Pasillos de amor

La promoción asegura que es la primera comedia romántica con un protagonista gay que produce un gran estudio. Una presunta originalidad que, por desgracia, no se corresponde con unos resultados que merezcan se recordados. Es, ciertamente, una cinta agradable de ver, bien interpretada en líneas generales y con una mezcla de humor y drama ligera, nada provocativa y que intenta mandar un mensaje de tolerancia sin pisar demasiados callos. Secretos inconfesables, amistades que se tambalean, padres que se llevan la sorpresa de su vida? Nada nuevo bajo el sol, pero Con amor, Simon introduce una variante de pseudo thriller con un chantaje, una revelación, una venganza. Lo más interesante llega cuando, caídas las máscaras, los personajes se ven cara a cara con una verdad que, en ocasiones, puede estar ensombrecida por mentiras nacidas del miedo a la incomprensión y la desconfianza. Con materiales típicos de cualquier comedia romántica de instituto y una factura que por momentos recuerda la de cualquier telefilme o serie de segunda fila, la película de Berlanti no arriesga nada y despliega sus trucos con mesura convencional y por momentos edulcorada en exceso.

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