Antonio Rico

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Antonio Rico

Blasfemia y educación

Lo ocurrido alrededor del fotomontaje del Cristo de la Amargura no debería haber llegado a los juzgados, al tratarse únicamente de una grave falta de educación. Falta de educación cometida por la Hermandad de la Amargura contra el joven de Jaén, por supuesto. Es preocupante constatar cómo últimamente proliferan estas faltas de educación en donde individuos invocan una subjetiva sensación de ofensa para atacar personalmente a quienes no se habían dirigido personalmente contra ellos sino contra sus creencias.

Es un problema de mala educación, no judicial. No sería buena idea liarse en una espiral de denuncias, por lo que nos haya podido ofender a las personas sensatas esta nefasta resolución judicial -además, no existe una Ley de Defensa de los Sentimientos Antirreligiosos que ampare a los que no creemos en supercherías-. Es mucho mejor educar que judicializar, y en eso los medios de comunicación pueden resultar de gran ayuda. Y estas acciones educativas han de ofrecer a la ciudadanía burlas de las creencias parapsicológicas y sobrenaturales, para que, por pura habituación, vaya descendiendo el narcisista y maleducado sentimiento de ofensa que algunos creyentes sienten hacia la libertad de expresión cuando la ejerce gente que no piensa como ellos. El problema no está en el ofensor sino en el ofendido; y así, las parodias que realizaron estos días Wyoming en "El intermedio" y el dúo Galán-Adanti en "Al rojo vivo" fueron actos puramente educativos. Los creíamos ya innecesarios, pero la actuación neanderthalensis de la cofradía andaluza demuestra lamentablemente que no es así.

Pocas cosas en esta vida son tan risibles como la religión. Y pocas cosas son tan sanas como reírse de creencias irracionales. Es triste e inesperado, pero los que no entienden que los sujetos del respeto son las personas y no las ideas, los que exigen que el Estado vele por sus quebradizas veleidades emocionales, los que nos quieren volver a llevar al paleolítico, han conseguido paradójicamente que la blasfemia tenga hoy en día un alto valor educativo y social.

www.antoniorico.es

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