Tartazos

Las comedias románticas ambientadas en el mundillo de las bodas son ya un subgénero. Hollywood las cultiva como champiñones y en la mayor parte de los casos son una invitación a huir. El cine español, en su intento de copia y pega, también incorpora a su catálogo títulos nupciales entre los que "Hasta que la boda nos separe" destaca no por su originalidad, nula, sino por el oficio un tanto desvaído de Dani de la Orden y la solvencia de un reparto curtido que interpreta sus papeles con el piloto automático (im)puesto. Ahora que nos ha dado por hacer remakes de películas de otros países (aquí el origen es galo), lo único que se pide es que haya al menos media docena de chistes que hagan sonreir sin provocar verguenza ajena. Los hay, aunque también se fabrican otros infumables. Impersonal visualmente y previsible hasta decir basta, el bodorrio no da mucho de sí.

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