema le duele y muestra su lado más reivindicativo. Dibuja un panorama desolador: "El nivel es bajo y no porque no haya buenos profesionales, sino porque al anunciante-emisor no le interesa y no apuesta por el diseño; prueba de ello es que por la calle te encuentras diseños que ni atraen tu atención ni van a permanecer en tu memoria", critica. Y reparte culpas.

Los primeros responsables de que no se haga buen diseño en Asturias, dice, son los clientes, que ya no exigen nada y sólo se preocupan "de que algo sea barato y no de la calidad". Santamarina siente que los profesionales "ya no son valorados por su trabajo, sino porque cobren poco".

A nivel nacional, la cosa está un poco mejor, pero "tampoco tiene esa limpieza y esos mensajes claros que tienen en otros países; las marcas cada vez son más iguales, no tienen personalidad, y sus mensajes cada vez son más confusos". No lo entiende. No entiende cómo la profesión que ama y que comparte desde 1997 con sus dos hijos, Carmen y Miguel, al frente del estudio Santamarina Diseñadores, se halla tan denostada.

Santamarina encuentra un segundo culpable de esta pérdida de calidad: la cultura del "copia y pega". Ese supuesto creador que acude a internet a buscar información y la plagia directamente no sólo abunda en el mundo del lenguaje escrito. También está presente en el sector gráfico. "Se están haciendo cosas terribles porque la gente ya no crea, copia un diseño que podría hacer cualquiera y que carece de personalidad propia", explica este veterano del diseño en la región.

Desde 1962, Santamarina trabajó como creativo gráfico en el mundo publicitario. En una primera etapa lo hizo junto a su socio Elías García Benavides en el estudio "Elías+Santamarina" tras ejercer como profesor, de 1961 a 1963, en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Asturias. Desde sus inicios, el ovetense destacó por su gran inventiva e ingenio. Para él, el "copia y pega" no tiene cabida en ningún caso. La personalidad de su obra está precisamente en huir de lo ya inventado y embarcarse en la busca de nuevos caminos.

En su análisis de la evolución del sector en la región, este veterano diseñador señala el tercer culpable de la falta de calidad gráfica en Asturias: las instituciones públicas. "Haces un buen diseño para la Administración, pero, en cuanto cambia el Gobierno, lo cambian porque no lo valoran, no lo consideran suyo; para ellos es algo volátil", apunta. Y remata: "Hasta la gráfica está politizada".

Su voz viaja entre el enfado y la resignación, que apenas deja sitio para "la emoción y la gratitud por ser reconocido entre los mejores", para soltar: "Toda la vida luchando por hacer buen diseño y que se esté perdiendo porque no hay interés ni se valore...". José Santamarina pasa por diversas fases durante la conversación con LA NUEVA ESPAÑA y no duda en sacar la garra si se trata de defender lo suyo. Y lo suyo es arte del bueno: ideas originales.

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