Cada crisis alienta sus propios "sarkozys", voces que, cuando la economía de mercado muestra su peor cara, predican el fin del capitalismo o preconizan su refundación, como hizo el expresidente de la República Francesa en 2008. Los economistas José Manuel Campa y Mauro Guillén, ambos nacidos en 1964 -el primero en Oviedo y el segundo en León- y ambos formados entre Asturias y EE UU, no tienen esa propensión a la grandilocuencia. Tampoco arriesgan predicciones que ahora sólo pueden estar sujetas por unos pocos hilos en un contexto tan incierto como extraordinaria es la naturaleza de esta crisis global. Pero Campa y Guillén vislumbran algunas corrientes y certezas de fondo, tendencias que ya estaban ahí y que las consecuencias económicas del covid-19 han avivado y también riesgos de que el mundo se deje llevar por tentaciones que agraven los problemas en lugar de favorecer la salida de ellos.
El coronavirus y la terapia para frenarlo están acelerando la transformación digital y el teletrabajo, tendencia con un lado oscuro que puede agudizar desigualdades por la brecha tecnológica entre territorios, entre tipos de empleos y a la postre entre personas. El impacto de la crisis sanitaria ha dejado al aire también la vulnerabilidad de las cadenas de suministro de la fábrica global en que se ha convertido el mundo. Se percibe una tendencia de desglobalización que puede estar justificada si se consideran las dificultades de acceso a material sanitario esencial que han condicionado la respuesta de muchos países a la pandemia. El lado oscuro sería en este caso, previnieron Guillén y Campa, que el covid-19 amplifique las tentaciones proteccionistas, exacerbadas ya antes de esta crisis por el populismo económico de Donald Trump, aprendiz de Hervert Hoover (el presidente que llevó a EE UU a la Gran Depresión). El populismo, otra tentación a evitar, dijo Mauro Guillén. Populista es, sugirió el economista leonés, hablar de poner una renta básica universal (proyecto que en su día preconizó Podemos).
¿Antes la salud o la economía? No hay dilema, vino a decir Campa cuando remarcó que "lo primero" es frenar el coronavirus.
