La mirada femenina

Rosalía la lía

En una era en la que parecía que habíamos dejado atrás los excesos del rock y la mayoría de músicos dejaba de comportarse como semidioses y actuaba con mayor coherencia; prestándose a protagonizar documentales sobre el cambio climático como Alejandro Sanz, moderando las emisiones de los directos como los "Coldplay" o amadrinando a niños del tercer mundo como hace Shakira, nace una curiosa estrella que utiliza sin complejos abrigos de piel, viaja en avión privado (pasándose por el forro la contaminación del planeta) y se rodea de raperos y cantantes multimillonarios que parecen vivir por encima del bien y del mal.

Rosalía significa "llena de flores". Y según apunta el significado del nombre, las Rosalías suelen ser mujeres temperamentales.

No hay duda de que Rosalía es una artista imponente. Tiene presencia y voz. No hay más que verla sobre el escenario. Pero dejando de lado su talento, que en ningún momento pongo en cuestión, sí creo que es de justicia que entendamos que el fenómeno de su éxito también se debe a una apuesta de la discográfica Sony Music Internacional, que invirtió cifras estratosféricas para consagrarla como producto. Y no hay duda de que es un buen producto que ha cuajado y sabe moverse como pez en el agua dentro de una industria compleja.

También es cierto que, como suelen hacer las grandes divas, ha sabido rodearse de los mejores. Tanto músicos como productores o colaboradores.

Además, unió fuerzas con Canadá Productions, una de las productoras audiovisuales más valoradas, que le realizó todos los videoclips de su aclamado segundo álbum, "El malquerer".

Vestida con pieles chillonas, en la cabina de un camión o santiguándose para un entierro de luto riguroso, sus vídeos captan a la perfección ese lado español tan almodovariano que cautiva al planeta entero.

Su flamenco trap llegó en el momento adecuado aportando a la música latina ese plus de novedad y frescura que necesitaba.

Debo confesar que desde el principio Rosalía despertó en mí sentimientos contradictorios. He podido comprobar en carne propia que no hay mundo más elitista y jerárquico que el mundo de la música.

Ya no hablemos de la primera división del rap o el hip hop americano, estilos en el que la ostentación y el empoderamiento son claves para el éxito. Cuánto más extravagante seas mejor. Cuanto más la líes, más ventas.

Pero la realidad que viven la mayoría de músicos de nuestro país es bien distinta. Para que nos hagamos una remota idea, solo en torno a un 20 por ciento de los músicos españoles se permiten el lujo de malvivir de la música. Es lógico que en parte esperemos de aquellos que logran alcanzar la gloria que también sean buena gente.

De entrada cualquier mujer que se encargue mínimamente de su casa y de sus hijos jamás podría llevar la uñas de Rosalía por mucho que le gusten sin sacarle un ojo a alguien.

De hecho, las uñas suelen ser una de esas cosas a las que las madres terminamos renunciando en pos de no arañar a nuestros niños. Con esas uñas de bailarina tailandesa que Rosalía se empeñó en poner de actualidad una solo puede pensar que por muy bueno que sea su producto iba fundamentalmente dirigido a un público adolescente que no diera palo al agua.

Paralelamente y para contrarrestar tanta frivolidad nos vendieron que la obra de Rosalía era una obra maestra porque se basaba en una novela antiquísima titulada "Flamenca", que hablaba de una mujer maltratada.

Hasta los más escépticos estuvimos dispuestos a considerar ese logro. Y nos quitamos el sombrero ante una jovencita que con sus canciones no solo vendiera frivolidad, sino que promoviera algún que otro valor.

Sin embargo, tras recibir un "Grammy" y sus sentidas palabras en catalán con la mano en el corazón, se difundió un vídeo que muestra el "off stage", lo que en definitiva sucede detrás de tanta bambalina. Post gala Grammy y junto a Dua Lipa y el rapero Lil Nas X, de madrugada y en un club privado de strippers las imágenes del vídeo hablan por sí solas.

Eso de lanzar billetes como si el dinero te sobrara sobre traseros que perrean con la cabeza gacha debe ser lo normal del mundo al otro lado del Atlántico, pero aquí somos algo más estoicos. Además, a los que defendemos el mundo canino eso del "perreo" nos parece un tanto desagradable. Nunca he visto a un perro comportarse de una manera tan vulgar. Como siempre, los humanos superamos todas las expectativas.

Es cierto que ambas cantantes han recibido críticas por esas imágenes y que sus fans han salido a defenderlas diciendo que todo el mundo es libre de hacer lo que quiera. Y así es, somos libres de hacer y de pensar lo que queramos.

Por ello, bajo mi punto de vista, la Rosalía defensora de la mujer ha perdido cierta credibilidad. Pero seguro que en breve nos venderán cualquier otra virtud para potenciar su imagen.

En cualquier caso, no es ninguna tragedia. Y menos en un mundo como el que vivimos, donde asistimos a diario a cosas mucho más importantes.

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