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Estrategias de seducción

Cantar, lucir brillantes colores, ejecutar coreografías u ofrecer casa y comida son las armas de la fauna asturiana para encontrar pareja, y esta es la época

Estrategias de seducción

Encontrar pareja es una necesidad universal de la fauna (salvo para las especies que tienen reproducción asexual, por partenogénesis, gemación u otras modalidades) y, para conseguirlo, los animales deben desplegar su atractivo, competir. Este juego de la seducción no sigue las mismas reglas que en los seres humanos (¿o sí?), pues la selección de pareja se basa en criterios pragmáticos: se buscan un buen padre o madre, unos genes sanos, el éxito de la empresa (la reproducción). La primavera, que se relaciona tradicionalmente con el florecimiento de la vida, es, en efecto, la estación en la que tiene lugar, en nuestras latitudes, el cortejo de la mayor parte de los animales. Basta con escuchar atentamente los sonidos de la naturaleza para constatarlo, pues los cantos de pájaros, anfibios e insectos que suenan en esta época poseen, mayoritariamente, esa finalidad.

La voz es una de las armas o instrumentos de seducción más utilizados. Pero no el único. También son importantes los recursos visuales: colores, adornos, posturas, gestos... que definen lenguajes cifrados para cada especie, cuyos diferentes individuos los reconocen e identifican, aunque hay variaciones locales que actúan como barreras para mantener linajes genéticos (subespecies), si bien se producen transgresiones, hibridaciones (y no sólo entre razas, igualmente entre especies): a veces, "capuletos" y "montescos" se unen y prosperan.

La voz, los colores, las exhibiciones, demuestran la salud física, genética, la buena condición del candidato a pareja para afrontar y llevar a término el proceso reproductor. Tampoco son las únicas formas de hacerlo. Ofrecer casa y comida también funcionan.

Los machos son los protagonistas del cortejo, con contadas excepciones; son ellos los que se exhiben, los que ofrecen, los que demuestran sus capacidades. Pero ellas deciden, ellas eligen. Cuando el cortejo es colectivo, o cuando la unidad reproductora no es la pareja, las cosas cambian, se complican, aumentan la rivalidad y la agresividad. En el amor y en la guerra todo vale, dice la sentencia popular. Lo que cuenta, lo que mueve a cada individuo, sea cual sea su naturaleza, es transmitir sus genes, dejar descendencia, perpetuarse. La reproducción es el objetivo.

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