Tino Pertierra

El silencio de los inocentes

Eficaz y correoso thriller danés sobre crímenes sin resolver y amores malditos

En el llameante y desesperado desenlace (inesperado a pesar de su abrumadora lógica irracional) está la clave más amarga de esta correosa intriga que sigue los gélidos planos de la saga Millenium (y que también pertenece a una trilogía cinematográfica) pero con más personalidad y más claridad narrativa. Y esa clave no es otra que el amor como camino a la destrucción, el amor como esclavitud que obliga a algunas personas a dejar a un lado su libertad y a amordazar su conciencia. El amor como préambulo del horror.

Pero esto es un "thriller" así que hay otros elementos que deben arropar esa historia de sentimientos borrascosos y enfermizos con besos de humo adictivos, y ahí entran en juego los abusos de poder, la impunidad de quien se siente protegido por su privilegiada situación social, el crimen organizado por aquellos para los que tenerlo todo no es suficiente. En ese mundo de injusticias donde los inocentes tienen casi siempre todas las de perder es imprescindible, para armar el conflicto, la irrupción de un personaje castigado por la vida y que aún conserva suficientes dosis de dignidad y valor como para no rendirse. Un policía de pasado atormentado que busca redención y que encuentra en otro ser también acorralado por la culpa y el dolor una especie de alter ego con el que identificarse. De ahí que su cruzada para salvar a alguien sea, en el fondo, un via crucis necesario para salvarse a sí mismo, aunque eso le lleve enfrentarse a todo el mundo y le obligue a chapotear en los lodazales de la alta sociedad, donde los crímenes perfectos tienen más posibilidades de serlo.

No es perfecta Profanación (le sobra el exceso de flashbacks para mostrarnos lo que ya sabemos, y que acaban siendo redundates, y hay un poco de seguidismo de las formas hollywoodiense en el clímax de acción) pero el director demuestra no solo habilidad para manejar la tensión sino que se esfuerza en que los personajes se alejen del estereotipo (solo resultan un poco forzados los malos) y desarrolla con intensidad las distintas relaciones, desde la mera camaradería de los policías hasta el vínculo desgarrador entre dos almas malditas, corroídas por la soledad y el espanto.

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