Inolvidable Morricone

Semblanza de uno de los mejores compositores de la historia del cine

Este pasado lunes ha fallecido a los 91 años en Roma Ennio Morricone, uno de los mejores compositores de la historia del cine. Todos aquellos que amamos el arte cinematográfico, sobre todo, aquellos miembros de mi generación para los que el cine constituyó parte esencial de nuestra socialización y para los que el cine fue una de las pocas ventanas al mundo exterior que la sordidez de la dictadura franquista dejó entreabiertas, Ennio Morricone ha sido un personaje digno de nuestra admiración. Tanto como la que hemos sentido por los actores y los directores de las obras cinematográficas.

Morricone fue capaz de convertir las bandas sonoras de las películas en las que participó, no en un elemento más de esos filmes como podían ser la fotografía, la interpretación de los actores o el guión, sino que su música se convertía en una especie de argamasa que unía todos esos elementos, reforzando unidad del conjunto artístico, remarcando el carácter de los actores o el mensaje y los valores que se defendían en los filmes en que participaba. Quién no recuerda en ese sentido el subrayado musical de los caracteres de los personajes de "El bueno, el feo y el malo", de la película de Sergio Leone. O el que enmarca los valores de la valentía, el sacrificio y la coherencia de los jesuitas que defienden a los indios guaraníes en La misión de Roland Joffé. O la música de la banda sonora de "Novecento", de Bertolucci, que resalta la expresión de la épica obrera que desarrolla la película. Y eso fue tan claro en su caso que, al contrario de lo que era habitual (esto es, que la banda musical se compusiese después de rodada la película) en el caso de Morricone lo hacía antes y el film se adaptaba en cierta medida a ella.

El compositor italiano, profundamente enamorado de Roma, su ciudad natal, consiguió, a pesar de las tentadoras ofertas que se le hicieron para residir en Hollywood y trabajar exclusivamente para la industria cinematográfica norteamericana, realizar toda su obra desde Italia y no colaborar sólo con el cine americano, sino también para el cine europeo, sobre todo, para el italiano. Baste rememorar su participación y colaboraciones en las bandas sonoras de las películas de Giusseppi Tornatore, sobre todo, en su magistral "Cinema Paraíso", o en las de Sergio Leone, el creador del spaghetti western.

Quizás haya sido esa negativa suya a entregarse exclusivamente al imperialismo de Hollywood lo que provocó que la obra de Morricone se aceptase, a pesar del indudable reconocimiento que tuvo en la meca del cine, con ciertos recelos. Lo cierto es que recibió cinco nominaciones para el correspondiente premio Oscar y un premio honorífico en 2006 hasta que ya tardíamente, a los 87 años, se le concedió por la banda sonora de la película de Quentin Tarantino "Los odiosos ocho".

Sin duda, con la muerte de Morricone, que no podrá recoger en Oviedo su recién concedido Premio Princesa de Asturias de las Artes 2020, se nos va un excelente compositor de cine que ha sabido aumentar emoción y belleza de ese arte que constituye una parte esencial de nuestras vidas. Pero, aunque suene a tópico, no desaparece. Porque lo cierto es que de él nos queda la inolvidable música de sus películas.

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