Vida nueva

Eduardo García

Días sin fútbol

No me puedo quejar. Sin coronavirus (o eso creo) y sin fútbol. La ausencia de ambas calamidades me crea paz y bienestar, a pesar de la que está cayendo y de esa angustia sobrevenida al ser testigo de tanta gente que lo pasa mal.

Pero la ausencia del fútbol, amigo... eso es impagable. El fútbol es otro virus que te puede conducir al desastre, esto es, a perder una tarde de sábado viendo el Alcorcón-Ponferradina. Mientras dure el estado de alarma, esas tardes sabatinas me las paso frente a los fogones. Experiencias de postín, arriesgadas; de las que comienzan a ser digeribles al cuarto intento. Muchísimo más nutritivo que el bar (hostelero) y el que el Var (futbolístico).

Escuché una vez a un diplomático que el secreto de cualquier escrito relativo a su profesión es iniciar una frase con un "si bien es cierto" y comenzar la frase siguiente con un "no obstante". Si tuviera que escribir una carta a este sinvergüenza del COVID-19, y tras un "si bien es cierto" que lo iba a dejar guapo una temporada, no me quedaría otro remedio que proseguir con un "no obstante": gracias, bicho apestoso, por librarme del fútbol por unas semanas.

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