Un nuevo negacionismo recorre Asturias

Las contradicciones en las medidas contra el cambio climático que se están tomando en la región

La Cumbre del Clima (COP25) se está celebrando en Madrid, en una situación de alerta climática y mientras toda la comunidad científica mundial que investiga el tema nos previene sobre las consecuencias catastróficas e irreversibles si de inmediato no se ponen en marcha las medidas adecuadas para frenar el cambio climático. En este contexto, ¿qué hacer en lo local y cercano además de declaraciones y conjuros que solamente sirven de propaganda para quien las realiza?

En Asturias hay dos sectores sobre los que se podría actuar para avanzar rápidamente en esa lucha. Uno es la producción de energía eléctrica, y el otro la modificación de los modos de transporte. En el primero de ellos, a pesar de la testarudez de todo un coro de voces alertando sobre la catástrofe que supondría para nuestra región llevar adelante la denominada por ellos, "descarbonización exprés", está siendo posible porque a las empresas termoeléctricas les resulta más rentable cerrar que hacer las inversiones necesarias para cumplir las exigencias de la Unión Europea en materia de calidad de aire. En Asturias es el único sector que ha rebajado sus emisiones de gases de efecto invernadero.

En cuanto a la movilidad ocurre todo lo contrario, no se toman medidas adecuadas ni a nivel autonómico ni municipal, sino más bien todo lo contrario. El gobierno del Principado, por boca del Vicepresidente, Juan Cofiño, ha defendido, con vehemencia y cierta dosis de arrogancia, la continuidad de la autovía de la Espina hasta Canero y la construcción de la Ronda Norte de Oviedo. Esta última la justifica en base a una supuesta necesidad imperiosa para Oviedo y para la estructura viaria del Principado, obviando la Ley de Transportes y Movilidad Sostenible y el Plan para la Movilidad Multimodal en el Área Metropolitana del Principado de Asturias, 2018-2030 (PMMAMA), que el anterior gobierno (también del PSOE) llevó a información pública.

En este plan se propone una reducción del tráfico motorizado del 43% para el año 2030, posiblemente antes de que la citada ronda de Oviedo pueda estar operativa; si ahora es innecesaria en ese momento lo sería aún más.

Con similares argumentos la defiende el alcalde de Oviedo a pesar de que los problemas de movilidad de los barrios norte y noroeste de la ciudad tengan solución de otra manera mucho más barata y rápida y a pesar de que supondría un incremento del ruido y de la contaminación del aire en esas zonas. El regidor ovetense, al mismo tiempo que defiende una infraestructura innecesaria como la Ronda Norte, desprecia el necesario Bulevar de Santuyano, haciendo una escandalosa burla a la participación ciudadana que fue quien lo ideó. Un proyecto que además de darle cara a una ciudad que actualmente no la tiene, contribuiría a disminuir los gases de efecto invernadero, mejoraría la calidad del aire y disminuiría el ruido en la zona, contribuyendo, también, a rebajar la actual amenaza para la iglesia prerrománica.

Los gobiernos de Asturias y de Oviedo, una de las ciudades más contaminadas del país, deberían preocuparse más por la salud y el bienestar de la ciudadanía pero, aunque públicamente no se reconozcan como negacionistas del cambio climático y manifiesten un supuesto interés en la defensa del medio ambiente, sus propuestas políticas les delatan, son "yonkis" del CO2 y de la contaminación y no conciben una sociedad sin esos "venenos".

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