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Carteles de la Guerra Civil: los gritos convertidos en arte de un país enfrentado

LA NUEVA ESPAÑA ofrece a sus lectores una completa colección con ciento sesenta obras de propaganda de los dos bandos que se enfrentaron en la contienda

Carteles de la Guerra Civil: los gritos convertidos en arte de un país enfrentado

El cartel no invita a la reflexión ni a la contemplación sosegada que reclama un cuadro. El cartel es otra cosa: es un grito. Y en España, los gritos nunca fueron tan numerosos ni sonaron tan alto como en la Guerra Civil, un periodo que marcó la edad de oro del cartelismo en el país.

LA NUEVA ESPAÑA comienza a distribuir, con el periódico de hoy, la colección "Arte y propaganda. Carteles de la Guerra Civil (1936-1939)", una colección con 160 carteles de los dos bandos enfrentados en la contienda. Se trata de reproducciones exactas de los carteles, que se presentan en láminas tamaño A4, y que cubren las obras de los autores más representativos de la época, creadores como los republicanos José Renau y los hermanos Ballester o nacionales como Sáenz de Tejada y Joaquín Valverde.

Durante la contienda, los carteles de propaganda política e ideológica conectaron con la población de una forma que nunca había logrado el cartelismo comercial. Primero el bando republicano -mucho más activo en tareas propagandísticas al inicio de la contienda- y luego el insurgente -que potenció esas labores gracias al empuje de entidades como Falange y al desarrollo de la Delegación Nacional de Prensa y Propaganda- se afanaron en mantener una producción continua de carteles con los que difundir imágenes icónicas de la contienda, pero también la transmisión de consignas y directrices para la población civil, además de esbozar un modelo de comportamiento afín a los principios de las ideologías en liza.

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