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Salud

Midiendo la salud

El "índice Bloomberg" sitúa a España en lo más alto por la calidad de la atención primaria, la expectativa de vida y los efectos de la dieta mediterránea

Midiendo la salud

España, dice en "The Guardian" Gilles Tremlet, es el país más desigual y corrupto de Europa. Qué contraste con la noticia de que España es el país más saludable del mundo, desbancando a Italia del primer puesto. Me recordó lo que dijo el presidente Zapatero en 2011, cuando todo parecía de color de rosa: hemos superado en renta per cápita a Italia, pero les advierto de que nuestro objetivo es superar a Francia.

Cómo se puede conciliar ser un país con grandes desigualdades y a la vez tener el mejor índice de salud. Pues todo depende de cómo se mida uno y otro y si en el primero entran variables que influyen en el segundo.

He intentado saber cómo construye "Bloomberg" su índice de salud. No es una fuente acreditada ni sus métodos se someten al escrutinio científico. Emplea un conjunto de variables como son esperanza de vida al nacer y a varias edades, riesgos de muerte por varias enfermedades, tabaquismo, ejercicio, obesidad, colesterol, hipertensión, alcohol, malnutrición infantil, salud mental, inmunizaciones, acceso a aguas saneadas, sistema de salud y otras que no especifican. La fuente, señalan, es el Banco Mundial y la OMS. Cómo lo cocinan no nos lo dicen. España se sitúa en lo más alto, según nos dice "Bloomberg", por tres razones: por nuestra excelente expectativa de vida, por la dieta, mediterránea según afirman, y por la calidad de la atención primaria. No hay información en la OMS ni en el Banco Mundial sobre la dieta ni evalúan rutinariamente los sistema sanitarios, menos la atención primaria. Curiosamente, para llegar a la conclusión de que tenemos una dieta excelente citan un artículo reciente en el que comunican el resultado de un ensayo clínico realizado en varios lugares de España. En él se recomienda a un grupo dieta pobre en grasa y a otro mediterránea. Ésta consistía en 4 cucharadas de aceite de oliva virgen o tres porciones de frutos secos diarias, 3 de frutas diarias y dos de vegetales, tres veces a la semana de pescado, legumbres y sofrito, y si carne, que sea blanca. Se pedía que fueran lo más parcos posible en mantequilla, nata, margarina, embutido, paté, pato, refrescos, pastelería, postres industriales, patatas fritas y cualquier comida industrial. Pero podían comer tanto como quisieran huevos, queso bajo en grasa, el graso sólo una vez semana y chocolate negro. El resultado es que los que asignados a la dieta mediterránea, fuera la que llevaba aceite de oliva virgen o frutos secos, tenían un 30% menos riesgo de sufrir bien sea un infarto, un ictus o una muerte por enfermedad cardiovascular. Y en concreto tenían casi un 40% menos riesgo de sufrir un ictus; también de un infarto, pero las diferencias no fueron significativas. El estudio es magnífico, pero no es una fuente para decir que en España se sigue esa dieta. Es más, ni siquiera en el ensayo clínico, gente voluntaria y aleccionada, la seguían fielmente. Valga esta consideración para mostrar la calidad del "índice Bloomberg".

Y qué decir de la desigualdad, cómo se mide. Hay el acuerdo de hacerlo con un índice llamado de Gini que lo diseñó en 1912 el economista italiano de ese nombre. Mide la distribución del ingreso mientras la renta per cápita mide la media de ingresos, pero no detecta que uno puede tener 99 y otro 1 y la media es 50. Pues el "índice Gini" de España es 35,9 y el de la Unión Europea es 30,8. Estamos sólo por debajo de Lituania (37,9) y Grecia (36,7). No tiene razón Tremlet, pero casi. En cuanto a la corrupción, según Transparencia Internacional, nos situamos en el número 41 de 180 países, con 58 puntos; el máximo lo alcanza Dinamarca con 88 puntos. Italia y Grecia, por ejemplo, son más corruptos que nosotros.

La semana pasada esta página escribía sobre cómo medir la salud. No me podía imaginar que esta semana aparecería este "índice Bloomberg" tan favorable. Me alegro del resultado, aunque no me lo crea del todo. Si la salud es el completo bienestar físico, mental y social, es difícil de aceptar que tenemos la mejor salud del planeta, o de Europa, y a la vez esta desigualdad y esta corrupción. No hay duda de que tenemos una expectativa de vida excelente, la mejor del mundo. Se puede refinar más el índice. Ajustada por limitaciones, estamos un poco peor que Suiza (82,83 frente a 83,36), pero por calidad de vida somos nuevamente los que mejor salud tenemos de Europa, pero nos supera Japón en un año: ellos esperan vivir 73,07 años en perfecto estado de salud física, y nosotros, 72,08.

Decía Disraeli, la frase la hizo famosa Mark Twain, que hay tres tipos de mentiras: grandes mentiras, mentiras y estadísticas. Porque nada es tan manipulable como las estadísticas, sobre todo si son índices. Incluso la expectativa de vida es un índice, más aún cuando se ajusta por calidad de vida. Y qué decir de un índice complejo como es la salud.

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