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La importancia del sector agroalimentario durante y después de la crisis

Coincidiendo con esta festividad de San Isidro, quiero hacer llegar este año un reconocimiento especial a los hombres y mujeres del medio rural asturiano. Su respuesta ante la crisis del covid-19, una situación sin precedentes, está siendo ejemplar. Nuestro sector no ha parado; al contrario: se encuentra plenamente activo con incrementos consolidados de ventas. Y la función que asumimos desde nuestra Consejería continúa siendo facilitar las mejores condiciones posibles para el desarrollo de la actividad económica y el trabajo de nuestros agricultores, ganaderos y marineros. Ellos son los protagonistas. De su trabajo depende el mantenimiento de la cadena alimentaria, uno de los factores críticos en estos momentos. Y está funcionando con tanta normalidad que a veces olvidamos las dificultades y el esfuerzo que hay detrás. Apoyar a nuestro sector agroalimentario es la mejor forma de garantizar el objetivo colectivo de asegurar la cadena alimentaria. Todos debemos agradecer a agricultores, ganaderos y pescadores su esfuerzo, y la mejor forma de hacerlo es comprándoles sus productos, nuestros "Alimentos del Paraíso".

Gracias a todos esos profesionales, en las estanterías de nuestras tiendas y supermercados nunca han faltado alimentos de calidad y cercanía. Esa normalidad nos habla no solo del compromiso de unas personas, sino de la fortaleza de un sector económico. Con una clara tendencia de crecimiento, supone ya el 20% del producto interior bruto (PIB) de Asturias, ocupa el segundo lugar en producción industrial y es esencial en la creación de empleo y fijación de población en el medio rural. Por músculo empresarial, por calidad y diversidad de nuestros productos, por los usos tradicionales y sostenibles de nuestros agricultores, ganaderos y marineros, Asturias es un referente agroalimentario y una marca de calidad en sí misma. Nuestro sector primario y agroalimentario, nuestro medio rural, está siendo esencial en esta crisis, y será un sector fundamental en la recuperación e impulso económico y social de Asturias.

Una de las claves de las nuevas tendencias de consumo es la calidad y sus valores asociados. La atención y dedicación, la cercanía, el respeto por la tierra y las personas, la confianza, la seguridad o la pasión tienen un valor económico que hacen de cada producto algo auténtico y exclusivo. Es difícil hacer predicciones en el contexto actual, pero parece seguro que les irá bien a las marcas que sean capaces de generar confianza y seguridad en los consumidores. Y ahí contamos con una ventaja decisiva: la calidad de nuestros alimentos se asocia a procesos de producción singulares, a un modelo de explotación familiar y sostenible, y a un lugar de producción único: Asturias. Estos valores de calidad y sostenibilidad son nuestra mejor herramienta de competitividad, y nuestra Política Agraria Común debe garantizar rentabilidad en origen para nuestro modelo de explotación familiar agraria a través de ayudas directas ambiciosas.

Esta nueva situación también debe servir para reforzar el diálogo entre el mundo rural y el urbano. Desde las ciudades se vuelve la vista al medio rural y se reconocen nuevas ventajas en semejante recurso de sostenibilidad: productos frescos y de calidad al alcance de la mano incluso en los entornos globales más complicados. Debemos reivindicar nuestra soberanía alimentaria, nuestra necesidad estratégica de producir alimentos de calidad, sanos y sostenibles. Estamos obligados a darle más valor a esa relación de proximidad y casi vecindad entre productores y consumidores, reforzar unos vínculos que van más allá de lo social y económico, que apelan directamente a nuestra identidad.

Querer a Asturias es consumir los productos de nuestra tierra, nuestros "Alimentos del Paraíso", nuestras denominaciones de origen e indicaciones geográficas protegidas, y este es el mejor momento para demostrarlo.

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