Contra todos

Basada en terribles hechos reales y conectada de forma simbólica con "Matar un ruiseñor" cambiando el color de la piel de quien pelea por hacer justicia frente al entorno hostil y un sistema tóxico, la película de Destin Cretton se construye sobre un guión sobrio y eficaz aunque de irregulares resultados en el dibujo del personaje central y un tanto superficial a la hora de retratar a los malos del asunto. No demuestra el director mucha inventiva y algunos momentos piden a gritos más garra, pero el conjunto aguanta sin romperse los tirones argumentales que ya nos sabemos de memoria en este subgénero de abogados heroicos que defienden a los débiles frente a la apisonadora del poder que asfalta la injusticia con sentencias brutales.

Con una poderosa interpretración de Jamie Foxx como el falso culpable y una menos completa de Michael B. Jordan, al que se le nota algo verde cuando se le exige mucho, Cuestión de justicia va elevando el nivel en su tramo final, cuando hay que sacar la artillería pesada en forma de atroces decisiones judiciales, tensiones raciales a flor de piel y lucha contra todos los elementos para conseguir salvar la vida de un hombre acusado sin pruebas y condenado por el testimonio falso de otro preso. El material es lo suficientemente poderoso por su origen real como para lograr conmover sin excesos en un clímax donde hay cambios de actuación inesperados y discursos aleccionadores.

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