La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Salud

Ayudas inteligentes

Los enfermeros virtuales "Ángel" y "Molly" y los resultados del "Da Vinci", un robot para operaciones quirúgicas

Ayudas inteligentes

Hay muchas personas mayores que viven solas porque quieren vivir en su casa o no pueden pagar una residencia de ancianos. Tampoco quieren o pueden pagar un acompañante. Puede haber una alternativa que es el acompañante virtual.

La inteligencia artificial está intentando entrar en el campo de la medicina. De momento sus ofertas son muy limitadas. Compite con los profesionales en el diagnóstico por imágenes, bien sea un fondo de ojo, una radiografía o una preparación de anatomía patológica. En todos ellos, los sistemas competentes tienen una capacidad discriminatoria tan buena o mejor que los mejores profesionales. De momento no se ha introducido en la práctica, que yo sepa, pero pronto veremos sistemas que lean imágenes y las clasifiquen de manera que el profesional solo tenga que confirmar el diagnóstico. Ya se hace desde hace muchos años con el trazado electrocardiográfico. Otra cosa es el diagnóstico clínico. Ahí el aprendizaje profundo está dando pasos de gigante. En un estudio reciente se utilizó como base de aprendizaje la historia clínica de 600.000 niños. Un grupo de médicos entrenados añadieron a las historias clínicas, al texto, etiquetas que identificaba información relacionada con enfermedades. El sistema analizó los datos etiquetados y su relación con el diagnóstico. En una segunda fase, cebaron las redes neuronales con nueva información, incluida los síntomas de los pacientes. Pronto fue capaz de realizar conexiones propias y alcanzar diagnósticos. Cómo lo hace, no se sabe. El caso es que acierta más que los clínicos.

Pero, ¿estaría dispuesto un enfermo a conversar con un ordenador y que sea él el que decida qué diagnóstico es posible que tenga y qué pruebas precisa? La respuesta, según las encuestas, es no. Sin embargo, sí hay una disposición mayor a aceptar la atención de enfermería proporcionada por un robot. Se acepta porque se les ofrece asistencia las 24 horas del día durante los 365 días. Hay varios modelos en el mercado. En el sistema nacional de salud inglés se está usando una aplicación para el móvil, su nombre es "Molly", y parece que está dando resultados. Otra que está en el mercado es "Angel". Estas enfermeras virtuales escuchan y contestan a las preguntas sobre salud, naturalmente en cualquier momento, y si no la puede resolver, dirige al lugar adecuado. Además, es lo más importante, aprenden de manera que se pueden adelantar a las necesidades. Y claro, monitorizan la salud, recuerdan la toma de medicación, las citas, etc.

La empresa Accenture ha hecho un estudio de cuánto puede contribuir la inteligencia artificial a reducir los costes en salud. En concreto, las asistentes de enfermería virtuales pueden ahorrar un 20% del tiempo de estos profesionales. Además, si las cosas resultan como se prevé, se reducirán las complicaciones, los ingresos y quizá las muertes.

La inteligencia artificial también puede ser útil para clasificar las llamadas al 112. Hay una buena experiencia danesa que comparó la capacidad de clasificar las llamadas a emergencias entre un programa de aprendizaje profundo y el teleoperador. El programa examina, lo que dice una persona, el tono de la voz y el ruido de fondo. Clasifica las paradas cardiacas con un 93% de éxito frente al 73% de los teleoperadores.

Pero quizá la tecnología que más atrae en inteligencia artificial sea la robótica. Accenture la clasifica como las más beneficiosa. Y es el robot "Da Vinci" el más preciado. Este aparato no es realmente una aplicación de inteligencia artificial y no sé por qué se incluye en este capítulo. El "Da Vinci" consiste en unos brazos que el operador mueve desde una consola con sus mandos mientras observa el campo quirúrgico, con alta definición y posibilidad de magnificar, en la pantalla. Los brazos se mueven con la precisión que el operador consiga y pueden hacer casi todo lo que hacen las manos. He conocido varios expertos en "Da Vinci", todos entusiastas y todos me dicen que se precisa un largo aprendizaje de hasta 3 años para operar sin supervisión. Donde más se emplea es en cáncer de próstata pero cada vez se expanden más sus aplicaciones.

¿Qué ventajas tiene el "Da Vinci" sobre la cirugía convencional? La más importante es que es mínimamente invasiva y por tanto el daño que se infringe es menor, la recuperación más rápida y quizá menos secuelas. La pregunta es si además contribuye a la curación de una forma más eficaz. Y para responder a eso no tenemos suficiente información, al menos para la próstata. La impresión general es que no es mejor que la cirugía convencional o laparoscópica si el cirujano es experto. Donde más dudas suscita es en ginecología, un área en la que cada vez se emplea más. Dos estudios recientes demuestran que los resultados en cáncer de útero y de cuello de útero son peores que la cirugía convencional o laparoscópica. Por esta razón la agencia que autoriza la comercialización de medicamentos y aparatos en EE UU ha prohibido su uso para este fin. La misma agencia que nunca autorizó su uso para cualquier cáncer.

Compartir el artículo

stats