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No hay curro pa tanta mente

Los expertos detectan una desconexión entre el sistema formativo y el mercado laboral que deja a muchos jóvenes preparados en el camino: una estructura educativa "ineficiente" disociada de las necesidades de un tejido productivo "contraído"

No hay curro pa tanta mente IRMA COLLÍN

Azahara Fernández tiene un doctorado en Inmunología, un máster en Neurociencia y un trabajo como programadora informática. Margarita Fernández también es bióloga, pero salió del paro a través de la FP de Transporte y Logística. Las dos coincidieron en la facultad de Biología. A las dos la marea inestable del mercado laboral asturiano las arrastró a través de la Formación Profesional a lugares muy alejados de la biología y hasta más allá de los treinta. Ambas fueron premio extraordinario de la FP de grado superior y al final de un trayecto largo y lleno de curvas, las dos están trabajando en Asturias. Más de cuatro de cada diez asturianos en edad de trabajar tienen un título universitario y la dolorosa certeza frustrante de que el empleo estable está lejos. Lejos en el tiempo, lejos en el espacio? Los datos del paro y los expertos van a decir que el sistema formativo y el mercado laboral se entienden mal.

La media de europeos y el porcentaje de alemanes con estudios superiores están diez puntos por debajo del asturiano; dentro de España sólo el País Vasco, Navarra y Madrid superan al Principado en expedición de títulos universitarios, pero pronto a esta aparente fortaleza se le van a ver las costuras. Rascando en la estadística, el recuento se deshilacha por los niveles inferiores. Asturias todavía tiene un 35 por ciento de población por debajo de la educación obligatoria -13,5 en Alemania- y sobre todo una porción débil en secundaria y FP de nivel medio", que no pasa del 23,5 y tiene allá lejos el 46 de Europa o el 58 de Alemania.

La estructura formativa más extendida en Europa tiene forma de rombo, achatada por los extremos, con menos gente en los niveles superiores e inferiores de capacitación y mucha fuerza de trabajo en el estrato intermedio. Asturias y España serían una "X", que en la voz de Joaquín Lorences, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad de Oviedo, equivaldría a una incógnita para la prosperidad del muy cacareado propósito de confiar el futuro a la "orientación del sistema productivo hacia una economía basada en el conocimiento". Sabiendo que en el mercado global no será posible competir en fuerza y habilidad manual con las nuevas economías emergentes -China, India, Brasil-, el tránsito hacia el nuevo modelo va a depender "de esa formación, del nivel educativo de la población", explica Lorences. En el entramado formativo está la respuesta. En el estrato intermedio de los técnicos, poco poblado y necesitado de músculo en Asturias, está "la capacidad de manejar nuevas tecnologías y de nutrir de trabajo al nuevo modelo. Ahí está la clave", ahí el problema, ahí una dificultad "estructural" que enreda el sistema e impide que avance, la asignatura pendiente de largo espectro cuyo aprobado pide políticas de largo plazo, de esas que exceden los cuatro años de una legislatura y han sido siempre más del agrado de la clase política. Por eso, porque está hablando de un proyecto sin rentabilidad inmediata y postergado de los programas electorales, "alguien tiene que decirlo y es a la academia a quien corresponde esta llamada de atención", subraya Lorences.

El error de sistema que señala, no privativo de Asturias, extensible a toda esta España de las leyes educativas mudables, se define como una desconexión entre la oferta y la demanda de la fuerza de trabajo. Es "la ineficiencia" de un sistema educativo incapaz de sacar efectivos del nivel más bajo para dotar mejor el intermedio, prestigiándolo socialmente, y los defectos de un modelo lastrado por una mentalidad colectiva arcaica que sobrevalora la Universidad, en el que la institución debe cumplir a la vez con la exigencia de formar "profesionales de alto nivel" y con la de acoger subsidiariamente "a los que el sistema de FP no ha podido formar por falta de tamaño". Eso supone, remata Lorences, "que el 36 por ciento de nuestros titulados están trabajando en puestos que están por debajo de su cualificación y genera frustración, incomodidad, mal ambiente de trabajo?"

La parte de la Encuesta de Población Activa (EPA) que constata que un tercio de los parados en Asturias ha completado estudios superiores no está contando el fenómeno de la sobrecualificación, que además se acentúa y retroalimenta cuando sube el desempleo y los jóvenes graduados, bien lo saben Margarita Fernández y Azahara Fernández, al no encontrar trabajo deciden seguir estudiando. Es recurrente la consideración de las empresas de selección de personal sobre las profesiones más demandadas y con menos desempleo: según un informe de Adecco sobre "perfiles deficitarios y escasez de talento", al sector industrial y del metal asturiano faltan soldadores, caldereros, operadores mecánicos o gruistas; en los servicios, entre otros, contables bilingües? Es frecuente la reincidencia en las consideraciones de estas compañías respecto a la distancia que separa al sistema educativo asturiano del mercado empleador, la necesidad de que "las instituciones académicas los perfiles que necesitan las empresas para fomentar esos estudios".

El vértigo y la incertidumbre del universitario desorientado al salir de la facultad es la evidencia de un error de sistema cuya consecuencia está en la aparente paradoja de la formación excelsa de la juventud asturiana y sus perspectivas escasas de acceso al empleo. Desde el rincón de la Sociología, Sergio González Begega, profesor de la Universidad de Oviedo, también dejará dicho que hay "un problema de absorción de jóvenes titulados universitarios por parte del mercado laboral asturiano", un "problema con la oferta", pero fundamentalmente una falla en la demanda. Puede haber un obstáculo en el lado de la oferta, admite, pero es "puntual y afecta a sectores productivos concretos", a las Tecnologías de la Información y la Comunicación, las TIC, o a "determinadas especialidades técnicas relacionadas con el sector metal, para el que Femetal y los sindicatos vienen pidiendo una implantación ambiciosa de los programas de FP dual". A su juicio, "se puede, y se debe, hacer ajustes en la oferta de titulaciones con respecto a la demanda del mercado de trabajo asturiano, pero la efectividad de esa operación será limitada más allá de estos sectores", indica. Si hay un problema de falta de entendimiento y discordancia, no obstante, González Begega lo identifica en la demanda, en la dimensión y la capacidad de digestión de un tejido productivo "incapaz de absorber la oferta de titulados, que por otra parte encuentran oportunidades de empleo en otras comunidades autónomas y países" y asumen, eso sí, que sus posibilidades de retorno son "muy limitadas".

Asido al último registro actualizado de la movilidad laboral, que la Agencia Tributaria elabora a partir de las declaraciones de la renta, el sociólogo señala en dirección a los 3.843 trabajadores que abandonaron Asturias en 2017, a los 2.771 que ingresaron en la región y al saldo negativo de 1.072 asalariados perdidos en un año. Es un fenómeno, asume, que comparte el entorno inmediato y forma parte de la fuerza de arrastre del vaciado de la periferia y del "efecto aglomeración" guiado por la capacidad de atracción de los grandes polos de actividad económica -Madrid, Cataluña, las islas?- , pero que Asturias enriquece con sus propias peculiaridades. Como "distrito industrial de encaje complejo en el modelo productivo español posterior a los procesos de reconversión de los años ochenta y noventa, orientado hacia actividades de servicios de bajo valor añadido y sector financiero", el Principado añade a "la contracción económica" de su tejido industrial la hondura de su retracción demográfica y el acusado envejecimiento de su población. La tormenta perfecta, la combinación de factores que "achica las oportunidades de empleo de los titulados en un círculo vicioso que resulta muy difícil romper".

Hay una mano invisible que "te empuja". "Vamos a la Universidad de cabeza, como si no hubiera otra opción, como si no fueras nada si no eres universitario", y a veces la escasa recompensa a la inversión de "esfuerzo intelectual", de tiempo y de dinero, frustra vocaciones. Julia Rodríguez Martín, 22 años, acaba de salir, casi está recién graduada en Pedagogía. En una pared del exterior de la facultad de Formación del Profesorado, en el campus de Llamaquique de la Universidad de Oviedo, una pintada que ella ayudó a confeccionar lleva un tiempo tratando de explicar todo esto. La educación, dice el muro, "no cambia el mundo, cambia a las personas que, algún día, cambiaremos el mundo". Ella dirá que la respuesta a la disonancia entre el sistema formativo y el mercado laboral es ese mensaje, esta facultad? La contestación es una llamada a un cambio de mentalidad, hacia la orientación informada y sin prejuicios. En esas está mientras da sus primeros pasos hacia un lugar incierto en el que, de momento, sólo imparte de vez en cuando talleres sobre educación y agresiones sexuales a razón de cincuenta euros cada uno, menos IRPF.

"Falla la orientación en los institutos". Azahara Fernández, de El Entrego, 35 años, viene a decir casi lo mismo de otra manera. Con su doctorado y su máster y su experiencia investigadora, ella decidió un día que no quería "el sinvivir de la ciencia", de "los contratos año a año sin saber si te van a renovar", y decidió probarse en un ciclo superior de Formación Profesional que le dio un empleo satisfactorio como programadora informática previo breve paso por el paro. Confiesa que "tenía miedo", también que no tardó en agradarle la dimensión práctica de la Formación Profesional, su vinculación directa con "lo que te vas a encontrar cuando empieces a trabajar". El día de enero de 2017 en el que recibió su premio extraordinario de FP, en una ceremonia en la que el auditorio eran sus compañeros y un puñado de políticos, se dirigió directamente a éstos para pedirles "un favor. Céntrense en la educación, pero no en cambiar de planes cada dos años". Les pidió que hicieran caso a Nelson Mandela, que una vez dijo que "la educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo", y se lo repitió "en términos económicos, que son los que más les gustan. También dijo Benjamin Franklin que una inversión en conocimiento paga siempre el mejor interés". "Hacen falta medios en los institutos" para que los alumnos tomen decisiones bien fundamentadas, repite ahora, y con su experiencia de cambio de vía hacia un sector sin apenas desempleo, tal vez fueran necesarios numerus clausus más restrictivos o una estrategia similar para aquellas especialidades con poca cabida en el mercado laboral.

Con la "titulitis", así la llama Margarita Fernández, "hay veces que no te quieren ni en el 'súper'". Ella, una graduada en Biología con máster en Biotecnología Alimentaria que encontró trabajo después de cursar la FP de Transporte y Logística en Mieres, no sabría decir si cuando estaba en el paro y pedía trabajo en un supermercado la descartaban por tener una carrera universitaria. En los años que pasó buscando, entre prácticas, becas y cursos, "piensas muchas cosas, a veces no sabes si modificar el currículum?" Después de todo, dirá que "tuvo suerte", que estuvo "en el momento justo en el lugar adecuado", que se alinearon los astros y ahora trabaja en Mantequerías Arias.

María Antonia González, 32 años, natural de Premoño (Las Regueras), dice que se dio cuenta muy pronto de que "si quería trabajar en lo que me gustaba y evolucionar profesionalmente no me quedaba otro remedio que irme". Licenciada en Derecho en Oviedo, es una de tantos. Se fue. Cursó un máster en la Universidad de Surrey, Reino Unido, donde vivió dos años antes de mudarse a Estrasburgo (Francia) y prolongar su formación en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y en el Consejo de Europa. Probó los beneficios del programa de mentores de la asociación Compromiso Asturias XXI, estuvo casi un año en Malta, en la Agencia Europea de Apoyo al Asilo, y desde julio trabaja en Cádiz para la Comisión Española de Ayuda al Refugiado en la frontera sur.

Los vaivenes de su trayectoria le dan para concluir que "muchos jóvenes en Asturias muy bien preparados estamos obligados a escoger entre llegar a tener un sueldo acorde con la experiencia adquirida o vivir en Asturias. El que quiere crecer profesionalmente no tiene otro remedio que irse". Mirando hacia el interior de la región a la que espera poder regresar, entiende prioritario el incentivo de "la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías. Sólo se necesita personal humano preparado e infraestructuras adaptadas. Lo primero lo tenemos, lo segundo poco a poco se debe conseguir".

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