La otra tórtola presente en territorio europeo, la turca, muestra una evolución completamente opuesta a la europea. Es una triunfadora. A lo largo del siglo XX y, sobre todo, entre las décadas de 1940 y 1970 colonizó toda Europa desde Asia Menor, y continúa en expansión. Tal vez el detonante de su conquista fue el cambio climático que afectó a Europa en las primeras décadas del siglo pasado (caracterizado por un incremento de la pluviosidad y una suavización de los inviernos), que habría favorecido su avance hacia el Norte. Una de las claves de su éxito se corresponde con una de las razones del fracaso de la tórtola europea: la intensificación agrícola. También se ha visto favorecida por el cese de la persecución humana, que la tórtola europea continúa soportando. Además, se adapta a los ambientes urbanizados, a los pueblos y, cada vez más, a las ciudades, que la tórtola europea, generalmente, rehúye. Al estar en el otro plato de la balanza, y con el fiel a favor, se ha relacionado su expansión con el declive de la tórtola europea, pero no ha tenido nada que ver en ello. No es una invasora, tan sólo ha tenido éxito.
