Tino Pertierra

Los bloqueos del creador

En 2002, Roman Polanski rodó una película perfecta: El pianista. Si hubiera anunciado su retirada después, en plan Zidane, hubiera puesto un broche de oro a una carrera llena de joyas. No lo hizo y prefirió seguir la cómoda senda del cine alimenticio que alguien con su oficio puede fabricar sin esforzarse mucho pero dando un barniz de elegancia a materiales de derribo ( Frenético, La novena puerta). Tras una aséptica adaptación de Oliver Twist, el creador de Tess rodó un "thriller" tan eficaz como convencional ( El escritor) y una irritante y hierática adaptación de la obra Un dios salvaje. Parecía que con La Venus de las pieles recuperaba parte de la inspiración perdida y volvían a despertarse (re)pulsiones que llevaban demasiado tiempo dormidas, pero cuatro años después deja claro que solo fue un espejismo: Basado en hechos reales está mal escrita ( Olivier Assayas es el mayor culpable, pero Polanski también metió mano en el guión), tiene unas interpretaciones erradas de Emmanuelle Seigner y Eva Green, es profundamente superficial y aburrida. Y la realización engaña con sus apariencias de supuesta elegancia formal. No se sabe muy bien lo que quiere contar. Como "thriller" es un fiasco porque no hay la menor tensión en el relato. De hecho, la película termina y te encoges de hombros. Como indagación en la relación peligrosa y perturbadora entre dos mujeres que se atraen y se repelen no funciona: ni hay miradas erizadas ni pieles que se atraen ni suficientes sombras en las zonas erróneas de ambas. No hay química, no hay lodo suficiente. Los esbozos de atracción fatal son burdos y las reflexiones sobre los vínculos tóxicos entre creadores y seguidores son de una simpleza apabullante, al igual que los apuntes sobre los bloqueos del escritor en su laberinto creativo. Ni siquiera cuando la película se convierte en una especie de "Misery" a la francesa se eleva el interés de la función, que solo tiene a su favor un arranque inquietante con una agobiante firma de libros, el encontronazo con una mujer decepcionada o un fangoso derrumbe que anuncia vorágines que se quedan por el camino.

Compartir el artículo

stats