Disparos y disparates

Parte El ritmo de la venganza de una idea argumental tal disparatada que seguramente hubiera dado más juego como comedia destrozona sobre furias vengativas en un mundo descontrolado y aterrador (una especie de broma macabra al calor de Nikitas, Atómicas y similares, con la sombra macho alfa Bond al fondo). Por desgracia, no es así. El escritor Mark Burnell adapta su propia novela con circunspecta solemnidad, sin darse cuenta de que cuenta disparates con disparos que no se cree nadie. Y eso que Blake Lively se gana el sueldo frunciendo mucho el ceño y Jude Law está más contenido que otras veces y da a su personaje cierta chispa. Morano es una realizadora experimentada que no quiere riesgos y su estilo se adapta a las circunstancias copiando fórmulas que nos sabemos de memoria, tanto en la plasmación de las escenas de acción como en el viaje a los infiernos de la protagonista, convenientemente despojada de auras estelares y cuya torpeza como heroína hubiera dado pie a una parodia estimable, sobre todo en un tramo final descabellado.

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