Haxa salú, Ferreiro

Memoria de un rebelde con causa que revolucionó el Occidente poniendo en valor el pasado

Querido Pepe, ¡ haxa salú!, me ha llegado la noticia de que has decidido abandonar este "valle de lágrimas" y has elegido un momento en que no era necesario que se fuese uno más, porque las vías hacia la otra orilla están bastante saturadas, a la vez que nuestra tierra se queda desolada, a pesar de todos tus esfuerzos; pero parece ser que era tu hora y esa hora no es discutible ni debe de ser discutida; parece que hace tiempo la estabas esperando.

Me vienen a la memoria las declaraciones de Martín Chirino sobre cómo su arte se había iniciado en la forja de la fragua de un amigo en Cuenca, así tú, amigo Pepe, te habías forjado en la fragua de tu padre que luego te serviria para forjar cientos de obras que pasarían a formar parte del más vanguardista de los museos antropológicos de Asturias logrando que Grandas se engrandeciese y poco a poco fuese recuperando las raíces de su historia, que al fin y al cabo es una parte muy importante de Asturias y sin duda alguna, la mas importante del Occidente.

Recuerdo, con nostalgia, nuestras conversaciones en compañía de mi primo Antón, que tanto colaboró contigo para posteriormente ser víctima de la desgracia del maldito fuego del Valledor que acabó con sus valiosos archivos, labor de toda una vida, de esa otra vida paralela a la tuya, volcados por poner en valor nuestra memoria de pasiones y sudores por la supervivencia, cuando la vida transcurría en terrenos limitados recorridos a pie, en caballo o en carro.

Escudriñando en la tierra que tantas veces surcaste con el arado te encontraste con los restos de los cimientos de la comarca en el Chao de San Martín y fueron tantos los éxitos de tu labor que de pronto se centraron en ella los afanes depredadores de algunos seres carentes de imaginación y de ideas, quienes no podían permitir que un hombre, un ferreiro, siguiese siendo el protagonista de una labor llena de carisma y pasión de un hombre que no era anarquista pero si anárquico, por lo que era libre y no se sometía a los mediocres apesebrados. Sin lugar a dudas, Pepe, eras un personaje de carácter difícil e indómito pero hay que reconocer que siempre has sido la pieza mas importante del Museo de Grandas. Por eso, cuando se desató la guerra contra tí, alegando que no te atenías a las "normas", creo que en el fondo era simplemente porque estorbaban, y eso es imperdonable, sobre todo cuando vemos dentro de las "normas" la gran cantidad de malversaciones y corrupciones que hemos sufrido, sin resultado ninguno o con resultados negativos.

Una de mis grandes satisfacciones ha sido la de ver como la Comisión de los Pueblos de Asturias te concedió el "Chosco de Oro" de Navelgas, que se te entregó en una memorable ya alegre jornada festiva; allí hablaste de molinos, de batanes, de mazos y de todo un sin fin de proyectos para tu museo, un museo vivo del que te sentías orgulloso y a la vez nos llenabas de orgullo a los asturianos; recuerdo cuando me enseñabas cómo lucías el "Chosco de oro" en la solapa de tu chaqueta.

Has sido, hasta tu última hora, un rebelde, pero un rebelde siempre con causa. No has apeado tu boina al igual que Rufino Roces o Antón Saavedra. Quizás esto sea motivo de estudio, algo se esconde del recio carácter de los hombres bajo las boinas: tesón, seriedad y honradez.

Querido Pepe, voy a recordar ahora los momentos que, con mi padre, pasamos tomando vino en el "cacho" al igual que hacíamos en "Casa del Chino" de Linares. Espero que en la otra orilla os encontréis de nuevo y sigáis disfrutando del "cacho" y del mosto de la viña del Señor, que no debe de ser de "mala uva". Esa ya la habéis dejado aquí; ahora, a descansar.

Nos veremos en cualquier momento, es nuestro destino, pero ten en cuenta que las miserias se quedan todas aquí.

¡¡¡Haxa salú!!!

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