¿De qué me suena esta peli?

Si echan un vistazo a las imágenes que acompañan esta crítica tendrán un resumen instantáneo de la génesis de El rascacielos. Sí: el parecido entre los carteles originales de La jungla de cristal y el nuevo vehículo son más que razonables. Diríamos incluso que son contundentes. No es difícil imaginar la escena en un despacho de Hollywood: alguien tiene la idea "genial" de combinar la trama de acción desbocada con malvados diabólicos de aquella formidable película de John McTiernan con el núcleo argumental de El coloso en llamas, entrañable ejemplo del cine de catástrofes que arrasó en las pantallas en los años 70 con desfile de viejas estrellas en cada planta. Y en ese mismo despacho alguien matiza: pero Willis ya está cuesta abajo y sin frenos y no hay tantas estrellas ahora como para llenar un rascacielos. Y una tercera voz da en el calvo: Dwayne "The Rock" Johnson es un tipo que se maneja como nadie en el cine de acción con vocación familiar, es un tipo que cae bien a casi todo el mundo y aunque nunca ganará el "Oscar" maneja con inteligencia sus cuatro expresiones básicas. ¡Y qué bien se le daba saltar en la catastrófica San Andrés entre edificios que se derrumban!

Resultado: una película reacondicionada que no engaña a nadie ni se preocupa por disimular sus trucos facilones, con villanos que parecen llevar tatuado en la frente "soy muy malote, cuidadín conmigo", un chorro de efectos digitales, sobre todo en su estruendoso desenlace, y mucha acción atolondrada.

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