La mirada femenina

En otro punto del camino

Algunas claves para las relaciones humanas

Es conmovedor, el mundo está lleno de personas que dicen quererte y, en realidad, lo que querrían decir es que les gustaría pero no lo logran.

Querer es aceptar al otro tal y como es. Y siempre ir de frente. Claro que se pueden hacer críticas, pero siempre constructivas.

Uno puede cuestionar el Hacer de una persona, pero si cuestiona el Ser es difícil que esa crítica pueda recibirse de brazos abiertos. Quienes cuestionan tu Ser no pueden ser llamados tus amigos. El amor es aceptación del otro. Aceptar la diferencia. No que esta resulte una constante amenaza. Todo lo demás son sucedáneos; sexo, cariño, apego, dependencia emocional pero no Amor.

Tener claras todas estas ideas sería de utilidad para que las relaciones fluyeran con facilidad. A veces una se puede pasar la vida entera intentando descifrar las intenciones y los sentimientos de los demás, y confundiendo una cosa con la otra.

A menudo te enamoras de aquellas personas que están destinadas a enseñarte algo. Son amores que tal vez no duren toda una vida, pero te ayudarán a crecer como ser humano. Valen la pena, vengan cuando vengan, aunque a veces sean difíciles de encajar.

En cambio, hay otras relaciones que no hacen más que disminuir tu energía.

Cuando te preguntes, ¿por qué este amor me pesa tanto? Tal vez sea porque no es amor. Y lo mejor que puede sucederte es que abras los ojos de una puñetera vez.

Te doy la razón, si hay niños de por medio entonces todo se complica. Porque dejar al otro no es tan fácil. Pero aun así no deberíamos confundirnos, ni confundir a nuestros hijos, el amor es ligero, potencia y ayuda. Lo que está roto, roto está.

Hay muchos tipos de relaciones. Las más comunes suelen ser las mercantilistas. Cuando uno se pregunta, ¿por qué tengo que rendir cuentas constantemente ante esta persona? Probablemente se trate de un amor de esa índole. Doy si tú me das.

A menudo esas relaciones dependen de detalles aleatorios como el parte meteorológico, el fútbol, el dinero o los amigos.

Es fácil que una relación mercantilista se vaya al traste. Pero, si lo analizamos bien, eso no debería ser dramático salvo por el asunto de los niños. En realidad, es un mal ejemplo también para ellos que aprendan que el amor es algo que no es.

Cuando la relación es mercantilista, una vez separados, los padres jugarán con sus hijos como moneda de cambio. Es bastante patético.

Normalmente las relaciones mercantilistas no nos aportan nada a nivel humano. Tal vez sí a nivel material o profesional, pero provocan crecimiento personal cero. Lo ideal es librarse cuanto antes de ese tipo de relaciones.

Duele aceptar que uno no es querido y que debe romper y alejarse. Nos resistimos a la soledad. Pero, en realidad, si lo pensamos bien hay dos tipos de soledades opuestas.

El secreto de la felicidad no radica tanto en el hecho de tener o no pareja como en lograr mantener la energía en equilibrio. Si tienes la energía en equilibrio no hay soledad que duela. Y si sufres de depresión es igual que estés o no acompañado salvo para hacer de enfermera. En realidad, si lo piensas podría llegar a ser bastante peor. Porque no hay mayor impotencia que la de tratar de ayudar a tu pareja y no poder. Observar que, aunque la colmes de besos, sigue mirando al mismo punto fijo. De una depresión se sale con tiempo, tratamiento adecuado voluntad personal. Pero una vez más es un tema intransferible. Otro punto en el camino.

A veces pienso que bastante tenemos con el propio despertar como para andar preocupándonos del de los demás. Eso no significa pasar. Debemos ser solidarios con el prójimo, pero también entender que hay lugares donde jamás podremos inmiscuirnos.

Cuando la vida te distancia de alguien es porque uno está en un lugar distinto del camino, ni mejor ni peor, simplemente distinto.

Cuesta aceptar que coincidir y caminar juntos no siempre es posible. Pero no queda otra.

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