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Verdad y libertad

Un repaso a la vida del profesor, desde su ingreso en el Seminario hasta su etapa en el ámbito de la comunicación

El 2 de octubre de 1957 ciento diecisiete niños, provenientes de toda Asturias, ingresaban en el Seminario Menor de Covadonga. Doce años después, el 12 de julio de 1969 once de aquellos adolescentes eran ordenados sacerdotes por el obispo de Astorga don Antonio Briva Miravent. José Ramón Pérez Ornia y quien esto subscribe formaban parte de estas dos listas. Concluía así una formación de la que ambos nos hemos sentido siempre muy orgullosos. Ornia, nacido en Pola de Siero, aunque vinculado en su adolescencia a Tuilla, pertenecía a una familia humilde; su padre, José, era minero, y su madre, Covadonga, trabajaba en una fábrica de madreñas. De este matrimonio nacieron cuatro hijos, tres de los cuales pasaron por el Seminario. El estudiar en seminarios fue un fenómeno muy frecuente en aquellos años 40 y 50 del pasado siglo. Miles de jóvenes iniciaron su acceso a la cultura en estas instituciones, de manera muy especial aquellos que procedíamos de familias humildes. El paso por el Seminario y el ambiente minero de su adolescencia marcarán el devenir de José Ramón: su especial sensibilidad por los más humildes. De hecho se preparó durante algunos años para ejercer como misionero en Hispanoamérica. Malogrado este propósito, pidió a nuestro arzobispo, don Gabino Díaz Merchán, que le enviase a la Asturias profunda. Allí ejerció durante cuatro años en varias parroquias de Cangas del Narcea, donde hoy los más viejos le recuerdan por su gran bondad. Pero José Ramón llevaba en su interior una muy clara vocación universitaria. Se desplaza a Madrid como sacerdote y se pone a las órdenes del obispo don Alberto Iniesta, considerado muy progresista, quien le destina a uno de los barrios más pobres de Madrid, Palomeras Bajas, cuyos habitantes eran inmigrantes que vivían en chabolas. Comparte sus tareas sacerdotales y, a la vez, como sacerdote obrero, "ayudante de soldadura". Pero a José Ramón, ya desde el Seminario, le gustaba el cine y los medios de comunicación (debe recordarse que nuestro Seminario, por la excepcional formación en humanidades, fue semillero de renombrados periodistas y hombres de letras). Aprovecha esta estancia en Madrid y se matricula en la recién creada Facultad de Ciencias de la Información. Aquí termina, pudiera decirse, la dedicación a la pastoral sacerdotal, que dejará en él una profunda huella: ayudar a los más desfavorecidos. Esto explica su admiración (su ejemplaridad puede ser muy discutible) por el sacerdote García Laviana, "sacerdote guerrillero". De hecho cuando fue director de la TPA promovió primero un amplio reportaje y posteriormente colaboró en una biografía sobre este misionero, vinculado también a la localidad de Tuilla.

Una vez iniciados los estudios universitarios, José Ramón destaca con notoriedad entre todos sus compañeros, llamando la atención del profesorado. Inicia así su carrera universitaria: profesor ayudante de cátedra, profesor titular y finalmente catedrático de universidad. Es decir, alcanza brillantemente la más alta categoría universitaria. Paralelamente a la carrera universitaria el profesor Ornia trabaja como periodista en periódicos nacionales ("Diario 16" y "El País". De manera especial fueron referenciales sus colaboraciones en "El País"; en este periódico publicó cientos de artículos y reseñas sobre cine y televisión. Se le conceden varios premios en estas ciencias de la información. Desde su cátedra universitaria creó escuela. Ya jubilados los dos, fui testigo directo de la admiración que los actuales profesores, antiguos alumnos suyos, sentían por el "viejo profesor"

El prestigio de José Ramón tenía que traspasar los muros de la universidad, y los poderes políticos le reclaman como asesor. Consolida Telemadrid y durante doce años su despacho estará en La Moncloa como jefe del gabinete de prensa. Cuando el Principado de Asturias determina tener su propia televisión, el entonces presidente de nuestra comunidad, Vicente Álvarez Areces, encomienda a Pérez Ornia la creación de lo que conocemos como TPA Consolidada nuestra televisión regional, se jubilará en 2011. El curriculum del profesor Pérez Ornia, como universitario y como gestor, es difícil de igualar.

Esta referencia profesional, tan sólo espigada, se complementaba con una personalidad humana muy peculiar. Bondadoso, humilde, cariñoso, y discreto en extremo; nunca escribió sobre sí mismo; nunca escribió un verbo en primera persona, ni concedió entrevista alguna, a pesar de ser un hombre muy reconocido e influyente; trabajador infatigable, incluso durante los largos años que su salud se resquebrajó gravemente; riguroso en todos sus proyectos en busca únicamente de la verdad, lo que permitía disfrutar de total libertad sin someterse a factores externos. Verdad y libertad creo que son los dos sustantivos que vertebran su periplo existencial.

Después de muchos años, ocupado cada uno de nosotros en nuestras respectivas universidades, nos volvimos a juntar con su llegada para la creación de la TPA en el año 2005. Durante casi quince años una pequeña tertulia de amigos, con su mujer Isabel, disfrutamos de su amena y sabia conversación. Le echaremos mucho de menos. El mundo del periodismo pierde a un maestro. Su archivo personal y bibliográfico, legado donado a la universidad Carlos III de Madrid, será consulta obligada para quien desee conocer la historia de TVE. Querido e inolvidable José Ramón, hasta pronto.

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