Saúl Fernández

Crítica / Teatro

Saúl Fernández

Norah y todas las demás

Las asturianas de "4.000 Bengalas Amarillas" estrenan "Siemprevivas"

En "Siemprevivas" lo importante es el mensaje. Sobre todo. "Siemprevivas" es un ejemplo de teatro de circunstancias, las suyas, la violencia contra las mujeres, el terror a perder la vida y el futuro y la felicidad. Todo. Esto fundamenta toda la tragedia -una suma de cuadros que son monólogos, números de danza, canciones y broncas, muchas broncas-. María Nieto es la autora de esta colección de gritos y es también una de las cuatro actrices sobre la escena. Las cuatro son espléndidas.

Antes de anoche el club del Niemeyer acogió el estreno nacional del montaje. A partir del miércoles, será el teatro Pavón Kamikaze, en Madrid, uno de los templos de la escena alternativa, el que acoja las funciones. Hasta finales de mes.

María Nieto y Carlota Somiedo son las dos caras de la compañía "4.000 Bengalas Amarillas". Las dos se formaron en las aulas dela Escuela Superior de Arte Dramático de Gijón y, después, dejaron el Principado porque a este lado del Pajares hacer teatro es llorar.

"Siemprevivas" sale de un libro homónimo escrito por María Nieto que tiene dos textos: "El holocausto de las flores" y "Nora, sin Helmer". Nieto escribe con un pie pegado en la realidad (Diana Quer, Juana Rivas y Elisabeth, la víctima de su padre, el Monstruo de Amstetten... ) y el otro en el clásico que se rebeló contra la realidad e hizo "lo que le dio la gana", esa Norah de Ibsen que decidió dejar de ser la muñeca de Torvald Helmer. Entre discursos y broncas da tiempo para números de ironía preciosista (una nueva versión del himno nacional) y así uno queda tocado, sobremanera, porque las cuatro actrices perfectas prestan sus voces y sus cuerpos al objetivo final del montaje: la circunstancia, la reclamación de vida y libertad.

Andrés Dwyer es quien dirige el espectáculo. Mete micrófonos, altavoces y agua, mucha agua. Así va hilando los cuadros del montaje. Así, y con el compromiso de su reparto, la forma desperdigada del montaje pasa a segundo plano. Y eso está bien.

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